La mediocridad se instala en la economía
EL FMI advierte que el potencial de crecimiento está estancado y de no tomarse medidas los estándares de vida no subirán
Las recuperaciones de la crisis ofrecen la esperanza de que antes o después llegue la mejora de la calidad de vida o, al menos, se vuelva a la que se tenía antes. La última recesión y la actual recuperación están rebajando estas expectativas. Según el informe de perspectivas económicas mundiales del Fondo Monetario Internacional (FMI), la mayor parte del mundo va a hacer frente a un largo periodo de bajas tasas de crecimiento lo que complica mucho una mejora sustancial de la situación.
Hace seis meses, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, advirtió que había riesgos de que las economías se instalaran en lo que llamó “la nueva mediocridad”, es decir, un bajo crecimiento durante mucho tiempo. Ayer, en un discurso, dejó caer que esta mediocridad está reforzándose y que lo que hay que evitar ahora es que “se convierta en la nueva realidad”. Lagarde explicó que aunque la recuperación de la crisis continua y un avance del 3.4% global como el año pasado no es del todo malo, “esto no es suficiente” sobre todo para acabar con altas tasas de desempleo o las heridas que quedan de la crisis.
En EEUU, el país con mayor fortaleza económica, el crecimiento se ha moderado en el último trimestre mientras la capacidad adquisitiva de la mayoría de los trabajadores apenas sigue sin avanzar.
El riesgo es que la mediocridad, o el estancamiento secular que es como lo llaman los economistas, una vez que se instala es difícil de superar. Y según los análisis del FMI es algo que está ocurriendo. Las proyecciones indican que el potencial de crecimiento, es decir la capacidad de avanzar económicamente, se ha reducido tanto en las economías emergentes como en las desarrolladas. En las primeras se espera que este potencial sea del 5.2% desde ahora hasta 2020 frente al 6.5% que ha habido entre 2008 y 2014. El bajo precio de las materias primas es una de las razones. En las economías desarrolladas, este potencial será del 1.6% frente al 2.25% anterior a la crisis.
El problema es que con este diagnóstico va a ser muy difícil que se recupere el empleo, se rebaje la deuda que se ha acumulado durante la crisis o se encuentre un equilibrio fiscal que permita reducir impuestos, por ejemplo, o aumentar servicios públicos. Es algo que también reduce la capacidad de las autoridades de actuar en caso de una nueva crisis.
Según el FMI, aunque la recesión ha limitado la capacidad de la economía de expandirse, la rebaja ya empezó a partir de 2000. ¿Por qué? Porque hay una menor innovación (que contrasta con los años en los que despuntó la tecnología de la comunicación e información), menor inversión productiva y la población está envejeciendo lo que complica el panorama laboral.
Las recetas para salir de este mal pasan, según el FMI, por una mayor inversión y apoyo a la investigación y el desarrollo (con refuerzo del sistema de patentes, incentivos fiscales y subsidios), la mejora de la productividad laboral y promoción del empleo (con gasto público e incentivos fiscales) mayor educación y mejoras en las infraestructuras, entre otras medidas.
Lagarde dice que en las economias avanzadas se tiene que dar apoyo al crecimiento con estímulos monetarios (como las bajas tasas de interés y la inyecciones de capital que hizo EEUU y ahora la UE) y política fiscal (inpuestos). En los países emergentes lo que el Fondo sugiere es que se rebajen los subsidios a la energía donde existan y dediquen ese dinero a infraestrucuras y otras inversiones productivas.
Dolar fuerte
Lagarde cree que la apreciación del dólar puede desastabilizar a países e incluso empresas que tengan mucha deuda en esta divisa. En este sentido, cree que va a haber un ajuste difícil cuando la Reserva Federal suba tasas de interés, algo que que puede ocurrir en la segunda mitad del año.