¡Ten paciencia, todo llega a su tiempo!

Les cuento esto porque creo que ser pacientes es más importante de lo que nos imaginamos

Tic, toc, tic, toc ¡les confieso algo! Uno de mis peores defectos es mi eterna falta de paciencia. Sí, odio esperar y quiero todo ya. Seguramente no soy la única persona desesperada en este mundo.

Eso, mis amigos, me ha costado caro. Amistades, oportunidades y más de un dolor de cabeza en mi vida.

Les cuento esto porque creo que ser pacientes es más importante de lo que nos imaginamos. En todo ámbito es vital saber que las cosas buenas y los resultados toman tiempo y que no se dan siempre de la noche a la mañana.

Creo que ese es uno de los grandes problemas para quienes, por ejemplo,  intentamos seguir una rutina de ejercicio. Nos levantamos a las 5 de la mañana, alistamos todo desde el día anterior y estamos decididos a hacerlo para según nosotros, sentirnos mejor. Pasa una o dos semanas y como no vemos resultados inmediatos, se nos va el impulso y dejamos de hacer ejercicio.

¿Adivina qué? Si hubieses esperado y pacientetemente seguido tu rutina por dos semanitas más, los resultados se hubieran visto. Pero no, al ver que esas libritas de más no desaparecen, se nos acaba la paciencia y ahí quedó todo el esfuerzo: en nada. Volvemos a la rutina sedentaria y a quejarnos todos los días de no tener el cuerpo o la salud que quisiéramos.

Me duele pensar que a veces nos rendimos sin darnos cuenta que quizás lo que tanto queríamos estaba a punto de pasar, y le cerramos la puerta en la cara a la oportunidad que tanto esperábamos.

Me acuerdo mucho de uno de mis amigos indocumentados de la preparatoria en Miami. Raúl era uno de los mejores estudiantes de la escuela y lo único que le faltaba para ser completamente exitoso eran sus documentos legales.

Un día me llamó y me dijo, “Caro, me voy a México, ya no aguanto más como indocumentado”. Le pedí que no se fuera y le dije que algo bueno estaba a punto de pasar. Ya el Presidente Obama había empezado a tocar el tema de los conocidos “dreamers” con frecuencia, sin embargo mi amigo no quiso, y se fue.

Lloré mucho el día en que el Presidente Barack Obama anunció la Orden Ejecutiva (DACA) que ampara temporalmente a los “soñadores” y pensé todo el día en Raúl. Mi amigo se fue del país meses antes de este anuncio. De haber tenido un poco más de paciencia, su vida sería otra y estaría en Estados Unidos cumpliendo todos sus sueños. Ya había esperado por muchos años ese alivio y cuando la puerta estaba a punto de abrirse, salió corriendo y literalmente la cerró. Cada vez que hablamos me cuenta lo molesto que está consigo mismo de no haber tenido un poquito más de paciencia y haberse esperado.

A veces nos toca aprender las mejores lecciones de la vida de esa forma, y creo que Raúl aprendió la suya.

Eso sí, amigos, les pido que no confundan tener paciencia con falta de perseverancia. Al contrario, entre más luches, más paciencia deberás poseer. ¿Se animan?

Espero sus comentarios… “pacientemente”.

@CarolinaSarassa

CarolinaSarassa.com

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