Editorial: Una bandera que representa odio
Esta nueva intolerancia al símbolo por parte de demócratas y republicanos quizás sea lo positivo detrás de una horrorosa masacre
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Es trágico que para remover de la vida oficial de Carolina del Sur la bandera Confederada, que representa la era esclavista en el sur, sea necesaria una matanza racista de afroamericanos en una iglesia histórica por su papel en la lucha por los derechos civiles. Esta nueva intolerancia al símbolo por parte de demócratas y republicanos quizás sea lo positivo detrás de una horrorosa masacre.
El sospechoso Dylann Roof es un racista admirador de la bandera y de los “valores sureños”, esos que ven con nostalgia una era en donde los blancos tenían asegurado un estatus especial y los negros eran traficados como objetos, esclavizados para mover la economía y linchados ante la primera sospecha en un espectáculo público. No faltan quienes todavía hoy dicen sentir el dolor y la humillación de la derrota de la cultura sureña en la Guerra Civil.
Lamentablemente hay muchas personas y votantes, que sin llegar al extremo de una masacre, comparten esta añoranza sin importar el terrible significado que tiene para los afroamericanos. Los políticos conservadores siempre prefirieron ignorar el racismo detrás de los símbolos, a ofender a estos votantes. Ya no es más así, algo ha cambiado.
La excelente decisión de la gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, de remover la bandera Confederada del Capitolio es un reconocimiento de que el símbolo representa una ideología perversa, en vez del romanticismo sureño anterior a la Guerra Civil. Esto parecería haber creado un sentimiento liberador entre algunos políticos. Otros, con aspiraciones presidenciales republicanas, siguen defendiendo el símbolo racista bajo el trillado argumento federalista del derecho de los Estados.
Por otra parte, el que Walmart, Sears y E-Bay estén eliminando de sus estanterías los productos que llevan el símbolo, es un reflejo que esta matanza tocó una fibra como ninguna otra lo hizo anteriormente. El rechazo a los colores Confederados por parte del sector privado grande también marca un giro significativo que seguramente se extenderá.
Esto no significa que la bandera desaparecerá, porque es una parte de la historia que se debe conocer. Cada año las cruentas batallas de la Guerra Civil son recreadas para los turistas como una forma de lidiar con un trágico capítulo que dividió a los estadounidenses. El arriar la bandera confederada de una vez por todas, es otro paso hacia la reconciliación nacional.