Republicanos preparan batalla contra matrimonios gay

Arropados en la libertad religiosa los conservadores buscan luchar la decisión del Supremo

Gay

Crédito: Getty Images

Washington

El Tribunal Supremo ha dado un inequívoco apoyo a los matrimonios gay en todo el país pero, mientras las cortes, iglesias y negocios se preparan para la avalancha de bodas entre parejas del mismo género, los republicanos se alistan para su propia batalla legislativa, arropada en la libertad religiosa.

Minutos después del histórico dictamen 5-4 que autorizó los matrimonios gay en todo Estados Unidos, la mayoría de los republicanos dentro y fuera del Congreso lo repudiaron, y más de alguno prometió medidas legales.

Para Tony Perkins, presidente del conservador “Family Research Council”, el dictamen del Tribunal Supremo dio “elasticidad” a la definición del matrimonio y, por lo tanto, abrirá las puertas incluso a la poligamia.

“Los polígamos también descorcharon el champán… saben que una vez que el tribunal redefiniera el matrimonio, los estadounidenses tendrían una base legal para casi cualquier arreglo consensuado entre adultos, y eso es algo que ya están poniendo a prueba los polígamos”, advirtió Perkins.

Sin embargo, el líder conservador omite que el dictamen dejo en claro que el matrimonio es la unión entre dos personas adultas, no entre varias, y que la poligamia es ilegal en EEUU.

En un blog, Perkins apoyó la idea de llevar la batalla de nuevo a las cortes municipales, apoyando a funcionarios locales que se nieguen a dar licencias de matrimonio que “violen su fe”.

En Nebraska, por ejemplo, bastaría con un solo secretario del juzgado en el Condado Sioux para iniciar la primera demanda legal del estado, explicó Perkins.

Libertad religiosa

En Arkansas, el líder de la mayoría republicana en la asamblea estatal, Ken Bragg, prometió trabajar codo a codo con líderes conservadores en el estado y el resto de EEUU “para explorar todas las opciones disponibles”, en particular para defender la libertad de religión, consagrada por la Constitución.

Es que, tras perder la batalla legal en el caso “Obergefell v. Hodges” ante el Tribunal Supremo, los conservadores ahora recurren a la “libertad religiosa” para defender su oposición a los matrimonios gay.

Por ello, no sorprende que los conservadores en Arkansas estén preparando una legislación para proteger, según explicaron, los derechos de las iglesias, escuelas y demás instituciones religiosas, y no se vean obligadas a participar en bodas que violen sus creencias.

El gobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, insiste en que el dictamen del Tribunal Supremo no afectará a las instituciones religiosas, y éstas podrán negarse a presidir bodas gay bajo la Primera Enmienda de la Constitución.

Pero, según activistas de la comunidad gay, la “libertad religiosa” no es más que una táctica para ocultar lo que en la práctica se convertirá en otro muro para discriminar contra personas lesbianas, homosexuales, bisexuales y transgénero (LBGT).

De hecho, los jueces conservadores del Tribunal Supremo que rechazaron los matrimonios gay anticipan demandas vinculadas a la libertad religiosa en tres áreas: el status de exención de impuestos de las instituciones religiosas; la adopción de hijos por parte de parejas gay, y la negativa de ciertas iglesias a presidir bodas entre homosexuales.

Antecedentes contra la discriminación

Los expertos legales recuerdan con nitidez cómo la Universidad Bob Jones, en Greenville (Carolina del Sur) empezó a aceptar el ingreso de estudiantes negros en 1975 pero les prohibía casarse con blancos.

El Servicio de Rentas Internas (IRS), o Hacienda, le retiró su estatus libre de impuestos y, eventualmente, la universidad perdió el caso ante el Tribunal Supremo en 1983.

En su dictamen, 8-1, los magistrados no aceptaron el argumento de Bob Jones de que discriminaban por “sinceras creencias religiosas”.

El Acta de Derechos Civiles de 1964, promulgada en el fragor de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos, prohíbe la discriminación en la empresa privada en base a la raza, color, religión y origen nacional, pero no menciona la orientación sexual de las personas.

De ahí que, aunque los gay consigan su licencia matrimonial, es probable que en los 14 estados que antes les prohibían casarse, los negocios les nieguen servicios arguyendo “objeción religiosa”.

En ese sentido, Jorge Amaro, un activista gay que el pasado 26 de junio estuvo celebrando el dictamen del Tribunal Supremo en las gradas del tribunal junto a centenares de partidarios, enfatizó que “la lucha no termina aún”.

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