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Mi familia: el circo

Talento latino cuenta su experiencia itinerante

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Crédito: Cortesía Ringling Bros

Existen familias de todo tipo. Las hay tradicionales, y también poco convencionales,  con infinitas variaciones de por medio. Existen familias extendidas, adoptadas, multirraciales y multiculturales. Cuando los miembros de un grupo o una comunidad conviven diariamente, ya sea por trabajo o afinidad, muchas veces también se convierten en una familia. Este es el caso de Ángel, un joven acróbata experto en la cuerda floja, para quién el circo se convirtió en una segunda familia.

“El circo es como una gran familia para mi, con la que viajamos alrededor del mundo, conociendo ciudades increíbles”, compartió el joven, cuya familia biológica aún vive en su natal Brasil. “La verdad que extraño a mi familia, pero al mismo tiempo, el circo me da la oportunidad de trabajar haciendo algo que me apasiona, y al viajar puedo conocer nuevas culturas y aprender otros lenguajes”, agregó.

Cuando sea grande quiero trabajar en el circo

Ángel comenzó practicando cuerda floja como un juego, en las playas de Brasil. “Iba a practicar con unos amigos que hacían Parkour. Usábamos una cinta o una faja y ensayábamos por horas”, recordó. Con el tiempo, Ángel comenzó a  presentarse en concursos y encuentros de acrobacia.

“La verdad que al  principio era un poco difícil. Pero es como  andar en bicicleta, una vez que aprendes el posicionamiento del cuerpo y logras mantener el equilibrio, ya se te hace como algo natural”, explicó. Ángel viajó a Chile, donde  ganó varias competencias que le abrieron las puertas a un trabajo en el circo.   “Tenía un acto de cuerda floja en una montaña de 246 pies de altura y 115 pies de largo”, recordó. Fue trabajando en el circo de Chile que un “caza- talentos” de Ringling Bros. And Barnum & Bailey (https://www.ringling.com)  lo descubrió y le ofreció un contrato para trabajar en el célebre circo.

“A los que están empezando, les diría que no se desaminen”, aconsejó el joven y recalcó la importancia de practicar diariamente. “Cuando tenemos funciones, las prácticas se reducen a dos horas diarias, porque tenemos que actuar, pero nunca dejamos de entrenar”.

¿No te da temor estar tan alto? “Siempre se siente un poquito de miedo”,  confesó. “Pero al mismo tiempo me gusta hacer cosas locas, como saltar y hacer maniobras más difíciles”.  En el circo, Ángel realiza pruebas en una cuerda que no es más gruesa que un cinturón.

“Las personas del circo con quienes tengo más afinidad son los artistas de la bicicleta y los acróbatas de Mongolia porque practicamos juntos y me gusta mucho lo que hacen. Estoy tratando de aprender trucos en la cuerda, con la bicicleta, pero nunca es fácil empezar”, confesó.  A pesar de su amor por las acrobacias, Ángel dijo que su espectáculo favorito era el de los tigres.

Entre sus planes futuros, el joven tiene planeado seguir en el circo, viajando y saltando en la cuerda floja.  “Algún día querría que el circo vaya a Brasil, para que me puedan ver mis padres. Quién sabe, quizás algún día sean ellos quienes puedan viajar”.

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