Cómo sobrevivir a las sequías financieras
Sus inversiones deben proporcionarle un ingreso mensual durante su jubilación, al igual que un pozo en su jardín debe proporcionar un flujo de agua constante
En New Jersey, el estado en el que vivo, estamos nuevamente atravesando un período de sequía por falta de lluvias, fenómeno que habitualmente sucede una vez al año. Afortunadamente, no hemos observado una sequía similar en el mercado bursátil durante varios años. Usted debe contar con un plan para hacer frente a cualquier tipo de sequía, sea como jardinero que intenta salvar sus azaleas o como inversionista que ruega no tener que sanear por completo su cartera.
Uno de los principales desafíos financieros de hoy en día es cómo sostener sus ingresos durante lo que probablemente será una jubilación más prolongada que la de generaciones anteriores. Es probable que este desafío requiera mantener una asignación saludable y diversificada en su cartera de participaciones parciales en grandes compañías de los EEUU y otras partes del mundo, léase, su cartera de acciones.
Inevitablemente, la reacción normal del ser humano ante esto es preguntarse qué hay con la volatilidad del mercado bursátil. La volatilidad se refiere a las tan comunes caídas o sequías del mercado.
El diccionario Merriam-Webster define a una sequía como “un período de sequedad, en especial, cuando se prolonga en el tiempo”. Todos conocemos las sequías por falta de lluvias, en especial, los habitantes de California que las han padecido recientemente.
Cuando este tema surge en el ámbito del ahorro y las inversiones para la jubilación, hacemos la siguiente analogía: sus inversiones deben proporcionarle un ingreso mensual durante su jubilación, al igual que un pozo en su jardín debe proporcionar un flujo de agua constante.
Desde luego, el nivel de agua del pozo depende de condiciones climáticas, entre ellas, períodos de sequía, lluvias y deshielos. Debe dejar algo de agua en el pozo para que provea un suministro constante durante los ciclos climáticos naturales. También debe mantener una reserva de agua en su casa para asegurarse de que el pozo y, por ende, su casa no se queden sin agua durante períodos prolongados de fuertes sequías, que siempre suelen ocurrir.
Al igual que no se puede predecir un período de escasez de agua, ni usted ni nadie (incluso quienes se autoproclaman expertos) puede predecir una sequía o un aguacero en el mercado bursátil. El entonces Presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, aclamó los derivados justo antes de que esta herramienta de negociación ayudase a avivar la crisis financiera de 2008. Otro desacierto: “Las acciones han llegado a lo que parece ser una meseta permanentemente elevada”, proclamó el profesor de economía de Yale University, Irving Fisher, en 1929.
Lo único que puede hacer es prepararse. Al igual que necesita contar con suficiente agua en la alacena para sobrevivir durante varios meses sin tener que sacar agua del pozo que cada vez escasea más, debe tener reservas en efectivo (en otras palabras, dinero protegido de las fluctuaciones del mercado) para sobrevivir a las sequías de Wall Street. Dependiendo de sus circunstancias, por lo general, lo mejor es contar con reservas en efectivo para uno o dos años. Este importe le permitirá no tener que recurrir a sus inversiones durante las caídas del mercado, o al menos hacerlo en la menor medida posible.
Puede conservar este dinero en una cuenta bancaria, garantizada por la Sociedad Federal de Garantía de Depósitos (Federal Deposit Insurance Corp.) hasta un máximo de $250,000. Lo que se garantiza es el capital, no las rentabilidades. También puede evaluar la posibilidad de abrir una cuenta del mercado monetario en un banco, agencia de valores de comisiones inferiores u otra institución financiera. Estas cuentas líquidas y estables se suelen invertir en bonos u otros títulos de bajo rendimiento y, al igual que sucede con la mayoría de las cuentas de ahorro de hoy en día, prácticamente no generan intereses.
Empiece a planificar diez o veinte años antes de jubilarse para poder seguir manteniendo un buen estilo de vida, incluso a los ochenta y noventa años. Con algo de trabajo, su vaso nunca estará vacío.
– Dan Crimmins/AdviceIQ