Las diferencias sobre inmigración persisten aún entre los demócratas

La postura de los presidenciables del partido varían desde el más progresista O´Malley hasta un Sanders que critica la mano de obra indocumentada

Aunque todos los precandidatos demócratas a la presidencia hoy en día coinciden en favorecer una reforma migratoria integral y han prometido ampliar el alcance de órdenes ejecutivas para regularizar a indocumentados, sí hay diferencias entre ellos.

Sólo hay uno, por ejemplo, que no usa la palabra “indocumentados”, sino “nuevos americanos” y que como gobernador en su estado se opuso a la idea de deportar a los niños centroamericanos, cuando el número de los que venían solos surgió con fuerza el año pasado.  De hecho, como gobernador de un pequeño estado del noreste, insistió en abrir las puertas de su estado a muchos de esos menores.

Ese candidato es Martin O’Malley, ex gobernador de Maryland, cuya postura en inmigración ha sido consistentemente la más progresista de todos los precandidatos demócratas y la puso en acción cuando era el ejecutivo de ese estado.

“Soy el único candidato en esta contienda que lleva más de una década de logros que han ayudado a los inmigrantes”, dijo O’Malley en un artículo de opinión publicado ayer en “LA Prensa” de Iowa. “Como gobernador de Maryland aprobé la ley “Dream”, di licencias de conducir a los Americanos Nuevos y saqué a ICE de Baltimore ya que su trabajo no nos estaba haciendo más seguros”.

O’Malley, quien desciende de inmigrantes irlandeses, también ha criticado consistentemente la detención de menores y sus madres en cárceles de ICE y ha pedido que se les libere.

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Tanto Hillary Clinton como Bernie Sanders, otros dos precandidatos demócratas, han apoyado la reforma migratoria y hablado de expandir las acciones ejecutivas para proteger a más indocumentados de lo que propuso el Presidente Barack Obama. Pero ambos han tenido sus bemoles en el tema migratorio.

Por ejemplo, tanto Clinton como Sanders votaron en 2007 a favor de la “píldora venenosa” que terminó por matar un proyecto de reforma migratoria integral en el Senado Federal, aunque ambos votaron a favor del proyecto en su versión final. Lo mismo hizo el Presidente Obama cuando era senador.

El año pasado, cuando aumentó la llegada de niños migrantes no acompañados provenientes de Centroamérica, Hillary Clinton dijo que muchos de ellos “debían ser devueltos a su país”, y no proporcionó otra alternativa o visión del tema.

Este año, Clinton ofreció una postura mucho más progresista en inmigración de lo que había hecho antes, pero como Secretaria de Estado durante el primer gobierno de Obama no tuvo mucha figuración en estas políticas.  Frank Sharry, de America´s Voice, había calificado su postura anterior como “algo sorda” aunque ahora reconoce que ha evolucionado.

Por su parte Sanders, el adalid progresista de los demócratas, tiene la postura clásica de los sindicatos estadounidenses de décadas pasadas:  él está en contra de los programas de trabajadores huéspedes ya que señala que la entrada de mano de obra no cualificada baja los salarios de los estadounidenses.  Sanders, sin embargo, votó a favor de un proyecto de ley migratoria en 2013 y ha dicho que favorece la legalización de indocumentados.

La mayoría de los proyectos recientes de reforma incluyen substanciales programas de trabajadores huéspedes, cosa a la que Sanders se opone.

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