Editorial: ¡Basta con la xenofobia!
Los discursos mentirosos fomentan el resentimiento hacia los inmigrantes
La xenofobia hacia los inmigrantes está creciendo. El temor al cambio de un sector de la población y el resentimiento hacia los extranjeros a los que se les responsabiliza de todos los males, aumenta gracias al discurso incendiario de los demagogos e irresponsables, que merecen ser repudiados por todos.
La primaria republicana presidencial es la hoguera donde los inmigrantes fueron arrojados al fuego por el millonario Donald Trump al acusar a los mexicanos que vienen a Estados Unidos de ser asesinos y violadores.
Esta retórica odiosa tocó un punto en esa base partidaria a la que por años se le dice desde el Congreso que los inmigrantes les roban empleos, son culpables de los bajos salarios y estafan los servicios sociales, entre otras mentiras. A los conservadores les conviene explicar los problemas económicos a su gente usando el chivo expiatorio de los inmigrantes, que hacer una autocrítica de políticas económicas e impositivas que son responsables de los sueldos bajos y el déficit.
La intensidad de la retórica anti inmigrante de Trump, la resonancia que los medios le dan por ser la novedad política y la falta de un rival político capaz de cuestionar a viva voz los embustes del millonario, hace que su mensaje resuene entre los xenófobos. La agresión hacia un indigente mexicano por individuos que justificaron la violencia en el discurso de Trump y la aparición de pintadas contra los inmigrantes son tan solo ejemplos del impacto que tiene el discurso.
Al mismo tiempo, en la Europa de hoy la xenofobia cobró fuerza con el desplazamiento de los refugiados de Siria. Al sentimiento de inestabilidad se le deben sumar los prejuicios, el racismo y los tribalismos del Viejo Continente que ve a los inmigrantes como una amenaza a su estilo de vida, cuando en realidad representan un importante refuerzo generacional de su fuerza laboral. Un impacto muy parecido a Estados Unidos.
Hay que decir basta a los Trumps que apuestan su futuro político a la estrategia del resentimiento hacia los inmigrantes. A los que usan un lenguaje que es un guiño a los racistas, que envalentona a los violentos y confirma la lógica de los ignorantes. Una vez por todas hay que condenar a la xenofobia, a los xenófobos y a los tibios que permiten que odio a los inmigrante domine el discurso político.