Editorial:Ahora es el turno de los musulmanes
El debate presidencial republicano tiene otro chivo expiatorio además de los inmigrantes
La primaria presidencial republicana se está caracterizando por el resentimiento hacia lo diferente, ya sea a lo étnico y racial de los inmigrantes o a lo religioso como en el caso de los musulmanes. La reciente aseveración de un simpatizante de Donald Trump asegurando que el presidente Obama era musulmán y de la existencia de campos de entrenamiento terroristas en Estados Unidos, puso al frente del debate la paranoia anti musulmana que se vive en la base republicana.
Los ataques terroristas del 9/11 fueron el inicio de una animosidad hacia lo árabe y lo musulmán como si AlQaeda, y hoy ISIS, representaran una religión que tiene cientos de millones de seguidores en todo el mundo. Luego la elección del primer presidente afroamericano, Barack Hussein Obama, contribuyó a la creación del Tea Party en donde sus simpatizantes acusaban al mandatario de nazi y comunista, sin aceptar que Obama fuese estadounidense y cristiano. Trump en 2011 encabezó el movimiento que cuestionaba la ciudadanía del presidente, con el silencio cómplice del establishment que veía una ganancia política con calificar a Obama como extranjero.
Hoy, un 43% de los republicanos cree que Obama es musulmán, la cifra sube si son conservadores (45%) y si se identifican con el Tea Party (47%). Mientras tanto, en los medios conservadores se tergiversan reportes y hechos ocurridos hace más de 30 y 40 años para crear la fantasía de que hay decenas de campos terroristas en Estados Unidos.
El efecto de este clima se vió recientemente en Irving, Texas, en donde un alumno musulmán y de piel oscura, fue arrestado porque la escuela, como la policía, pensó que era una bomba el reloj que el joven había creado. Esto no habría ocurrido si el joven fuera anglo y si las autoridades locales republicanas no miraran con sospecha a su comunidad musulmana.
Como con la inmigración, las críticas de los rivales de Trump han sido tibias cuando el millonario permite el uso de lo “musulmán” como insulto. Todavía hay temores de no molestar una base xenofóbica. Es más, el precandidato Ben Carson dijo que es incompatible ser musulmán y presidente de Estados Unidos cuando no existe impedimento legal para ello.
El punto de vista prejuicioso tanto de la base política como de algunos precandidatos es condenable en esta sociedad diversa.