¿Estás preparado para una emergencia?

El desbastador terremoto en Chile de 8.3 grados de magnitud, las trágicas inundaciones repentinas en Utah, los incendios forestales en el California que dejaron sin vivienda a decenas de residentes y la destrucción que dejó el huracán Erika a su paso por Florida nos recuerdan que hay que estar preparados para hacer frente a cualquier situación de emergencia, particularmente durante esta temporada otoñal e invernal en la que se pronostica que el Niño estará haciendo de las suyas.

En septiembre, “Mes  Nacional de Preparación para Emergencias”, varias entidades como FEMA, la Cruz Roja Americana y los departamentos de bomberos de la nación unen esfuerzos para instar a las familias a estar preparadas para actuar y sobrellevar cualquier situación de desastre.

“Cada año realizamos la misma campaña porque  las familias se olvidan que siempre tienen que estar preparadas”, dice Guillermo Sánchez, portavoz de la Cruz Roja Americana de Los Ángeles.

¿Cómo prepararse?

Sánchez explica que lo básico es preparar una caja o backpack con suficientes suministros para cada integrante de la familia, para un tiempo mínimo de tres días. Estos deben incluir:

• Un botiquín y manual de primeros auxilios.
•  Un radio o televisor portátil y pilas o baterías de repuesto.
•  Una linterna y pilas de repuesto y una lámpara de acampar.
• Medicamentos recetados que se estén tomando por alguna enfermedad crónica.
•  Un galón o cuatro litros de agua por persona, por día. Es decir, que si la familia está formada por cuatro integrantes, deben tener  12 galones de agua en los suministros.
• Artículos sanitarios y de higiene personal (toallitas o loción antiséptica para las manos, toallitas húmedas, papel higiénico, toallas higiénicas).
• Unas dos cajas de cerrillos guardadas dentro de una bolsa impermeable y un silbato.
• Una estufa portátil y artículos de cocina (abrelatas manual; juegos de platos, cubiertos y vasos  desechables y una olla y un sartén para cocinar).
• Comida enlatada y un abrelatas manual
• Mantas y cambio de ropa
• Artículos para bebés (leche en polvo de fórmula, pañales, toallitas higiénicas para menores, biberones, chupetes).
• Fotocopias de documentos de identificación, tarjetas de crédito y dinero en efectivo (guardados dentro de una bolsa impermeable).
• Un par de zapatos cómodos de suela gruesa que prevenga cualquier herida en los pies.

Hacer un plan

El segundo punto básico en el proceso de la preparación es hacer un plan familiar de emergencia. Para éste los adultos tienen que informarse primero sobre los peligros que se pueden presentar en su comunidad, en los casos de inundaciones o deslaves, por ejemplo, y a dónde tienen que acudir o llamar.

“Se recomienda escoger una persona de contacto fuera de la ciudad para que sirva de puente de conexión entre todos los integrantes de familia en el caso que se encuentren separados al momento del desastre”, explica Sánchez. “La persona seleccionada debe ser notificada y todos los miembros de la familia deben tener siempre a mano su número telefónico, para llamarla y notificar que están bien y en qué lugar de la ciudad se encuentran”.

El tener una persona de contacto fuera de la ciudad donde se reside se hace indispensable en los momentos de una catástrofe porque en los casos de terremotos, por ejemplo, los servicios telefónicos locales por lo general no funcionan.

Igualmente es importante tener un plan de evacuación de la casa para los casos de incendio o terremoto y determinar en qué lugar fuera de la vivienda van a reunirse todos los integrantes de la familia.

Se recomienda también determinar en qué lugar fuera del vecindario se van a encontrar, en el caso que todos se encuentren en sus áreas de trabajo al momento del desastre.

Luego de preparar el plan hay que reunir a toda la familia y hablar con los niños sobre las catástrofes que se pueden presentar en la zona donde se vive y cómo va a reaccionar la familia.

“Los padres deben tomarse el tiempo para explicarle a los menores qué deben hacer y practicar con ellos, como familia, la manera cómo van a evacuar la casa cuando escuchen el sonido de las alarmas de fuego o cuando la tierra se esté moviendo con fuerza por un terremoto”, señala Sánchez.

Esto decir, que los padres deben reforzar en el hogar las acciones de seguridad, protección y evacuación que los menores aprenden en las escuelas.

“Los niños como los adultos deben estar preparados para actuar ante cualquier eventualidad. Y los padres deben estar mucho más preparados que los menores porque son responsables de que ellos se sientan tranquilos y seguros”, concluye Sánchez.