Caravana de Madres Centroamericanas encuentra a 12 hijos
La Caravana de Madres Centroamericanas localiza a 12 hijos migrantes en México

Melvin Javier Lanza y su madre María Elena Moradel. Crédito: Movimiento Migrante Mesoamericano
MÉXICO.- Durante 15 años, María Elena Moradel, esperó noticias de su hijo Melvin Javier Lanza, desaparecido en México. Al principio hablaba por teléfono con él, cuando recién emigró para ir a Estados Unidos desde Catacama, Olancho, pero un día no tuvo dinero para hacerlo y le perdió la pista.
Luego se sumó a la Caravana de Madres Centroamericanas que se realiza cada anualmente entre el mes de noviembre y diciembre y hace unas horas lo encontró.
Desde hace 11 años, madres de El Salvador, Honduras, Nicaragua, apoyadas por la organización civil Movimiento Migrante Mesoamericano (M3), realizan un viaje en autobús por diversos estados mexicanos que dura alrededor de dos semanas (en esta ocasión arrancó el pasado 30 de noviembre y terminará el 16 de diciembre).
En el recorrido por diversos estados del país visitan plazas públicas, plantones, prostíbulos, reclusorios, albergues y caminos donde dejan datos y fotos de sus muchachos. Generalmente las pistas sobre los desaparecidos llegan después y los reencuentros se dan al año siguiente como ocurrió con Melvin y otros once que están previstos.
“Físicamente se darán cinco reencuentros entre madres que vienen en la caravana y sus hijos localizados en México; para los otros siete casos, sí están los hijos aquí pero los padres no pudieron venir porque ya son muy viejitos o tuvieron otros problemas: en total son 12”, dijo Marta Sánchez, fundadora de M3.
“Yo sabía que Dios te había alzado por ahí para un día volver a verte”, dijo María Elena en el poblado de Amatlán de los Reyes, Veracruz, donde ocurrió el tercer reencuentro de 2015.
Los dos anteriores ocurrieron el pasado 1 y 3 de diciembre entre los hondureños Jorge Talonga y Wendi Ramírez y sus familiares; los dos siguientes serán en Tapachula al final de la caravana, entre el 15 y 16 de diciembre.
De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en México había entre 70,000 y 120, 000 inmigrantes desaparecidos hasta 2006, una cifra que no se ha actualizado porque ni el gobierno mexicano ni el centroamericano cuentan con mecanismos sistematizados.
“Aquí solo se cuenta a las personas que son reportadas en el ministerio público, pero la mayoría de las familias centroamericanas no pueden venir a México a poner la denuncia”, lamenta Sánchez.
La activista cree si hubiera una base de datos se habrían localizado mucho más inmigrantes perdidos, vivos o muertos aunque ahora la cifra no está mal: 250 en los once años de caravana.
Ahora Rubén Figueroa, uno de los miembros más activos del movimiento, tiene que haer labor de detective. Preguntando aquí allá encontró al hondureño Jorge Talanga, quien se había quedado a vivir en México.

En Tabasco (frontera con Guatemala), Talanga aprendió a ser chofer, mecánico, eléctrico y agricultor. No consideró volver a Honduras porque no sabía si su estatus legal le permitiría regresar; además, pensaba que su madre estaba decepcionada porque no llegó a Estados Unidos. “Un día la llamé y se echó a llorar porque no seguía el camino”.
Diez y seis años después supo que estaba equivocado cuando vio una foto que mostraba Figueroa en un periódico. “Así me di cuenta de que mi mamá me buscaba”, contó a la prensa local durante el primer reencuentro suscitado durante la caravana de este año, al que acudió su hermana Sonia Iris.
CONTEXTO
La XI Caravana de Madres Centroamericanas está integrada por 39 personas que recorren 26 entidades de siete estados de México hasta el próximo 16 de diciembre.