Incremento del empleo forzoso de menores en Bangladesh

Unicef ve con preocupación el aumento del empleo forzoso de menores en la economía sumergida de Bangladesh, aunque en términos globales ha disminuido el trabajo infantil

La pobreza es una de las principales causas por las que los padres deciden que sus hijos menores comiencen a trabajar cuanto antes.

La pobreza es una de las principales causas por las que los padres deciden que sus hijos menores comiencen a trabajar cuanto antes.  Crédito: Daniel Berehulak | Getty Images

En una entrevista con Efe, la jefa de las Oficinas de Unicef en Bangladesh, la española Sara Bordas, precisa que, en una nación de 160 millones de habitantes, con 64 millones de niños, hay 5 millones que trabajan y 2 millones de ellos se ocupan en los empleos más duros, según los últimos datos disponibles de 2009.

Bordas considera que “hay que felicitar al Gobierno de Bangladesh” porque las estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con magnitudes de 2013 -que se publicarán próximamente- reflejan una reducción del trabajo infantil, aunque ponen de manifiesto un incremento del empleo forzoso de menores.

Este fenómeno está vinculado a la pobreza, a las migraciones de las zonas rurales a las urbanas y al cambio climático, que está provocando alteraciones en el patrón de lluvias.

La pobreza es una de las principales razones por las que los padres envían a los niños a trabajar, no solo porque llevan dinero a casa, sino porque evitan tener que pagar lo que corresponde para que vayan al colegio”, asegura Bordas.

Los menores, explica, “no aportan mucho dinero a sus casas, porque están explotados y cobran una miseria, pero trabajan por una cuestión de supervivencia familiar” especialmente en los barrios pobres de las grandes ciudades.

Aunque el trabajo infantil está prohibido en Bangladesh, UNICEF calcula que cerca de 5 millones de niños entre 5 y 15 años son obligados a trabajar.
Aunque el trabajo infantil está prohibido en Bangladesh, UNICEF calcula que cerca de 5 millones de niños entre 5 y 15 años son obligados a trabajar.

El Gobierno ha hecho un esfuerzo para impulsar mecanismos de control con el objetivo de evitar el trabajo infantil en el marco de legalidad, reconoce Bordas, quien subraya que hay una parte que continúa en la economía informal en el servicio doméstico o en las empresas suministradoras de las fábricas del sector textil.

“La culpa no solo es de las familias pobres, sino de la burguesía bangladesí que, a pesar de contar con educación y capacidad económica, contrata a menores de edad”, argumenta la responsable de Unicef.

En Bangladesh, como ocurre en muchos países pobres o en crisis, apunta Bordas, “el niño no es prioritario” y “cuando hay que dar comida, es el último”, por lo que, en este contexto, “desgraciadamente no son sorprendentes” los casos de menores a los que les dan una paliza hasta la muerte como los ocurridos el pasado verano.

Otro de los principales problemas de la infancia en este país son los altos porcentajes de matrimonio infantil y de mortalidad en el primer mes de vida de los recién nacidos, así como la baja calidad de la enseñanza.

Unicef desarrolla en el país asiático diversos programas en educación, salud, nutrición, agua y saneamiento y protección de la infancia.

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Entre otras iniciativas, ha impulsado un programa denominado “segunda oportunidad”, que ha puesto en marcha el Ministerio de Educación del país, para captar a aquellos niños que nunca fueron a la escuela.

Asimismo, interviene en salud y nutrición para asegurar la correcta vacunación de los niños, el control de las mujeres embarazadas y la atención de los menores con problemas nutricionales.Bordas manifiesta que Bangladesh es “un caso ejemplar” en saneamiento, con bajos niveles de defecación al aire libre, aunque reconoce que hay dificultades de acceso al agua potable y “la falta de higiene es un problema generalizado”.

En el ámbito de la protección de los menores, la organización colabora con las autoridades para garantizar un trato correcto a los menores.

Entre los retos de futuro, la representante de Unicef reclama una inversión prioritaria en los adolescentes entre 10 y 17 años para elevar sus niveles de escolarización, además de reducir el matrimonio y el trabajo en este segmento de la población.

EFE – Ximena Hessling.

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