Enrique Metinides, el fotógrafo de las tragedias de México

Conoce la historia de uno de los más reconocidos fotógrafos de la nota policíaca en el país latinoamericano

Las tragedias cotidianas se reflejaron en su trabajo de 50 años.

Las tragedias cotidianas se reflejaron en su trabajo de 50 años. Crédito: Enrique Metinides

El fotógrafo Enrique Metinides tenía 14 años cuando retrató una de las mayores tragedias hasta ese momento en la Ciudad de México: el incendio y derrumbe de la tlapalería La Sirenita.

El año era 1948. En el incendio murieron 14 bomberos.

Y uno de los fallecidos era el sargento segundo Claudio del Castillo, abuelo de la actriz Kate del Castillo, actualmente en medio de un escándalo por su relación con el líder del Cartel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Varias décadas, después la familia del bombero visitó al fotógrafo para revisar sus fotografías y compartir recuerdos.

“No vino Kate esa vez, y ahora no creo que pueda o quiera venir a México”, le cuenta Metinides a BBC Mundo.

La anécdota es una de las muchas que ha acumulado el periodista, uno de los más reconocidos fotógrafos de la nota policíaca en el país.

En 50 años de carrera retrató accidentes de aviación, incendios, derrumbes, accidentes viales, descarrilamientos de ferrocarril, inundaciones, explosiones, asaltos, homicidios…

Muchas veces Metinides fue el primer fotógrafo en llegar a los accidentes.
Muchas veces Metinides fue el primer fotógrafo en llegar a los accidentes.

Algunos dicen que es el fotógrafo que más desastres ha retratado en México.

Parte de su obra se ha reunido en libros y exposiciones en ciudades como Londres o Nueva York.
La más reciente se inauguró en Ciudad de México, acompañada de un documental sobre su vida.
El filme y la exhibición se llaman “El hombre que vio demasiado”.

“El niño”

Metinides empezó a tomar fotografías a los nueve años de edad, cuando su papá le regaló una cámara y algunos rollos de película.

El niño pasaba todo el tiempo que podía en un cine del centro de Ciudad de México, donde vivía. Le gustaban sobre todo las películas de policías y ladrones.

Al principio tomaba fotos de los filmes, pero luego empezó a capturar imágenes de automóviles accidentados.

Un día que retrataba el accidente de un autobús llamó la atención de un fotógrafo del diario La Prensa, especializado en información policíaca.

“Me dijo ‘ven a verme al periódico, lleva tus fotos para verlas’. Le gustaron, ‘tienes buen ojo, me dijo’”, recuerda Metinides.

El periodista lo invitó a acompañarlo en su trabajo y entonces el pequeño empezó a captar imágenes en la morgue, las prisiones y muchos accidentes viales.

Nunca tuvo miedo. “Me acostumbré por las películas, veía muertos en la delegación de policía y con el fotógrafo íbamos al forense“.

“Veía autopsias y no me espantaba, me acostumbré rápido”.

Sus fotografías empezaron a publicarse en La Prensa y luego en otros medios, pero no le pagaban. En la Cruz Roja, donde más tomaba fotografías, o en las estaciones de policía le conocían como “El Niño”.

Fue hasta 1960 que tuvo un contrato formal en una publicación. Sus fotos ya no se publicaron gratis.

La historia del zapato

Metinides no fue ajeno a los desastres que fotografiaba.

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Con frecuencia llegaba primero que los paramédicos, y en varias ocasiones tuvo que auxiliar a los heridos, como ocurrió en un accidente de aviación en la década de los años 70.

También fue protagonista de sus retratos. En 50 años de carrera sufrió 19 accidentes graves y un infarto que casi le cuesta la vida.

Eso sin contar todos los momentos en que sólo tuvo algunos rasguños o un buen susto, aclara.
Una vez, por ejemplo, el estallido de un almacén de gasolina le arrojó varios metros.

Y en otra ocasión fotografiaba el accidente de un camión cisterna con gas cuando se dio cuenta que el combustible empezaba a escapar con fuerza.

“Estaba en la azotea de una casa y empecé a ver cómo la gente se desmayaba. Bajé las escaleras y en ese momento estalló la pipa (cisterna)”.

Cuando pudo salir de la vivienda se encontró con una escena infernal. Decenas de fotos son el testimonio del accidente.

Algunas de estas imágenes no se publicaron, como ocurrió en muchos casos en que las escenas eran fuertes.

Sus editores en La Prensa evitaban mostrar “la sangre”, y por eso el fotógrafo usaba su creatividad para contar el drama del percance pero sin escenas explícitas.

Algunas de sus fotos ayudaron a resolver crímenes.
Algunas de sus fotos ayudaron a resolver crímenes.

Una vez cubrió el asesinato de un hombre por su esposa, que lo golpeó en la cabeza con el tacón puntiagudo de su zapato.

Para no mostrar el cuerpo Metinides le pidió a un vendedor de calzado que le prestara uno similar al del crimen.

Al día siguiente en la portada apareció el zapato y a un lado una foto con vida de la víctima.

“La gente creía que con ese zapato lo habían asesinado, pero sólo yo sabía que no era así”, recuerda divertido.

El resultado, al final, fue el mismo.

Cien fotos

Algo que los críticos y especialistas destacan del trabajo de Metinides es la composición de sus imágenes.

Se nota sobre todo en la serie que el llama “Los mirones”, un grupo de fotografías donde más que el accidente retratado se destaca a las personas que miran, impávidas, el lugar del percance.

El periodista dice que en sus retratos busca siempre “abarcar todo” el contexto, algo que aprendió en las horas que pasó en salas de cine cuando era niño.

Su técnica le permitió incluso ayudar en la resolución de algunos crímenes.

Una vez, cuenta, tomó la foto del sitio donde un hombre fue asesinado. Días después recibió una llamada del jefe de la policía de Ciudad de México quien le agradeció su ayuda.

“Habían atrapado a un sospechoso, pero llevó testigos para decir que no estaba en ese lugar”, recuerda.

“Pero entonces vieron mi fotografía y resultó que él estaba entre los mirones. Con eso lo encarcelaron”.

Otra anécdota en su carrera. Aunque tal vez en este caso, como en otros, lo que ayudó fue la pericia de Metinides.

Lo que en su infancia el fotógrafo que lo introdujo en el periodismo definió como su “buen ojo”.

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