Llevan caso de salvadoreña perseguida por la Mara a Comisión Interamericana de Derechos Humanos

Lo único que piden es que le permitan otra entrevista para optar por el asilo, negada sumariamente por autoridades. Su hijo menor fue asesinado, luego que el mayor huyó a Estados Unidos y el resto de la familia fue amenazada por la Mara Salvatrucha

En ningún caso es fácil obtener asilo en los Estados Unidos, pero el caso de una madre salvadoreña, identificada como “D.S” en documentos legales, ha sido presentado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos como último recurso para evitar su deportación, a lo que ella y sus defensores consideran una muerte segura en su país de origen. D.S, afirman, no sólo tiene un caso sólido de potencial asilo, sino que el resultado de sus intentos por obtenerlo ilustra la degradación de este proceso legal en la Unión Americana.

Según la documentación y declaraciones de sus representantes legales, una organización de asistencia legal a inmigrantes en el área de Chicago, D.S. cruzó la frontera en Noviembre del año pasado, siguiendo a dos de sus hijos, luego que la Mara Salvatrucha amenazó su vida y asesinó a su hijo menor. La familia de D.S. –como muchas familias en El Salvador- fue hostigada por la mara para conseguir dos objetivos, ya harto conocidos como su modus operandi: que el hijo mayor se uniera a la banda y que la hija fuera sometida como “novia de pandillero”, so pena de amenazas de muerte. Cuando el hijo mayor huyó hacia el Norte, la mara mató al hijo menor de D.S. y amenazó al resto de la familia.

El contexto: El Salvador superó el año pasado a Honduras en su tasa de homicidios. Este último país había tenido el dudoso honor de ser declarado por las Naciones Unidas como el más violento del mundo entre 2010 y 2014. Parece que la corona ahora ha pasado a El Salvador, país que también tiene la más alta tasa de feminicidios del mundo.

Por tanto, la familia decidió escapar hacia Estados Unidos, donde vive un tío que es residente legal. Primero la hija y luego la madre. D.S, la madre, llegó a la frontera y se presentó como solicitante de asilo. Ahí empezaron los problemas legales de este lado.

“Las personas que se entregan en la frontera tienen que pasar por un proceso acelerado de remoción del país y detención obligatoria mientras eso sucede”, dijo Mark Fleming, coordinador nacional de litigios del Heartland Alliance’s National Immigrant Justice Center (NIJC), organización que presentó la solicitud internacional y que ayuda legamente a D.S.

“Pero el sistema de filtros legales que impone Estados Unidos funcionó muy mal. Y en general ha estado funcionando mucho peor desde que las solicitudes de casos de asilo de Centroamérica han venido subiendo. Por ejemplo, su primera entrevista de “miedo creíble” se dio por teléfono, sin un abogado y sin que ella tuviera información alguna sobre el proceso de asilo. Esa entrevista fue suficiente para que le negaran protección y la pusieran en proceso de deportación”, agregó.

NIJC conoció a la joven durante una charla que dan sus abogados en los centros de detención de inmigrantes. Allí tomaron su caso, pidiendo una segunda entrevista y añadiendo un documento legal que explicaba su caso a un juez de inmigración. La respuesta, un párrafo enviado por fax, era otra negativa.

“Suele ser común que te concedan una segunda entrevista”, dijo Fleming. “Pero en este caso no sabemos la razón de empeñarse en no darle una oportunidad. Si un caso como el de ella, en el que su familia toda fue amenazada –un precedente que existe en casos de asilo- ni siquiera pasa los primeros estándares para que su caso sea escuchado, hay algo que está funcionando muy mal en el sistema.

D.S. está detenida en un centro de deportación y se ha negado a firmar para que el consulado salvadoreño otorgue los documentos necesarios para su deportación. “Tememos que la van a acusar en instancia penal por negarse a colaborar”.

Estados Unidos no reconoce la autoridad de cuerpos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en este tipo de casos. Pero la organización espera que “haya una solución amigable, que al menos le permitan una segunda oportunidad de presentar su caso con evidencias”.

Bajo la ley internacional, todo individuo tiene derecho a pedir asilo cuando está en peligro, agregó el experto legal.

Si bien las solicitudes de asilo de salvadoreños han crecido notablemente en los últimos años, no ha variado mucho la cantidad de asilos concedidos.  El asilo es un proceso legal complicado, que requiere que la persona compruebe que su vida corre peligro y que pertenece a un grupo amenazado. La violencia generalizada en un país no es suficiente para obtener asilo, explican los expertos.

Aquí un gráfico que explica lo que ha pasado con las solicitudes asilo de los salvadoreños. Los números de los años de 2015 y 2016 aún no están disponibles y es muy probable que el número de solicitudes se haya disparado aún más, debido a que estos han sido los peores años de violencia en ese país y se han registrado miles de entradas no autorizadas adicionales de salvadoreños por la frontera sur.

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