Ted Cruz insiste en su secreto porno, pero lo hace en el lugar menos indicado…
El precandidato republicano no midió sus comentarios ante la presencia de sus dos hijas menores
Cruz hizo las declaraciones en una entrevista con Anderson Cooper. Crédito: (Captura/CNN/YouTube)
El candidato a la nominación republicana, Ted Cruz, no confesó un secreto de Estado, pero pareciera que sí a juzgar por la reacción a una respuesta que dio en una entrevista con CNN. Sin embargo, aquí no se trata tanto de lo que dijo ni cómo lo dijo, sino enfrente de quién.
Previo a las preguntas de Anderson Cooper ayer sobre la relación con su esposa Heidi y sus hijas Catherine (5) y Caroline (8), el político parece haber profundizado demasiado en una anécdota porno.
Cruz dijo que, mientras laboraba como secretario del juez presidente de la Corte Suprema William Rehnquisen en 1996, tuvo que ver junto a la jueza Sandra Day O’Connor una escena pornográfica.
“Así que el año pasado escribí un libro, titulado ‘El tiempo para la verdad’. En el libro, uno de los capítulos habla del año que laboré como secretario judicial para la Corte Suprema. El capítulo inicia conmigo y Sandra Day O’Connor viendo porno en internet, lo que fue una experiencia bizarra. Se trataba de uno de los primeros casos de porno en verse en corte y los bibliotecarios de la corte estaba mostrándole a los jueces lo que era el internet y lo presentaron. Y la historia que comenté, yo era el secretario del jefe del Supremo Rehnquist. Ellos juntaron al juez presidente y a la jueza O’Connor, y los secretarios judiciales estaban en este pequeño salón viendo la pantalla de la computadora con porno hard-core. La jueza O’Connor se movió hacia adelante…y dijo, ‘Oh, mi’”. Pero lo que más sorprendió a la audiencia no fue la anécdota (de hecho, Cruz, lo ha mencionado en otras ocasiones) sino el momento: delante de sus hijas.
Aunque la historia consta en las memorias que publicó en 2015, para muchos el republicano se pasó de la raya.
Lo anterior contrasta con el tono conservador que caracteriza sus palabras cuando se refiere a temas de índole sexual o de derechos reproductivos.
Por ejemplo, en el 2007, mientras era procurador general de Texas, Cruz la emprendió contra los dildos y el autoplacer en un documento de 76 páginas.
“No hay derecho sustantivo al debido proceso en el caso de estimular los propios genitales para propósitos no médicos que no estén vinculados a la procreación o fuera de una relación interpersonal”, lee el recurso judicial citado por Mother Jones esta semana.
Cruz buscaba que la Corte Federal de Apelaciones del Quinto Circuito prohibiera la venta de consoladores y otros juguetes sexuales para mantener la “moral pública”.
La corte falló en contra del pedido del entonces procurador general bajo el argumento de que el gobierno no debe tener inherencia en lo que hacen las personas en su cama y en la intimidad.