Congreso debe ayudar a Puerto Rico
La Isla del Encanto necesita sanear sus finanzas
Este domingo, durante el Desfile Nacional Puertorriqueño, estaremos celebrando el orgullo puertorriqueño, su cultura y sus extraordinarios aportes a esta nación.
Pero también estaremos llamando a que el Congreso en Washington tome acción sobre la crisis económica que está atravesando la bella Isla del Encanto.
Los 3.5 millones de ciudadanos estadounidenses de Puerto Rico están pasando por un momento de gran incertidumbre debido a la deuda de 70,000 millones de dólares de la Isla, y muchos se levantan en la mañana sin saber si los servicios de los cuales dependen serán suspendidos, o si sus empleos serán cortados.
Informes de la Administración Obama revelan que Puerto Rico se ha sumido en una recesión de una larga década, durante la cual más de 300,000 personas abandonaron la isla, la economía de la isla se hundió y el desempleo se disparó, y el agujero fiscal de la isla se hizo más profundo.
Desde que empezó la crisis, me he unido a los líderes puertorriqueños, para pedir al Congreso de los Estados Unidos que le dé acceso al Gobierno de Puerto Rico al capítulo 9 de la ley federal de quiebras, a fin de que la Isla pueda sanear su economía, cumplir con sus compromisos fiscales sin afectar los servicios que brinda a sus ciudadanos (escuelas, hospitales, policía, bombero, etc.) y poder retomar la vía del progreso.
Recientemente, el Congreso y la Administración Obama llegaron a un acuerdo sobre una legislación que ayudaría a rescatar a Puerto Rico de su deuda de 70,000 millones de dólares, la cual presenta un conjunto de soluciones preliminares que permiten reestructurar la deuda de Puerto Rico, mientras se compromete a financiar las pensiones, una disposición fundamental.
El proyecto de ley no otorga a Puerto Rico autoridad de bancarrota completa, pero da a la junta de control, creada para ordenar sus finanzas, autoridad supervisora sobre negociaciones con acreedores y los tribunales sobre la reducción de parte de la deuda.
El plan encausaría al territorio a financiar servicios públicos y mejorar la rendición de cuentas. A través de los planes fiscales, la junta tendría que resolver cómo mantener los derechos legales de los acreedores y también apuntalar el déficit en pensiones. La Isla tiene un agujero en los fondos de pensiones públicas de más de 40,000 millones de dólares.
Este proyecto de ley no es perfecto y me opongo firmemente a cualquier disminución del salario mínimo. Todo lo contrario, creo que el salario mínimo de la Isla debe subir a $15 la hora, siguiendo la tendencia de Nueva York. Creo además que el poder de Puerto Rico debe residir en Puerto Rico, para que sea el pueblo puertorriqueño el que decida su futuro.
El Congreso debe aprobar esta legislación lo antes posible, con enmiendas que vayan a favor de los puertorriqueños.
Debemos dar este paso adelante en el entendimiento de que es sólo el primero para lograr una completa recuperación de las finanzas de la Isla del Encanto.
(Adriano Espaillat es senador estatal de Nueva York)