El joven colombiano con parálisis cerebral que creó una asociación para ayudar a personas discapacitadas

Jeison, con parálisis cerebral, superó las barreras de su enfermedad y fundó un centro de atención a niños discapacitados

Cuando Jeison Aristizábal nació, hace casi 33 años, a su madre le dijeron que la vida de su hijo valía más bien poco.

Jeison sufría una parálisis cerebral causada por falta de oxígeno al nacer, tras dar a luz en casa de una partera en Aguablanca, un distrito humilde de Cali (Colombia).

El niño nació también con una malformación en la cadera y fue creciendo con dificultades para hablar, caminar o mover los brazos, actividades normales para otros.

“Cuando Jeison tenía 3 o 4 años, me dijeron que mejor le comprara una caja para poder sentarlo en la puerta de la casa y que se dedicara a embetunar zapatos”, le cuenta a BBC Mundo su madre, María Emilia Aristizábal.

Pero María Emilia no desistió.

Gracias a la obstinación de ambos hoy existe Asodisvalle, una asociación de ayuda a discapacitados en Aguablanca, creada por el propio Jeison con la idea de que otros niños no tengan que pasar por lo mismo que tuvo que pasar él.

Primero, multitud de operaciones para corregir su cadera y sus rodillas y ayudarlo a andar mejor.

A cada una de ellas le sucedió un periodo en la cama, luego en silla de ruedas y largos meses de recuperación.

También sufrió rechazos en varias escuelas, que no querían hacerse cargo de un niño discapacitado.

“La psicóloga le dijo a mi madre que tenía que elegir si me mandaba a una escuela para discapacitados o a una regular, y ella eligió la segunda”, le explica Jeison a BBC Mundo.

Burlas

Ni su madre, ni Jeison se rindieron, a pesar de que las cosas no habían sido fáciles.

María Emilia se había quedado viuda, tras morir asesinado su marido en una riña callejera, y estaba sola y con cuatro hijos.

Subsistía dedicándose a la venta ambulante en las ferias de Cali, vendiendo licor de manzanilla y otros artículos puerta a puerta.

Tras mucho insistir logró que a Jeison lo aceptaran para empezar la secundaria en una escuela.

“Era una matrícula condicionada a que no hubiera problemas. Afortunadamente, él mostró grandes cualidades desde el principio”, dice María Emilia.

Hubo burlas de los otros niños, que lo llamaban “torcido” o “mongólico”.

Pero Jeison aprendió a no rendirse y a sacar lo mejor de sí mismo, con apoyo de su familia.

Cuando tenía 17 años, una experiencia lo marcó y lo inspiró.

Conoció a un vecino, un niño que tenía su mismo problema y llevaba toda su vida en la cama porque su familia “era muy pobre y no podía comprarle una silla de ruedas”, explica él.

“No podía ni ver la televisión, porque estaba en otra sala de la casa y él no salía de la habitación”.

Dos renglones

Jeison se puso en contacto con una amiga que trabajaba en un diario y logró que le dejaran escribir dos líneas pidiendo una silla de ruedas para su vecino.

“Publiqué dos renglones y a las 4 de la tarde ya había llegado la silla de ruedas”.

Cuando volvió a visitar a su vecino, la vida le había cambiado.

“Ya lo llevaban al parque, al médico…”, relata Jeison.

Entonces empezó a recibir llamadas de otros vecinos pidiendo ayuda, y cada semana seguía publicando los dos renglones.

Luego, montó una sala de fisioterapia en el garaje de la casa de sus padres para atender a los niños, con una fisioterapeuta, una colchoneta y una pelota.

“Empezamos con 20 y en una semana ya eran 50”.

Cambiar percepciones

Al tiempo, ocupó también la sala de la casa para hacer sesiones de terapia con los padres y un psicólogo.

Algunos de los padres pensaban que la enfermedad de sus hijos era un castigo divino.

El centro de ayuda a niños discapacitados fue creciendo y, con ayuda de donantes privados y del Estado colombiano, hoy son cinco casas donde se atienden a 480 niños con discapacidades como síndrome de Down, autismo o parálisis cerebral.

Jeison siguió formándose y en la actualidad, además de manejar su propio carro, está estudiando la carrera de Derecho en la Universidad de Santiago de Cali.

El Congreso colombiano le otorgó la Medalla de la Cruz de Caballero.

También da charlas alrededor de Colombia explicando su historia de superación y sus “secretos para ser feliz”.

Pero sobre todo se dedica a cambiar las percepciones y a ayudar a niños discapacitados para que tengan más oportunidades en la vida que las que le daban a él al nacer.

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