La Víbora: Adiós a Juanga

A nuestra serpiente venenosa no se le escapa nadie de la farándula

Las víboras también lloran, aunque parezca increíble. Supongo que saben por qué. Sí, porque se fue de forma tan repentina e injustamente temprana nuestro querido Juanga.

Ustedes se preguntarán por qué el Divo de Juárez nunca fue víctima de mi lengua viperina (bueno, sí lo ha sido, pero poquito). Pues porque el intérprete mexicano era mi ídolo, porque muchas veces lloré, me emborraché y bailé con sus canciones (y quien diga que no lo ha hecho miente).

Por eso me causa tanta indignación que el directucho de TV UNAM, Nicolás Alvarado, se atreva a calificar al cantautor como uno de los letristas “más torpes” y “chambones” de la música popular.

Ciertamente Juanga no era un Joaquín Sabina o un Pablo Milanés, pero el michoacano tenía su gracia, y también talento.Tan es así que logró conectar con gente de todos los estratos sociales, aunque habrá uno que otro burgués wannabe que diga que el artista era para la pelusa. Todos esos que lo critican, como el caso de Alvarado, estoy segura que se saben todas sus composiciones, desde las más simplonas y cursis –como “NoaNoa”–, hasta esas que te ponen la carne de gallina –como “Te pareces tanto a mí”–.

Y es que Juanga tenía temas de todo y para todos: para los abandonados, para los despechados, para echarte un buen bailongo, para tomarte unos tequilas cuando estabas triste o contento, para celebrar. Su música y sus shows hicieron feliz a mucha gente, entre ellos a su servilleta.

Porque eso sí, cómo sudaba la gota gorda en cada uno de sus espectáculos. Ese Juanga dejaba el alma en sus presentaciones. Por eso lamento que se haya ido así, cuando todavía tenía tanto para dar.

En su honor, esta Víbora se la dedico a él, a su música, a su talento y a su manera de vivir tan libre y honesta. Que en paz descanse nuestro Juanga.

Y bueno, en otros temas, no acabo de entender para qué fue la reunión entre los cerebros menos brillantes del occidente. ¿Cómo supieron que me refería a Enrique Peña Nieto y Donald Trump?

Bueno, la verdad no es tan el difícil adivinar. Pues sí, ya vimos que ambos, además de masa encefálica, les falta eso que llaman producto de gallina.

Una reunión sin cerebro./Reforma
Una reunión sin cerebro./Reforma

Para empezar, se nota que el pelos de Paquita la del Barrio (con el perdón de Paquita) no halla qué hacer para congraciarse con los mexicanos, a los que apuñaló mortalmente. Haga lo que haga, así prometa una reforma migratoria, será muy difícil que se gane la simpatía de ese grupo.

Y por otra parte, ¿en qué cabeza cabe recibir en tu casa a quien ha insultado a millones de tus compatriotas y de paso te quiere hacer pagar por un muro que ni en sueños es posible construir?

Qué reunión tan patética, pero no nos sorprende. Ambos personajes dan muestras a diario de que lo que tienen en la cabeza es materia pero no precisamente gris.

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