Sacerdote pederasta encarcelado en la CDMX

Después de 22 años del primer abuso sexual, Jesús Romero logró ver a su agresor tras las rejas

MÉXICO – Después de 22 años del primer abuso sexual, Jesús Romero logró ver a su agresor tras las rejas: el sacerdote católico Carlos López Valdés,  quien durante más de cuatro décadas alterno las misas, las palabras de Cristo y las escuchas de confesiones  con presuntos ataques contra menores de edad.

Pero Jesús aún no está conforme: “El juicio apenas comienza”.

Y un proceso judicial frente a las autoridades judiciales mexicanas no es cualquier cosa: la mayoría de las veces es una revictimización. Bien lo sabe cualquier ciudadano y mucho más los abogados del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social, quienes llevaron el caso.

“La Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México -ante quien se hizo la denuncia- nos obstaculizó hasta hace poco”, precisó el litigante David Peña en conferencia de prensa para anunciar la detención del cura, nueve años después de la denuncia ante las autoridades.

Peña dice que tantos recursos tenía el ministerio públicoal alcance para retrasar el juicio, ese usó.

Dos de esos obstáculos dañaron particularmente la investigación. El primero fue  la rotura de un disco que contenía fotografías donde el sacerdote era protagonista de pornografía infantil con sexo explícito.

“Estaba en resguardo de la procuraduría y aunque tenemos copias de las imágenes la ley no las autoriza como prueba, sólo acepta las originales que ya no están”, precisó la abogada Michel Salas.

El segundo obstáculo fue el retraso para hacer comparecer a presuntos encubridores como el arzobispo primado de México Norberto Rivera y los obispos Jonás Guerrero y Marcelino Hernández.  “Nos decían que no podían citarlos porque eran del clero”.

Según los denunciantes, l a Iglesia Católica ha protegido a Carlos López primero negando los hechos, luego moviéndolo de parroquia, después mandándolo a una casa ‘para curarlo'”.

“Aunque abrió un proceso en el tribunal eclesiástico y lo expulsó de la Iglesia (hasta 2011) siempre la jerarquía católica lo ha protegido y ha evitado que comparezca”, dijo la víctima hoy de 33 años y estudiante de sicología en la Univerdidad Autónoma Metropolitana.

El vuelco positivo a la investigación que concluyó con la aprehensión del cura en Jiutepec, Morelos, estado vecino a la capital mexicana, se logró -de acuerdo con los abogados- gracias a la intervención  de la Comisión de Derechos Humanas de la Ciudad de México.

En una recomendación concluyó desde  2015 que la procuraduría local incurrió en varias violaciones a la ley al no investigar adecuadamente el caso de Jesús Romero por lo que ordenó reiniciar las indagaciones  una disculpa pública y una indemnización.

Sólo cumplió la primera. La Procuraduría finalmente logró  recabar la información y documentar la probable ejecución del  delito por lo que el juez ordenó la aprehensión. Falta la condena.

Jesús Romero calcula que mientras él estuvo en la parroquia, amenazado e intimidado por su agresor por seis años, éste abusó de seis monaguillos más. “Ejerció durante 45 años como cura, echen cuantas otras víctimas”.

El Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social, AC.  inició una campaña para animar a algunas de las otras víctimas que aún no se atreven a denunciar a Carlos López Valdés. “Ya no tiene la protección de antes”, dice.

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