Llegó Trump
La elección muestra un país dividido casi a la mitad. Hillary ganó el voto popular por muy poco. Geográficamente Trump ganó la mayoría de los Estados.
El escenario repudiado se cumplió. Se impuso el discurso misógino, xenófobo, racista, aislacionista y ultranacionalista, y logrará implantar algo del mal anunciado, porque en política hay factores de equilibrio.
El mundo se ha movido hacia discursos nacionalistas donde la ultraderecha gana terreno, con discursos antiinmigrante. Retórica y demagogia demostraron su valor.
La elección muestra un país dividido casi a la mitad. Hillary ganó el voto popular por muy poco. Geográficamente Trump ganó la mayoría de los Estados.
Es difícil determinar un perfil específico del votante. A Trump lo apoyaron mujeres, afroamericanos, hispanos, elites y gente blanca de bajo nivel económico. El discurso White Anglo Saxon Protestant no ha perdido su atractivo, especialmente aderezado con nacionalismo.
Algunas lecciones de la elección:
Hillary sucumbió ante una guerra sucia que pegó por su condición de mujer. Acusaciones sin sustento la dañaron. Misoginia pura y dura.
Sistema policíaco (FBI) intervino para afectar la imagen de Hillary.
Concepto del cambio funcionó. La gente harta de los Clinton, más el discurso mentiroso de un país en ruinas, convenció que había que darle oportunidad a alguien opaco. La mercadotecnia política ocultó lo que se pedía ver. La reversa es cambio.
Consecuencias posibles
Deshacer Obama care será prioridad, aunque las empresas aseguradoras no se prestarán a recomponer una estrategia que les ha permitido inflar primas de forma descomunal.
Las bases militares responden a una geo-estrategia que los militares no cederán con facilidad. Trump no puede romper el equilibrio militar en el sur este asiático, salirse de Corea puede devastar la posición imperial del Estados Unidos.
Igual son las relaciones dentro de la OTAN. Estados Unidos no puede abandonar sus intereses en Europa y dejar que Rusia avance. En el Medio Oriente verá que no fue falta de voluntad lo que inhibió la paz entre israelíes y musulmanes. Posiblemente no beneficie a los israelíes, por un acuerdo de diez años con una cláusula de no revisión, y los estadounidenses son muy celosos de los aspectos formales.
Trump continuará la política de deportación de Obama. En los próximos cuatro años podemos esperar 1,5 millón de deportados.
El muro existe, bastará con que lo publicite para reclamar la paternidad.
Costará poco trabajo establecer un mecanismo para filtrar a los migrantes musulmanes.
No podrá reabrir el Tratado de Libre Comercio porque es una atribución del poder legislativo. México aprobará el TPP que pone a la economía al servicio de las oligarquías del Pacífico, y Trump no podrá con ellas.
No puede imponer impuestos a que maquilan fuera de Estados Unidos. Estas empresas mundiales sabrán presionar para evitar locuras.
Políticos saben que no todo lo ofrecido es para cumplirse. Saben que la memoria social es corta.
Verdaderamente preocupante es el efecto pernicioso del discurso de odio e intolerancia que su campaña liberó y ese tardará mucho en atemperarse.