Trump “exagera” cantidad de indocumentados delincuentes

Expertos afirman que a pesar de echarse para atrás en su intención de deportar todos los indocumentados, su nueva intención de deportar a "2 o 3 millones" terminaría por atrapara a muchos que no son delincuentes y a residentes legales en problemas con la ley

De acuerdo a sus más recientes declaraciones, el presidente electo Donald Trump ya no pretende deportar a 11 millones de personas, sino sólo a 2 o 3 millones de “delincuentes” cuando tome posesión a finales de enero próximo.

Los expertos y analistas de las cifras existentes advierten, sin embargo, que en Estados Unidos no hay 2 a 3 millones de indocumentados delincuentes y que su política puede terminar arrastrando a muchos residentes legales con un record, a indocumentados acusados por entrar una o más veces ilegalmente al país o a personas sin papeles que no han cometido anteriormente un delito, como ocurrió durante el gobierno de Barack Obama, especialmente entre 2009 y 2011.

El presidente electo, que no toma posesión hasta el 20 de enero, dijo este domingo durante una entrevista televisada que “tomaremos a los delincuentes y los que tienen un record criminal, pandilleros, narcotraficantes, muchos de ellos, dos quizá tres millones y los sacaremos del país o los vamos a encarcelar, pero si están aquí ilegamente, los sacaremos del país”. 

La cifra de 2 millones que inicialmente citó Trump-y que tras su elección aumentó a 3- viene supuestamente de un estimado del Departamento de Seguridad Nacional que en 2013 calculó que existen en el país 1.9 millones de “extranjeros criminales deportables”.

Pero no todos ellos son indocumentados. Según el Migration Policy Institute, una organización que realiza investigaciones sobre inmigración con sede en Washington DC, sólo 820,000 son indocumentados que han cometido algún delito.

 De estos, según MPI, 300,000 han sido convictos de un delito grave y 390,000 de un delito menor “serio”. El resto son inmigrantes que están aquí legalmente y que pueden ser o no deportables, dependiendo de la razón por la cual están en la “lista de extranjeros criminales”.

A partir de los cambios a las leyes de 1996, los residentes legales pueden ser deportados si cometen cierto tipo de delitos, casi siempre aquellos que implican una condena de un año o más en prisión. 

Durante sus discursos sobre inmigración en la campaña, el ahora presidente electo Donald Trump principalmente hablaba de los “violadores, asesinos y narcotraficantes ilegales” que existen en Estados Unidos, hasta el punto que varios de los discursos principales de la Convención Nacional de su partido fueron dados por familiares de personas asesinadas por un delincuente sin papeles. 

Como se recordará, él también enfatizó en su primer discurso de campaña a los mexicanos “violadores y narcotraficantes” que vienen por la frontera y no a la gran mayoría que cruza para trabajar honestamente, aún cuando quebranten las leyes migratorias.

Pero la mayoría de quienes probablemente resultarán deportados no estarán en esa categoría de delitos violentos a las que se ha referido el ahora presidente electo, simplemente porque las cifras indican que no existen.

Líderes republicanos como el Presidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan, dijeron este fin de semana en programas políticos de televisión que Trump “no prepara un operativo de deportación masiva”. 

“Quiero que la gente se calme, ese no es nuestro plan, estamos enfocados en asegurar la frontera”, dijo Ryan.

No obstante, el hecho de que Trump ha invitado a su gobierno a varios personajes de línea dura anti inmigrante como el padre de la Ley de Arizona Kris Kobach, al senador Jeff Sessions, de Alabama y al congresista Lou Barletta, de Hazleton, Pennsylvania, no da muchas esperanzas a los observadores del lado pro inmigrante.

“Hay que ver quien está en su gobierno”, dijo Clarissa Martinez, del Concilio Nacional de la Raza. “Y las personas que está poniendo allí no nos dan ninguna esperanza sobre el tipo de política migratoria que un Presidente Trump va a llevar a cabo”.

¿Quien sería más vulnerable? 

Es muy dificil para el gobierno de Estados Unidos el deportar a más de 400,000 personas al año con los recursos existentes. Para hacerlo, habría que aumentar considerablemente el gasto del gobierno en este rubro y la capacidad de detención -que en este momento está al máximo.

Actualmente, las agencias del gobierno estadounidense que se dedican a detención y deportación de inmigrantes, cuestan más al gobierno federal que la suma de todas las demás agencias federales, incluyendo FBI, DEA, Servicio Secreto y US Marshals, entre otras. 

De esa manera, a menos que el Congreso proporcione muchos más fondos para esto, la situación para los inmigrantes indocumentados bajo un gobierno de Trump podría ser similar a lo que se vivió durante los primeros años del gobierno de Barack Obama, pero sin ninguna de las restricciones impuestas en 2011 por los llamados “Morton Memos”.

Los “Memos”, establecían como prioridad  a los extranjeros delincuentes, a los recien llegados por la frontera y a los que tienen órdenes de deportación pendientes. Aún con estas prioridades, solo un 60% de los deportados en el año fiscal 2015, eran inmigrantes con un delito en su haber.

Estos gráficos señalan qué porcentaje de los deportados cada año en el gobierno de Obama eran delincuentes convictos (en rojo)
Estos gráficos señalan qué porcentaje de los deportados cada año en el gobierno de Obama eran delincuentes convictos (en rojo)

Volver a los años antes del “Morton Memo”

Frank Sharry, director ejecutivo de la organización pro inmigrante en Washington America´s Voice, dijo que la comunidad inmigrante “no se deben dejar engañar”.

“De ninguna manera hay 3 millones de inmigrantes indocumentados peligrosos viviendo en Estados Unidos”, dijo Sharry en un comunicado. “Está claro que barrería con muchos residentes permanentes e indocumentados que han estado mucho tiempo aquí y merecen una oportunidad para quedarse”.

El abogado y ex fiscal de inmigración Carl Shusterman, dijo que probablemente “volveríamos a ver el tipo de cosa que hacían antes, paraban a alguien manejando, como no tiene papeles o licencia lo meterían a la carcel y terminarían deportándolo”. 

Shusterman dijo que “deportar a personas que tienen delitos graves tiene sentido, algunas de estas personas tienen delitos muy malos y la verdad es que el presidente OBama hizo de ellos una prioridad importante, por lo que fue muy criticado”.

“Obama ha sido más duro con los inmigrantes delincuentes que nadie, por lo que me cuesta creer que alguien puede hacer algo peor”, dijo el abogado. “De hecho un DUI o manejar bajo la influencia puede no ser un delito deportable, pero te puede terminar deportando o impidiendo que vuelvas al país con una visa. Y eso ya está ocurriendo”. 

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