La renegociación del “NAFTA” será la primera pelea de Trump con México

Trump prometió restablecer empleos en el sector manufacturero y afirmó que el TLCAN ha sido “el peor acuerdo comercial en la historia”

WASHINGTON.- La renegociación del pacto comercial de EEUU con México y Canadá será el primer salvo del republicano Donald Trump en sus primeros 100 días de gobierno, en el marco de su conocido rechazo a las fuerzas de la “globalización”.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte  (TLCAN, o “NAFTA”, por su sigla en inglés) fue negociado por la Administración Reagan y puesto en marcha en 1994 durante la Administración de Bill Clinton (1993-2001) y ha sido uno de los ejes de las relaciones entre EEUU, México y Canadá.

Sin embargo, según un borrador adelantado a la cadena CNN,  Trump iniciará un diálogo para renegociar el pacto comercial o, de ser necesario, sacar a EEUU del pacto en un plazo de 200 días.

“La Administración Trump revertirá décadas de una política comercial conciliatoria. Se negociarán nuevos acuerdos comerciales que antepongan los intereses de los trabajadores y compañías estadounidenses”, reza el documento.

El borrador además delinea sus planes para bloquear la aprobación del tratado comercial de la Alianza Transpacífico (TPP), y medidas para frenar “prácticas comerciales injustas”.

Bajo las cláusulas del pacto, Trump puede sacar a EEUU del acuerdo pero tendría que dar a los países socios, como mínimo, un aviso de seis meses.

Lo preocupante para muchos en Washington es que su postura pueda desatar una guerra comercial, porque Trump también quiere imponer una tarifa del 35% en los bienes que son exportados de México a Estados Unidos.

Haciéndose eco de otros expertos, el analista Duncan Wood, director del programa de México del Centro de Estudios Woodrow Wilson, consideró hoy que Trump podría recurrir a medidas menos drásticas porque para muchos en el Congreso su propuesta es sinónimo de “suicidio económico”.

Durante la contienda presidencial, Trump  prometió restablecer empleos en el sector manufacturero y afirmó que el TLCAN  ha sido “el peor acuerdo comercial en la historia”, un sentimiento que no es compartido por el liderazgo del Partido Republicano, que suele ser paladín de la libre empresa.

La mayoría de los expertos económicos han señalado que, si bien cierto que el tratado provocó la evaporación de alrededor de 800,000 empleos en ciertos sectores entre 1997 y 2013, otros millones de trabajos también dependen del pacto.

La fábrica de acero Cambria Iron Company, que cerró en 1992en Johnstown, Pennsylvania, una de las ciudades que ha perdido empleos y se ha empobrecido en ese estado. Mark Makela/Getty Images
La fábrica de acero Cambria Iron Company, que cerró en 1992en Johnstown, Pennsylvania, una de las ciudades que ha perdido empleos y se ha empobrecido en ese estado. Mark Makela/Getty Images

En concreto, la Cámara de Comercio de EEUU calcula que, en la actualidad, alrededor de seis millones de empleos en este país dependen de forma directa o indirecta del comercio con México.  El intercambio comercial entre EEUU y México se ha disparado gracias al TLCAN, y los tres países se han beneficiado.

No obstante,  el mensaje populista y nacionalista de Trump encontró eco en la clase trabajadora, afectada por la competencia de la mano de obra en el exterior.

No sorprende que su retórica en contra de socios como México y China, que según Trump han sacado ventaja a EEUU durante años, le ayudó a sumar votos en la región conocida como el “Rust Belt”, estados que desde la puesta en marcha del TLCAN sufrieron el deterioro del sector manufacturero.

Quienes defendieron a capa y espada el TLCAN, incluso en México, argumentaron que, al eliminar los aranceles o impuestos a los productos entre las tres naciones, éste permitiría un flujo libre de bienes y servicios.

En la actualidad, el TLCAN ha permitido el intercambio comercial de unos $1,400 millones a diario tan sólo entre Estados Unidos y México.

El puesto fronterizo de Otay Mesa en San Diego, California, es uno de los principales puntos de cruce fronterizo con México.
El puesto fronterizo de Otay Mesa en San Diego, California, es uno de los principales puntos de cruce fronterizo con México. Archivo

Un análisis encargado el año pasado por el Congreso argumentó que “en realidad, el NAFTA no causó la enorme pérdida de empleos temida por los críticos, ni las enormes ganancias económicas vaticinadas por sus partidarios”.

“El efecto neto en general del NAFTA en la economía estadounidense parece haber sido relativamente modesto, porque el comercio con Canadá y México conforma apenas un pequeño porcentaje” del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos, explicó el documento.

La mano de obra barata en México, donde los trabajadores no tienen derecho a formar sindicatos en los sectores de la industria automotriz, el acero, y la agricultura, ha sido un imán para empresas estadounidenses que quieren reducir sus costos de producción.

Para los partidarios de Trump, que se describen como “desposeídos”, el traslado de empresas estadounidenses fuera del país a países como México o China ha sido razón de sobra para votar contra el “establishment” y apoyar la renegociación del TLCAN.

Lo que los trabajadores y consumidores en EEUU no toman en cuenta es que, debido a que la mano de obra cuesta menos en México, todos los productos que exporta este país ostentan precios más bajos también.

El chofer de un camión de mercancías procedentes de Mëxico aguarda los resultados de la inspección aduanera antes de entrar en EEUU. John Moore/Getty Images
El chofer de un camión de mercancías procedentes de Mëxico aguarda los resultados de la inspección aduanera antes de entrar en EEUU. John Moore/Getty Images

Trump supo aprovechar la ansiedad de un segmento del electorado, ahuyentado por la globalización, el impacto de la inmigración, y la creciente desigualdad social entre ricos y pobres.

Ahora, de la mano de su asesor político, el ultraderechista Steve Bannon –también opuesto a la globalización-, se dispone a dar un hachazo al TLCAN, en el marco de su plan para “desaguar el pantano” en Washington.

Pero no está claro que su receta de eliminar el TLCAN automáticamente permita el regreso de los empleos ya esfumados por el comercio exterior, o mejore la competitividad de EEUU.

“Nadie está sugiriendo que el NAFTA es perfecto -ningún acuerdo comercial lo es-. El presidente Trump podría intentar ajustar algunas secciones y eliminar otras, sobre la base de un análisis punto por punto”, explicó Michael Taube,  quien trabajó para el exprimer ministro canadiense, Stephen Harper.

Es importante un diálogo nacional sobre el futuro rumbo del TLCAN, “pero desbaratar todo el documento entero no sería una decisión sabia”, sentenció.

Los detractores de Trump insisten en que el próximo presidente haría bien en centrar sus energías en la creación de empleos privados a través de incentivos fiscales para las empresas, y otras medidas gubernamentales.

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