En un superclásico de alto vuelo, Boca Juniors remontó y le ganó 4-2 a River Plate

Carlos Tavez tuvo una magnífica actuación y fue determinante en el triunfo de los xeneizes

Era una fiesta. Había música, show en vivo y una felicidad pocas veces vista. A cuatro días de la octava final del ciclo de Marcelo Gallardo, River vencía a Boca 2-1 después de haber comenzado perdiendo, era superior a su rival y parecía estar encaminado a extender esa ventaja. Pero apareció el Ogro. Ese personaje destinado a convertir los cuentos de hadas en pesadillas. Hablamos de Carlos Tevez, la gran figura de la tarde, que arruinó el festejo millonario y lo pintó de azul y amarillo. Con un Apache que jugó para 10 puntos, el conjunto de Guillermo Barros Schelotto se impuso por 4-2 y sigue prendido en los puestos de vanguardia del torneo de Primera División.

Los goles que faltaron en los primeros dos superclásicos oficiales del año (0-0 en ambas oportunidades) aparecieron hoy. Fue un festival de tantos. También de estados de ánimos. Cuando Boca lo tuvo para liquidar, River lo dio vuelta. Cuando River pudo extender la ventaja, Boca lo sorprendió. Así de imprevisto fue un partido que se llevó Boca, pero que pudo ser para cualquiera. Hasta el empate, quizás, que hubiese sido el desenlace más justo.

Con este resultado, Boca alcanzó las 28 unidades y se subió a la cima del campeonato, aunque aún debe jugar Estudiantes. River, por su parte, quedó con 17 unidades, a once de los xeneizes. La presión millonaria estará puesta en el partido del jueves: la final de la Copa Argentina ante Rosario Central. Si gana, el objetivo en 2017 será la Copa Libertadores. Si pierde, deberá afrontar un primer semestre complicado, lejos de la pelea y sin otra competencia a la vista.

El primer tiempo

¿Será cierto que Tevez dejará el fútbol o se irá a la poderosa (en términos económicos) liga de China? Es imposible responder a esa pregunta. Pero lo cierto es que si se va, jugó para despedirse a lo grande. Fue el alma de Boca. No sólo en lo futbolístico, sino también en lo anímico. No jugó en una posición definida, flotó por todo el frente de ataque. Y hasta ayudó con la recuperación cuando el equipo quedó mal parado.

A los pocos minutos del primer tiempo, el Apache ya avisó con una precisa asistencia para Cristian Pavón, luego de cubrir la pelota y de dejar en el camino a Leo Ponzio. El delantero resolvió al cuerpo del arquero Augusto Batalla y la jugada se diluyó. Pero, un poco más tarde, a los 13 minutos, Carlitos volvió a hacer de las suyas. Pisó la pelota tres cuartos de cancha y, cuando todos pensaban que iba a aprovechar la subida del lateral, arrancó una corrida por el medio para asistir a Walter Bou, que no perdonó. Así Boca se puso 1-0. Así Boca parecía que se iba a llevar puesto a un desconocido River.

Nacho Fernández y Andrés D’Alessandro no mostraban esa efectividad en los pases a la que tienen acostumbrados al equipo. Por ahí pasaba el principal problema de River. Hasta los 33, minutos, claro. Luego de un centro del Cabezón, Gino Peruzzi despejó de cabeza al centro del área, justo donde estaba Driussi, que demostró por qué es el mejor jugador millonario en el semestre. El delantero remató de volea para dejar sin reacción al joven debutante Axel Werner, marcó su noveno gol en el campeonato y el N°12 en el semestre. 1-1.

El Monumental, que hasta ese momento se había mantenido casi en silencio, reaccionó. El equipo del Muñeco Gallardo, que no podía hacer pie, también. Todo sucedía mientras Boca se hundía a fuerza de errores propios. Sólo Tevez seguía en partido, con algunos destellos de Gago. Pero no mucho más. River supo sacar provecho de eso y, a los 39, volvió a marcar. Fue gracias a un exquisito centro del paraguayo Jorge Moreira y un cabezazo de Lucas Alario, que le convirtió a los xeneizes por primera vez en su carrera, ya que ni con Colón había podido.

El segundo tiempo

¿Era posible mantener la misma intensidad en la segunda mitad? La respuesta parecía ser no. Es que el golpe a golpe se convirtió en algunas jugadas de peligro aisladas. River tuvo la primera, a los dos minutos. Driussi asistió a Alario, que se falló un gol increíble debajo del arco. Después, tuvieron un mano a mano cada uno: Pity Martínez y Pavón. Los dos definieron al cuerpo de los arqueros.

Muchas veces, las historias terminan en el mismo lugar en el que empezaron. Y así fue este superclásico. Porque ese Tevez omnipresente volvió a hacerse dueño de la escena. Sucedió después de la salida de D’Alessandro, que se fue entre los aplausos de la gente y un cruce con Guillermo: “Dejame que es mi último partido“, le dijo el Cabezón.

El Apache jamás dio por perdido ninguna pelota. Por eso llegó el empate. A los 17 minutos, en una jugada de otro partido, Bou asistió de chilena a Carlitos, que comenzó a correr al igual que Batalla, el jugador de River más cercano a la acción. Los dos llegaron al mismo tiempo, pero el arquero se pasó de largo y la pelota le quedó servida a la gran figura del partido. La definición fue tan buena como su partido. 2-2.

Para terminar una tarde de ensueño, de esas que se recordarán por muchos años, Tevez regaló una obra de arte. La jugada empezó con Ricardo Centurión trasladando la pelota y dejando en el camino a varios rivales. Siguió con Pavón metiendo la pausa y la asistencia final. Y cerró con Carlitos definiendo de manera exquisita, con una curva difícil de explicar con palabras. Jugó para 10. Jugó como si se estuviera despidiendo de Boca.

Sobre el final, Centurión selló el 4-2.

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