Donald Trump y el nuevo (viejo) movimiento anti inmigrante estadounidense

La campaña presidencial de 2016 no fue la primera que se concentró en mensajes contra grupos inmigrantes en la historia de Estados Unidos, pero si fue la más radicalmente hostil en la historia reciente del país.

El sentimiento anti inmigrante que prevaleció durante la campaña presidencial estadounidense de 2016 fue algo que se sintió en las calles desde un principio.

Así lo contó a La Opinión hace más de un año la activista de Arizona Brenda Lopez, quien fue con su hija a protestar a Phoenix en julio de 2015 en las afueras de un discurso de Donald Trump.

“Estábamos protestando pacíficamente con nuestros cartelones. Yo siempre llevo a mi hija de 12 años conmigo a estas actividades, ella está bien acostumbrada”, dijo Lopez. “Pero esta vez vi miedo en sus ojos, porque había mucha gente gritándonos: “váyanse a su país” y realmente tenían odio en su mirada. La policía tuvo que ponerse frente a nosotros para evitar que nos atacaran”.

Después del triunfo de Donald Trump, cuya candidatura se lanzó hace año y medio sobre una propuesta de deportaciones masivas, un muro en la frontera sur y el continuo desprecio a los inmigrantes de México, los refugiados sirios y los musulmanes, los ataques siguieron.

Los ataques continuaron durante semanas después del triunfo del republicano en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. A mediados de diciembre aún se veían noticias como ésta en periódicos de todo el país:

“Regresen a México”, atacan a estudiantes hispanos desde la elección, reza el titular del periódico Herald Leader de Lexinton, Kentucky de este pasado 14 de diciembre.

Como ejemplo de lo que está ocurriendo en muchos rincones del país, el periódico local de esa ciudad en el corazón de un estado republicano reportó que los niños de origen latino han sufrido ataques verbales por parte de compañeritos con el tema: “regrésate a México”.

No se trata sólo de casos aislados o anécdotas. Algunos ataques han llegado al nivel de delito, y el Buró Federal de Investigaciones FBI reportó el 14 de diciembre que los llamados “delitos de odio” aumentaron considerablemente en 2015, respecto al año anterior.

Durante el período de transición, Trump hizo nombramientos a puestos de importancia en su gobierno que preocuparon a organizaciones que vigilan los derechos civiles.

Una campaña repleta de ataques a los inmigrantes, a los medios, a otros políticos, a otros países y a líderes varios del mundo y de Estados Unidos, culminó con el nombramiento de un listado de funcionarios que han hecho carrera con el tipo de política anti inmigrante que ha dominado a ratos el país desde su fundación.

A finales de noviembre, la “Coalición contra el Odio” formada por más de 40 organizaciones del país, instó al presidente electo Donald Trump a “expulsar” de su gobierno a “conocidos extremistas como el senador Jeff Sessions, el congresista Mike Pompeo, el general retirado Michael Flynn, el asesor Steve Bannon, Laura Ingraham y Kris Kobach.

“Individuos con prejuicios resultan en políticas con prejuicios, es así de simple”, dijo Corey Saylor, del Centro para Relaciones Islamicas Americanas CAIR. “No puede haber una visión realista de un país unido cuando los designados presidenciales favorecen el racismo, la xenofobia, la homofobia, el anti semitismo y la islamofobia”.

Trump y el populismo de la división 

La campaña de Trump terminó como empezó: con un regreso a políticas de otras eras en los Estados Unidos. Para encontrar en la historia del país una campaña tan abiertamente divisiva y enfocada a movilizar a un grupo mayoritario contra ciertas minorías, hay que volver a mediados del siglo XIX en Estados Unidos, con el movimiento “Know Nothing” que consta en los libros de historia.

El movimiento “Know Nothing”, prevalente hacia 1854-1856, surgió en respuesta a una afluencia de inmigrantes y prometió “purificar” la política estadounidense limitando o acabando con la influencia de los católicos irlandeses y otros inmigrantes, reflejando así el sentimiento nativista y anticatólico.

Dicho movimiento estaba potenciado por los temores populares de que el país estaba siendo abrumado por inmigrantes católicos alemanes e irlandeses, a quienes consideraban hostiles a los valores de la república y controlados por el Papa. Su principal objetivo era frenar la inmigración y la naturalización y la membresía se limitaba a los varones protestantes. En 1854 candidatos cercanos al movimiento ganaron en Boston, Salem y otras ciudades de Nueva Inglaterra, así como en Massachusetts, en Pennsylvania y en Washington.

Donald Trump comenzó a sonar como candidato presidencial hace algunos años, pero llamó la atención del movimiento ultraconservador republicano con sus asaltos a la nacionalidad de Barack Obama y su “investigación” para supuestamente hallar el certificado de nacimiento del presidente.

La teoría de que Obama realmente no era nativo de Estados Unidos sino de Kenya -de donde era su padre- era popular entre segmentos extremistas -y buena parte de los republicanos de a pie desde antes de la elección del primer presidente afroamericano en 2008.

Muchos atribuyen estas ideas a un racismo “encubierto”, ya que nunca se había cuestionado de esta manera la nacionalidad de un presidente en funciones de este país.  

Culminan años de movimientos anti inmigrantes

Asímismo, los rápidos cambios demográficos del país habían llevado a años de leyes anti inmigrantes en estados y localidades, así como intentos nacionales para aprobar medidas anti inmigrantes y al estancamiento de los intentos para legalizar a millones de indocumentados.

En 2015, Donald Trump resumió años de coqueteos del partido republicano con fuerzas anti inmigrantes (Romney y su “auto deportación” son un ejemplo y la Proposición 187 en California, que data de 1994, es otro), declarando abiertamente la guerra a los inmigrantes mexicanos.

“Cuando los mexicanos mandan a sus inmigrantes, no mandan a los mejores. Traen drogas, traen delincuencia, son violadores y algunos, yo asumo, son buenas personas”, dijo el precandidato republicano a mediados de 2015 cuando lanzóMéxico, México”, gritaban señoras y padres de familia, jóvenes estudiantes y hasta algún que otro mexicano. su candidatura.  

Su plataforma sobre inmigración fue la primera que articuló y se convirtió en parte esencial de su campaña presidencial: comenzó proponiendo eliminar la nacionalidad a hijos de indocumentados nacidos aquí, construir una pared fronteriza pagada por el gobierno de México, triplicar el número de agentes de ICE, deportar a todos los indocumentados con sus familias y reducir los programas de refugiados.

Para David Ayón, profesor de la Universidad Loyola Marymount y politólogo, se vió  un resurgimiento del “nacionalismo con tonos raciales” en los Estados Unidos.

“Trump propuso una plataforma que incluye varias dimensiones de esto. El empieza antes de lanzar su candidatura hablando de que Obama no tiene su certificado de nacimiento. Luego empezó a hablar de temas económicos y de que otros países “nos están comiendo el mandado”, dice Ayón.

El tema de la construcción del muro se convirtió en un canto festivo en sus mítines de campaña. “¿Quién pagará el muro?”, decía a su público enardecido. “México, México”, contestaban ellos. 

Otros precandidatos republicanos como Ted Cruz, Rick Santorum, Rick Perry, Bobby Jindal, Mike Huckabee, intentaron ser más duros que él con los inmigrantes. Pero carecían de su arrastre popular. Aun así, todos pusieron su granito de arena para cavar la fosa de los inmigrantes indocumentados en la memoria popular estadounidense.

En algún momento, por ejemplo, Jindal, quien se retiró pronto de la competencia, sugirió que los inmigrantes sin papeles no se asimilan y tampoco trabajan.

“Debemos insistir en la asimilación, inmigración sin asimilación es una invasión…debemos decirles que vengan legalmente, aprendan inglés, adopten nuestros valores y trabajen”, dijo Jindall.

Otros como Rick Santorum propusieron plataformas más duras que Trump, incluyendo reducir no sólo la inmigración sin papeles sino también la legal en al menos una cuarta parte.

La plataforma republicana aprobada en la convención de verano fue una de las más restrictivas de la historia reciente y el discurso de Trump al aceptar la nominación de su partido estuvo destinado a presentar a los inmigrantes indocumentados como criminales peligrosos.

En el mundo de Trump, así como en su discurso, la inmigración sólo puede ser vista bajo el prisma de la delincuencia y la seguridad nacional.

Lo que eran ataques ocasionales contra inmigrantes, indocumentados, mexicanos, refugiados y otras minorías consideradas indeseables por algunos, se convirtieron en algo de todos los días gracias al tono y el contenido de una de las campañas más agresivamente anti inmigrantes de todos los tiempos.

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