Por qué debemos trabajar más para proteger a las mujeres latinas del virus del Zika

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Es mejor que las mujeres embarazadas usen repelente contra mosquitos. Crédito: Shutterstock

Aunque la Organización Mundial de la Salud declaró recientemente el fin de la emergencia sanitaria global por el virus del Zika, para las mujeres latinas residentes en áreas urbanas, quienes constituyen el grupo de mayor riesgo de contraer el Zika durante el embarazo, este virus continúa siendo una amenaza. Con la llegada de la temporada de feriados, en las que muchas personas viajan, estas mujeres, especialmente aquellas con familiares en Puerto Rico y la República Dominicana, donde el virus del Zika no ha sido controlado aún, corren un riesgo todavía mayor.

La comunidad latina merece una respuesta rápida e integral a esta situación, y esa respuesta debería combinar la experiencia y el acerbo cultural de los médicos que trabajan en la comunidad, así como de los líderes y organizaciones comunitarias para obligar a los legisladores, al sector de la salud y a la opinión pública a reenfocar este problema en aras de impedir una epidemia de consecuencias incontrolables.

Pese a la probabilidad de que en Nueva York nunca haya un mosquito infectado con el Zika, en el estado de Nueva York se han dado ya 926 casos de infección con el virus, más que cualquier otro estado del país. Todos estos casos son la consecuencia de viajeros portadores. Para nosotros, el Zika es una enfermedad que se transmite sexualmente y que no ha desaparecido con el fin del verano. El tráfico de viajeros entre Nueva York, el Caribe y América del Sur —donde aún persisten brotes de Zika— es parte de nuestra rutina de temporada festiva, forma parte de quienes somos. Y no debemos dejar de viajar a estas áreas, no tenemos por qué renunciar a hacerlo, excepto las mujeres que ya están embarazadas.

Como médico, al frente de una red de más de 3,000 médicos en El Bronx, Manhattan, Queens y Brooklyn —muchos de nosotros también inmigrantes hispanos— comprendo lo abrumador que puede parecer la lucha contra el Zika. Especialmente cuando debemos enfrentar percepciones tan peligrosas como que el Zika es algo del pasado, o confusas como que se trata de una enfermedad propia del verano. Ambas percepciones son perjudiciales. Y con toda franqueza, confieso que me siento muy alarmado con la falta de urgencia y comprensión en nuestra comunidad respecto al virus del Zika. Como consecuencia de carencia de gravedad, podrían afectarse y correr riesgo de infección miles de personas.

Comunicar el mensaje sobre el virus del Zika no ha sido tarea fácil, en parte por los síntomas ligeros del virus que, en ocasiones, ni siquiera se manifiestan. Pero las mujeres embarazadas o aquellas que puedan quedar en estado de gestación deben ser conscientes de que la infección con el virus del Zika puede resultar en que sus hijos nazcan con microcefalia —un devastador defecto de nacimiento que consiste en que la criatura nazca con una cabeza muy pequeña y daño cerebral severo. En la Ciudad de Nueva York ha habido 55 casos de mujeres embarazadas infectadas con el virus del Zika y al menos cinco bebés han nacido con síntomas anómalos de desarrollo cerebral relacionados con el virus del Zika.

Por ser una enfermedad de transmisión sexual, Zika presenta una gama de retos culturales de carácter específico. Muchas mujeres latinas utilizan métodos anticonceptivos, pero la única manera de no contagiarse con el Zika es mediante la abstinencia sexual o con el uso de condones por un período de al menos seis meses, después de haber regresado del área infectada por mosquitos del Zika. Las directrices actuales indican que el virus del Zika puede permanecer en la esperma durante un período de seis meses. Este virus tiene la característica de que puede ser transmitido directamente al feto, por lo que el uso de condón debe ser obligatorio durante las relaciones sexuales en el embarazo. Para las personas que viajan frecuentemente a zonas afectadas, las pruebas médicas serán útiles únicamente si la mujer está embarazada o buscando quedar embarazada.

En nuestras comunidades pobres y más desfavorecidas, ya marcadas por niveles epidémicos de asma, diabetes y obesidad, es precisamente donde se hace más difícil que llegue nuestro mensaje. Nuestros pacientes enfrentan barreras del lenguaje, así como bajos niveles de conocimiento de temas de la salud. En esas comunidades donde los residentes viven bajo efectos desproporcionados de pobreza, incluyendo problemas para garantizar la vivienda y el alimento, existen sin lugar a dudas retos y preocupaciones sanitarias aún mayores. Esta realidad demanda que seamos capaces de presionar a los legisladores para que la reconozcan y con ello contribuyan a la búsqueda de soluciones.

La Ciudad de Nueva York, por cuenta propia, ha lanzado una campaña de información integral sobre este tema, iniciativa que aplaudimos y agradecemos. Pero debemos hacer más para asegurar la toma de conciencia, prevención y el empoderamiento en las mujeres latinas en riesgo. Le hemos solicitado al Departamento de Salud que invierta más en recursos de difusión de los riesgos y la prevención del Zika en medios de comunicación en español  como este, así como en las organizaciones comunitarias que prestan servicios a las mujeres latinas. Esta población en riesgo requiere de una campaña de divulgación bien pensada, integral y que tenga en cuenta sus propias características culturales. Debemos hacer todos los esfuerzos a nuestro alcance para evitar las desastrosas consecuencias del virus del Zika en nuestra comunidad.

-El Dr. Ramón Tallaj es Chairman de Advocate Community Providers, organización sin fines de lucro liderada por médicos.

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