En qué se parece el escándalo de Rusia y Trump a Watergate, el caso que provocó la caída de Richard Nixon

Algunos consideran la premisa exagerada, mientras otros ven las similitudes muy claras

Sessions era senador antes de ser propuesto por Trump para el cargo de fiscal general.

Sessions era senador antes de ser propuesto por Trump para el cargo de fiscal general.  Crédito: (Getty Images)

Fue un aviso dirigido al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de esos que pueden ir con doble sentido: “Hey Donald, un consejo: los encubrimientos no se hacen más fáciles a medida que avanzan”.

Lo llamativo es que quien lanzó esa advertencia por Twitter el miércoles fue John Dean, consejero legal de la Casa Blanca durante la presidencia de Richard Nixon, el mandatario que acabó renunciando en 1974 por el escándalo Watergate.

Y como ahora el gobierno de Trump enfrenta su propia polémica por revelaciones de contactos de hombres cercanos al presidente con Rusia, el consejo público de Dean pareció mordiente.

Ocurrió justo cuando se descubría que el flamante fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, mantuvo conversaciones con el embajador ruso en Washington el año pasado, que evitó mencionar en enero al ser interrogado bajo juramento en el Senado.

Bajo fuertes críticas, Sessions se declaró impedido este jueves de participar de cualquier investigación sobre la campaña electoral de 2016, incluida la presunta injerencia que Moscú tuvo —según miembros de inteligencia de EEUU— en las elecciones buscando favorecer a Trump.

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Sessions negó que sus conversaciones con el embajador tuvieran relación con la campaña.

El caso de los contactos con Rusia ya provocó la renuncia del consejero de seguridad nacional de Trump, Michael Flynn, tras conocerse que él también se había comunicado antes de asumir con el embajador de Moscú, Sergey Kislyak.

Todo esto ha llevado a Dean y otros conocedores del caso Watergate a comparar la situación política actual en Washington en aquellos años. Pero, ¿hasta dónde se parecen?

Bajo enorme presión, Sessions compareció ante los medios este jueves.
Bajo enorme presión, Sessions compareció ante los medios este jueves. (EPA)

“A hipervelocidad”

“Lo que veo o escucho son ecos de Watergate”, dijo el propio Dean la semana pasada en “Democracy Now!”, un noticiario local. “No tenemos Watergate 2.0 todavía, pero tenemos algo que está empezando a parecer que podría ir ahí”.

El escándalo Watergate estalló luego de una irrupción en la sede de la campaña demócrata y creció con el intento de tapar el involucramiento del gobierno de Nixon, que renunció enfrentando el riesgo de un juicio político o impeachment en el Congreso.

Dean, definido como “maestro manipulador del encubrimiento” por el Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés), comparó incluso los estilos de Nixon y Partido Republicano.

“Ambas son personalidades autoritarias”, dijo. “Y este es un tipo de personalidad que trata de asustar a la gente para tomar a un hombre fuerte como su líder”.

“Hay razones para comparar las dos presidencias, con la advertencia de que la presidencia de Trump lleva 41 o 42 días, entonces es muy nueva”, dijo Margaret O’Mara, una profesora de historia en la Universidad de Washington (UW) a  BBC Mundo.

Y señaló que, mientras el caso Watergate tardó años, el de los contactos con Rusia “se está desarrollando a hipervelocidad, es realmente extraordinaria la forma en que las cosas se mueven”.

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El escándalo del Watergate acabó con la presidencia de Nixon en 1974. (Archivo / BBC)

Apoyo de Trump

Este jueves, Trump expresó su apoyo a Sessions, diciendo que no debía abstenerse de participar de investigaciones sobre la campaña, lo que de todos modos ocurrió poco después, como lo comenzaban a reclamar incluso congresistas republicanos.

El presidente negó que estuviera al tanto de los contactos de Sessions con el embajador.

Y en una nueva serie de tuits, Trump escribió que Sessions no dijo “nada malo”, aunque “podría haber dado una respuesta con más precisión”.

También aprovechó para arremeter contra lo que llamó “caza de brujas” del Partido Demócrata y quejarse de las “totalmente ilegales filtraciones”.

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Trump defendió la honestidad de Sessions en Twitter.

“No se trata del delito sino del encubrimiento”

La Casa Blanca también ha defendido a su jefe de gabinete, Reince Priebus, negando reportes de prensa que señalaron que intentó sin éxito que el FBI refutara informaciones sobre vínculos de asesores de Trump con Rusia.

“No sabemos lo que está pasando, pero el gobierno está presionando tanto contra cualquier tipo de investigación que comprensiblemente plantea sospechas, entre la prensa y el electorado de tendencia liberal”, sostuvo O’Mara.

A su juicio, “la gran lección histórica de la presidencia de Nixon es que no se trata del delito, sino del encubrimiento”.

Este jueves, la Casa Blanca admitió que Jared Kushner, yerno y asesor de Trump, también participó junto a Flynn de un encuentro con el embajador ruso Kislyak en diciembre, para establecer “una línea de comunicación” entre ambos gobiernos.

Esa reunión se había mantenido en reserva hasta ahora.

Al igual que ocurre con Sessions, se desconoce el contenido exacto de las conversaciones con el enviado ruso, aunque el gobierno niega que hubiera algo indebido en ellas.

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El encubrimiento de sus contactos con Rusia ya le costó el cargo a Michael Flynn. (Getty Images)

“Punto de inflexión”

Otra similitud señalada por Dean y O’Mara son los ataques al periodismo por parte de Nixon y Trump, quien acusó a varios medios de comunicación que, según él dan noticias falsas, de ser “enemigos del pueblo”.

Carl Bernstein, uno de los periodistas del diario The Washington Post que reveló el caso Watergate, sostuvo en la cadena CNN que los ataques de Trump a la prensa “son más desleales” que los de Nixon.

Sin embargo, Joan Hoff, una historiadora que ha publicado libros sobre Nixon, advirtió que aunque a éste le desagradaba la prensa “nunca afirmó que era un enemigo del pueblo, pública o privadamente”.

“Las comparaciones son exageradas en este momento”, dijo Hoff a BBC Mundo.

También sostuvo que Dean “se ha hecho a sí mismo una especie de héroe de la investigación de Watergate, cuando fue un participante del encubrimiento”.

Entonces, ¿podría el caso de los contactos con Rusia conducir a un impeachment presidencial como en Watergate?

Según Hoff, esa pregunta carece de fundamento porque, para que haya un juicio político, el presidente debería haber cometido un delito.

“Hasta ahora no hay ningún indicio de que el propio Trump haya hecho eso: probablemente lo haya hecho gente trabajando para él, pero eso no lleva al impeachment del presidente”, indicó.

Una diferencia importante es que ahora el Partido Republicano del presidente controla el Congreso, algo que no ocurría con Nixon.

Pero O’Mara cree que “es posible” que todo termine en un juicio político a Trump, aunque es temprano para saberlo.

“El impeachment es algo que requiere que los partidarios leales y la gente que está del lado del presidente cambie y diga que esto fue demasiado lejos”, explicó. “Ese sería el punto inflexión”.

(Por 

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