La influencia del fútbol para que Holanda se convirtiera en una potencia en el béisbol

Aunque no lo creas, Johan Neeskens y Johan Cruyff también fueron figuras en el deporte de la pelota caliente

Cuba se despidió del Clásico Mundial de Béisbol por la puerta de la humillación y quien se la abrió de par en par fue Holanda, el país que se ha venido transformando en la mayor sensación del juego de la pelota.

La novena europea aplastó 14-1 al combinado caribeño en uno de los golpes más contundentes que ha recibido el béisbol cubano en su historia, que terminó noqueado en siete entradas y eliminado del mundial.

Cuesta asociar el resultado a dos países que han sido tan opuestos por tradición, uno reconocido como una de las mayores potencias de fútbol y el otro histórico monarca del béisbol, pero lo cierto es que si la victoria de Holanda resulta tan sorpresiva para la mayoría, hay un detalle que hace entendible el salto de calidad que ha tenido en los últimos diez años.

El béisbol en Holanda no se remite sólo al territorio del reino en Europa, sino también a dos pequeñas islas ubicadas en el mar Caribe que fue donde se fraguó el asalto naranja al béisbol.

Más de las mitad de los jugadores en el roster de la selección holandesa nacieron en Aruba y Curaçao o son hijos de padres que emigraron de las Antillas Holandesas.

Del fútbol al béisbol total

La relación del balón con la pelota en Holanda se remonta a sus inicios, hace ya más de 100 años, cuando varios de los principales clubes de la liga holandesa de fútbol formaron sus propias novenas de béisbol.

Uno de ellos fue el Ajax de Ámsterdam, que suma cuatro títulos en sus vitrinas.

De hecho, antes de la desaparición en 1972 del equipo de béisbol, en sus inferiores apareció un pequeño niño de 10 años que despuntó como uno de los mejores prospectos del equipo al tener unas condiciones formidables de atleta.

¿Su nombre? Johan Cruyff.

La leyenda del fútbol destacó como receptor del equipo y ocasionalmente se ponía de lanzador, pero como destacó en una oportunidad el periódico The Guardian, él no fue el mejor beisbolista de la generación de oro del fútbol holandés en los años 70.

Ese honor era para su compañero Johan Neeskens, quien llegó a a formar parte de la selección holandesa de béisbol y “fue votado como el mejor bateador del campeonato europeo juvenil de béisbol en Roma en los años 60”, mencionó el diario británico.

En una entrevista con el periódico The New York Times en 2008, el entonces manager de Holanda, Robert Eenhoorn, quien jugó como segunda base y campocorto de los Yankees de Nueva York durante dos temporadas, resaltó la influencia del fútbol en su juego.

“Siempre fui un muy buen jugador defensivo porque jugué fútbol, donde el movimiento de los pies es muy importante“, dijo en esa ocasión.

De allí que no sea casualidad que la principal fortaleza de la actual selección de Holanda está en los hombres que se ubican alrededor del diamante: Xander Bogaerts, Didi Gregorius, Jonathan Schoop, Andrelton Simmons y Curt Smith.

Presencia mundial

Bajo la dirección de Eenhoorn, Holanda conquistó cuatro campeonatos europeos de béisbol, clasificó a dos juegos olímpicos y participó en el primer Clásico Mundial en 2006.

Durante esa época se formaron los fundamentos que dieron pie a sus mejores años en la pelota.

En 2011 conquistó la ahora última Copa del Mundo de béisbol al vencer a Cuba en la final 2-1, siendo la primera selección europea en hacerlo desde que un combinado británico obtuvo el primer torneo en 1938.

Esa progresión también se ve reflejada en la presencia de jugadores holandeses en las Grandes Ligas, que de cinco en 2007 ahora cuenta con 12 establecidos en equipos estadounidenses, seis de ellos en la gran carpa.

Es cierto que pese a este surgimiento el béisbol sigue siendo un deporte de nicho en Holanda, donde el fútbol es de lejos el más popular seguido de ciclismo, hockey sobre césped, patinaje y voleibol.

Pero con triunfos como los de este miércoles y su segunda clasificación consecutiva a las semifinales del Clásico Mundial de Béisbol, el honkbal, como se conoce al béisbol en Holanda, seguirá creciendo.

Tal vez llegue un día en el que, cuando se le pase una pelota de béisbol a un niño holandés, ya no la deje caer al suelo y la patee, sino que decida lanzarla o batearla.

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