Terapia a todo galope para discapacitados

Una fundación de NYC ofrece terapia ecuestres de bajo costo para personas con necesidades especiales

Jariel Vega de 6 años, realiza una vez a la semana la terapia equina en Gallop NYC en Queens con sus padres, Sheila y Paddy Vega.

Jariel Vega de 6 años, realiza una vez a la semana la terapia equina en Gallop NYC en Queens con sus padres, Sheila y Paddy Vega. Crédito: Mariela Lombard | El Diario NY

Nueva York.- La relación entre un caballo y un niño discapacitado sorprende a cualquiera. La primera vez que Jariel Vega, a quien el autismo le robó el habla a los 18 meses, vio una de estas hermosas bestias, se le acercó y besó su nariz. Nadie creía que aquel niño de seis años que no se relaciona bien con sus pares, abrigara tanta espontaneidad y dulzura.

“Fue como si él hubiera crecido en un rancho o una granja”, recuerda Sheila Moquete, su madre dominicana.

“Al caballo no le importa si tú eres minusválido, si no puedes hablar o caminar”, explica Sarah-Jane Casey, la instructora gerente de Gallop Foundation, una organización sin fines de lucro con seis centros de equitación en Nueva York que proveen terapias con caballos para personas con necesidades especiales.

“El te acepta como eres’, dice quien lidera un equipo de 15 instructores certificados por la Asociación Internacional de Profesionales de la Terapia Equina (PATH).

Jariel tiene problemas de sociabilización, motores, sensoriales y del habla, explica su madre. Pero su coeficiente intelectual es muy alto y sus calificaciones en la escuela son brillantes. A los cinco años, el chiquito comenzó sus lecciones en Gallop. Solo 30 minutos a la semana han hecho una gran diferencia.

“Hoy tiene un mejor balance y tiene mejor control cuando cepilla los caballos y les pone las hebillas”, cuenta Moquete. El pequeño tiene limitaciones de motricidad fina para agarrar un lápiz, escribir o usar sus manos con precisión.

“Concentración y disciplina también” han sido campos en los que ha avanzado. “Su manera de sentarse es como si siempre estuviera sobre el caballo” y siempre reacciona cuando le dicen: “Debes oirme como cuando escuchas a la maestra en el caballo”.

La equinoterapia no sólo se trata de montar a caballo. “Las habilidades para montar que enseñamos son adaptadas a cada jinete y según sus propias capacidades”, destaca Casey. Las sesiones combinan terapia física, terapia ocupacional y del habla. “Algunos niños tienden a hablar más fácilmente con los animales”, refiere la instructora.

Ambiente

Autoconfianza y sociabilización se desarrollan “en un ambiente terapeutico y sin prejuicios” donde los alumnos interactúan con otros y hasta cuidan de los caballos. Al citar un ejemplo, Casey recuerda cuando uno de sus viejos discípulos —ya un hombre de unas 190 libras— empujó los apoyos laterales que le pusieron y comenzó a montar solo.“ Él me estaba diciendo ‘yo quiero hacerlo solo’y lo hizo con control total”.

El movimiento de caballo emula el movimiento de la pelvis de los humanos al caminar. Según Casey, quienes tienen bajo tono muscular, ganan fortaleza, equilibrio y alineación. Aquellos que sufren de espasticidad, relajan sus músculos.

Múltiples estímulos sensoriales aseguran un “despertar”de cuerpo y mente. Para lograrlo, ciertas metas son establecidas periodicamente por los instructores y padres en comunión.

Soledad Mills, miembro de la junta directiva de Gallop, destaca que la misión de la fundación es ofrecer servicios en cada condado de Nueva York. Para ello, “la clave es conseguir sitios, como Forrest Hills y Howard Beach, porque es más fácil expandir los programas cuando somos dueños de los establos”.
En sus dos centros propios, Gallop atesora 22 caballos, pero un gran costo operativo es alquilar otros animales, asegura esta ejecutiva anglo-venezolana que también es jinete e instructora de equinoterapia.

Los voluntarios son parte del alma de Gallop. “Tenemos 750 voluntarios, pero necesitamos 450 más”. Una gran parte de los miembros de Gallop —incluida Mills— se iniciaron como asistentes ad-honorem en centros de terapia ecuestre.

Gallop no ofrece clases bilingües, pero sí —según Mills— las tendrían si hay la demanda. Dos de sus instructores hablan español. En el plan estratégico de la organización, la creación de un grupo de padres para apoyar a otros padres es una prioridad y Mills sabe que hay muchas familias hispanas que se beneficiarán con estos servicios.

Becas para quien necesite ayuda

Los seguros, en general, no cubren este servicio. Medicaid, a través de su programa waiver, reembolsa a los padres que requieren ayuda financiera, pero para lograr la aprobación de este beneficio es un vía crucis.

¿Necesita ayuda financiera? Cerca de 80% de los estudiantes de Gallop —de alrededor de 1,500 al año en 2015-2016— obtienen becas parciales o totales de la organización. La lista de espera tiene más de 900 nombres. En el verano esperan servir unos 500 alumnos, destaca Sarah-Jane Casey.

¿A dónde ir? Gallop compró Lynne’s Riding Center en Forrest Hills y Sunrise Stables en Lindenwood en 2016, sus dos sedes propias en Queens que operan todo el año. Bajo una licitación del Departamento de Parques de la ciudad también ofrecen servicios en Bronx Equestrian Center en Pelham Bay y Riverdale Stables en Van Cortland Park, El Bronx; y Prospect Park y Jamaica Bay Riding Center, en Brooklyn. Para terapias en Nueva York: Gallop: gallopnyc.org, New York Therapeutic Riding Center: equestria.org, Flying Manes Therapeutic Riding: flyingmanes.org

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