“Gazoline”, el teatro está que arde
Última semana para descubrir “Gazoline”, una obra que enciende la mecha del debate migratorio y toca temas, como la rebeldía y la violencia callejera, que echan chispas
Rebelión, jóvenes llenos de rabia, rechazo al inmigrante, protestas callejeras… ¿Suena familiar? Aunque originalmente el autor de “Gazoline”, Jordi Casanovas, se inspiró en los disturbios callejeros que azotaron Francia en el 2005 tras la muerte de dos jóvenes musulmanes de origen africano mientras escapaban de la policía, al plantearse montar su obra en Nueva York, tanto él como el director puertorriqueño Jorge B. Merced pronto se dieron cuenta de que la temática y la historia que cuenta la obra bien podrían darse en esta, o tantas otras, partes del mundo y la adaptaron a nuestra ciudad.
El montaje de Merced sitúa la trama en un marco anti-inmigrante, lleno de frustración y rabia, en el que cinco jóvenes latinos abordan la compleja relación entre el pasado migratorio de sus padres y la sutil manipulación de algunos grupos que utilizan a esta generación para su propio beneficio político.
Hablamos con el dramaturgo español detrás de esta historia que explora el choque cultural, las emociones e interacciones que vive este grupo de “millenials” y que aún pueden disfrutar en el IATI Theater hasta el próximo domingo16 de abril.
¿Cómo y cuándo empieza a fraguarse esta historia en tu cabeza?
Hace diez años, a raíz de ver por televisión los altercados que se produjeron en los barrios periféricos de París y no comprender por qué quemaban coches, por qué los jóvenes se involucraban en acciones tan aparentemente violentas. Investigando, investigando, me fue interesando el comprender qué es lo que lleva a alguien a dar voz a sus problemas de una forma violenta o escandalosa como es quemar coches y no dialogando.
¿Cómo pasaste de inspirarte en París a adaptar la historia a Nueva York?
Empecé a trabajar con el IATI Theater hace un año y medio y, rodeados por todo el clima de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, pronto comprendimos que no tenía que ser una historia que pasaba en un lugar lejano, ni metafórica, si no aquí mismo en Nueva York y con personajes inmigrantes o hijos de inmigrantes de habla hispana que se sienten desplazados del mundo institucional, político y social del país.
¿Qué te parece que aporta la dirección y la propuesta estética de Jorge Merced a tu historia?
Funciona muy bien. Él y yo hablamos mucho sobre cómo retratar a un grupo de jóvenes haciendo ago parecido a las películas juveniles de los años 80, como “The Breakfast Club” (John Hughes) o El Odio (“La Haine”, de Mathieu Kassowitz), pero teniendo en cuenta que lo que reflexiona es absolutamente actual.
¿Con qué sensación te gustaría que saliera el público de ver “Gazoline”?
Pienso que desde nuestra posición cultural, como gente que hacemos teatro y con pensamientos un poco progresistas, rápidamente condenamos cualquier tipo de violencia, pero es cierto que en algunos contextos y en algunas capas sociales no hay otra opción que esa y a mí me gustaría que ese dilema que se propone en la obra se lo lleve el espectador a casa y se inicie un diálogo. ¿Hay que censurar o hay que comprender a los que protestan? Me gustaría que cuando el público salga y vea en los periódicos o en la televisión cómo se condena a una clase obrera que se rebela, que se cuestionen el porqué.
En Detalle
¿Qué? Obra de teatro Gazoline (Gasolina)
¿Dónde? IATI Theater, 64 E 4th St,Manhattan
Info: 212-505-6757 / iatitheater.org