Compañía de EEUU permitió contrabando y tráfico de personas en base de Irak

Los investigadores que descubrieron los delitos fueron despedidos para evitar que el escándalo saliera a la luz

Las bases fueron construidas para almacenar drones, helicópteros y aviones de operaciones especiales.

Las bases fueron construidas para almacenar drones, helicópteros y aviones de operaciones especiales. Crédito: PETRA | PETRA via Getty Images

Cuando Robert Cole y Kristie King, dos investigadores estadounidenses que llevaban más de un año en Irak, fueron convocados para una reunión de urgencia el domingo, 12 de marzo, en una base aérea, ambos sabían que algo no iba bien, pero lo que ninguno de los dos imaginaba es que iban a ser desarmados, detenidos y despedidos de su trabajo sin ninguna explicación.

Cole y King llegaron a Irak en 2016 para investigar las irregularidades que estaban teniendo lugar en Sallyport Global, una compañía estadounidense que había pagado casi $700 millones en contratos federales para mantener a salvo la Base Aérea Balad y el escuadrón de aviones de combate F-16 que se almacenaban en su interior.

Pero no todo era legal y transparente: de acuerdo a AP, Sallyport Global había hecho la vista gorda ante los delitos cometidos por sus empleados, desde crímenes de tráfico de personas hasta casos de contrabando de alcohol y violaciones de las medidas de seguridad de la base aérea.

Cole y King descubrieron que, una vez, uno de los aviones comenzó a tambalearse sobre el asfalto y estuvo a punto de caer sobre el suelo después de que el personal de Balad ocultara una enorme cantidad de botellas de alcohol en la aeronave, diseñada para aniquilar al Estado Islámico.

Balad se ha convertido en una pieza clave en la lucha de Estados Unidos contra ISIS (Credit: Getty Images)

En otra ocasión, las milicias rebeldes iraquíes entraron en la base para robar generadores con la colaboración de los guardias de seguridad, que miraron hacia otro lado mientras los ladrones huían en varios camiones equipados con remolques y en una grúa que medía más de 60 pies.

Cole y King trataron de hacer públicas sus averiguaciones, pero siempre se chocaron con el “muro” de Sallyport Global, que intentó cerrar varias veces la investigación y se negó a transmitir los resultados al gobierno de Estados Unidos.

Cuando, finalmente, los delitos cometidos en Balad salieron a la luz, el director de operaciones de la compañía negó que se hubiera infringido ninguna ley en la base aérea: “Sallyport tiene un largo historial proporcionando servicios de seguridad y de apoyo vital en zonas de guerra peligrosas como Irak, y su papel es esencial en la lucha contra ISIS. Eso sí, investigaremos lo que ha sucedido en profundidad”.

La realidad, sin embargo, parece ser distinta: además de las averiguaciones de Cole y King, muchos empleados también han informado de la existencia de “brechas” de seguridad graves y procedimientos ilegales en Balad que se mantuvieron ocultos hasta que el gobierno los descubrió.

Nos despidieron porque sabíamos demasiado, y ahora los que nos contrataron están haciendo todo lo posible por cubrir los delitos y seguir adelante. Todo es cuestión de dinero”, afirmó King en una entrevista en su casa de Amarillo, Texas.

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