Grandes ciudades responden a la más masiva migración humana en la historia

Sesenta millones de personas escapan hoy de sus hogares, más que durante la Segunda Guerra Mundial, ya sea por conflictos, necesidad económica o desastres climáticos

En momentos en que una de cada 113 personas en el mundo es un refugiado, desplazado o migrante, las ciudades tienen un rol clave en el reasentamiento y liderazgo, porque la mayoría de ellos termina en un centro urbano, señalaron expertos en migraciones.

Casi siempre se enfatiza el reto y los problemas que traen las migraciones, pero la única forma de adaptarse exitosamente es aprovechando el reto para mejorar la “resistencia” y con ello la vida en estas ciudades, señala un reporte publicado esta semana por el proyecto 100 resilient cities (100 ciudades resistentes) de la Fundación Rockefeller.

“La migración masiva está cambiando nuestro mundo rápidamente y las ciudades necesitan abrazar la integración, no el aislamiento, para enfrentar los retos”, dijo Michael Berkowitz, presidente de “100 resilient cities”.

Es más fácil decirlo que hacerlo. Sesenta millones de personas escapan hoy de sus hogares, más que durante la Segunda Guerra Mundial, para ir a otra parte, ya sea por conflictos, necesidad económica o desastres climáticos.

La gente reza en una misa por el Día de la Santa Cruz, que honra las contribuciones de los migrantes en Los Ángeles. MARK RALSTON/AFP/Getty Images

Esta masiva movilización no está limitada a una región del mundo, como algunos pueden pensar, ni es algo temporal que puede resolverse con actividades policiales o de deportación, sino que es una movilización en crecimiento. Por ejemplo, 21.5 millones de personas se han visto desplazadas por desastres naturales: inundaciones, fuegos, tormentas y temperaturas extremas.

Entre las razones del desplazamiento:

En septiembre de 2016, representantes de ocho ciudades del mundo que han experimentado los efectos de grandes migraciones, incluyendo Los Ángeles, se reunieron en Atenas, Grecia, para compartir las mejores prácticas que cada una de ellas utiliza para recibir las cantidades sin precedentes de refugiados y desplazados que hoy se mueven por el mundo. Su colaboración es promovida por el proyecto “100 resilient cities”.

Las ciudades representadas fueron Atenas, Tesalónica, Amman, París, Montreal, Los Angeles, Ramallah y Medellín.

El resultado de esa reunión se convirtió en un reporte dado a conocer esta semana sobre las prácticas y recursos que han usado estas metrópolis para adaptarse y mejorar frente a las grandes migraciones.

La Opinión entrevistó líderes de Los Ángeles y Thesalonikki (Grecia), representantes de dos fenómenos similares pero diferentes por hallarse en regiones diferentes del mundo y diferente contexto geopolítico.

Los Ángeles en la vanguardia

“Esta es la migración más grande que hemos visto en el mundo y su movilización crea estrés de diferentes formas”, dijo Linda López, directora de La Oficina de Asuntos Migratorios de la ciudad de Los Ángeles.

Los Ángeles es una ciudad que durante décadas ha recibido a migrantes y refugiados. Hoy en día, el 37.8% de la población angelina es nacida en el extranjero y siguen llegando nuevos grupos.

Un zapato de madera y banderas blancas en el Río Bravo en solidaridad con los migrantes que cruzan a EEUU. HERIKA MARTINEZ/AFP/Getty Images

“No es algo que pase de la noche a la mañana pero una cosa que hemos hecho en nuestra ciudad es reafirmar nuestros valores por medio de programas que benefician a la comunidad”, agregó.

A diferencia de la conversación usual sobre migración, este es un intercambio positivo en el que se buscan soluciones para ayudar tanto a la población migrante como a la local, dijo López.

López describe el tipo de programa que ha funcionado y cuya experiencia se ha compartido con otras partes del mundo, como por ejemplo el modelo de crear “esquinas de ciudadanía” en las bibliotecas o la asociación con el consulado Mexicano para las “ventanillas financieras”, que ofrecen educación sobre dinero y finanzas a los migrantes que vienen a buscar servicios al consulado.

“Estamos en un clima político en el que hay mucha ansiedad y nuestra responsabilidad como gobierno es resaltar nuestros valores y al mismo tiempo fomentar el aprovechamiento de los servicios comunitarios que existen, así como resaltar las contribuciones de los inmigrantes”.

Mujeres y niños iraquíes que escapan de la violencia en Mosul en un campamento de refugiados. AFP/Getty Images

Tesalónica y el masivo flujo de refugiados sirios

Grecia lleva un par de años lidiando con la migración de refugiados sirios que desde el inicio usaron a ese país como lugar de tránsito desde Turquía, de paso hacia la Europa Central (Alemania, Escandinavia), que era su destino ideal.

Hace un año, varios países europeos decidieron cerrarles el paso y decenas de miles de refugiados quedaron varados en Grecia.  Lina Liakou, directora del proyecto de “resistencia” (resiliency) de la ciudad de Tesalónica dijo a La Opinión que su país nunca había experimentado el flujo de refugiados de ahora.

“Tuvimos que responder rápido, iniciando con alojamiento inmediato, comida y diversos tipos de asistencia, incluyendo legal”, dijo Liakou vía telefónica desde Grecia.

Unas 25,000 personas se han quedado en el área de Tesalónica, un puerto en la zona norte de Grecia, pero hasta 1 millón han pasado por el país en dirección a Alemania. El reto se complicó con una profunda crisis económica que está viviendo ese país.

“Desde un principio establecimos que nuestra ciudad es acogedora, que no teníamos miedo y queríamos que los refugiados fueran parte de nuestro día a día”, dijo Liakou. “No es fácil en un contexto en el que hay una  falta de recursos y una crisis, pero colaboramos con la sociedad civil para crear nuevas estructuras para los vulnerables, refugio, educación, alimentación, programas para niños”.

Eventualmente, cuando Europa cerró sus puertas, Tesalónica creó un campamento temporal para los refugiados, que generó críticas y no resulta una solución adecuada a largo plazo.

“Fuimos el primer país que creó el modelo de pequeños hosteles o refugios en zonas densamente pobladas para los refugiados”, dijo Liakou. “Hemos ido más allá, creando una red de apartamentos subsidiados. Nuestros recursos son limitados pero seguimos buscando financiación”.

Los refugiados han demostrado tener un valor económico para la ciudad, ya que se crean empleos para ofrecer les servicios y muchos residentes locales se benefician, dijo Liakou.

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