Asesinan a periodista clave en la cobertura del narcotráfico en Sinaloa

"Entre los compañeros reporteros siempre decíamos que si tocaban a Javier la libertad de prensa aquí estaba perdida”

MÉXICO.- El periodista Javier Valdez Cárdenas fue asesinado este lunes a unos pasos de la redacción que fundó y conservó hasta el último minuto de su vida: el semanario Río 12, una publicación que trabajaba a la par de la corresponsalía del periódico La Jornada y con la cual marcó vanguardia en la cobertura sobre seguridad y narcotrárico en el estado de Sinaloa y en el país.

El comunicador cayó sobre el asfalto, bocabajo, después de que hombres armados le dispararon para convertirlo en noticia. Hasta el momento la fiscalía desconoce a los autores y no tiene ninguna hipótesis al respecto.

Valdez Cárdenas (Culiacán, 1967) tuvo una carrera prolífica como escritor de siete libros en el que desnudó las miserias del crimen organizado: “Miss Narco”, “Malayerba”, “Los Morros del Narco”, “Levantones”, “Huérfanos del Narco”, “Con una granada en la boca” y “Narcoperiodismo”.

“Cuando te toca, te toca”, dijo en la última entrevista con este diario en la cual adelantó que las nuevas generaciones de mando en la región venían más beligerantes: principalmente desde la extradición de Joaquín, “El Chapo” Guzmán a Estados Unidos, “la tolerancia hacia la prensa era cada día menor”.

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En una de sus última ediciones, Río 12 llevó tres temas a la portada: la historia de Oscar Lara, tres veces tesorero del gobierno de Sinaloa y diputado federal al quien se le acusa de tener una cuenta de seis millones de dólares en Andorra; una entrevista con Dámaso López Nuño, El Licenciado, del grupo en pugna con los hijos del Chapo y la captura de un gatillero.

“Todos los ejemplares desaparecieron cuando llegaron a los puntos de venta, ¿quién los recogió? No lo sé”, advirtió.

Colegas entrevistados por este diario que pidieron el anonimato coinciden en que, efectivamente, hay un giro de intolerancia hacia la prensa que anteriormente no se observaba en la región y, por tanto, temen que Sinaloa se convierta en otro Tamaulipas, donde la prensa se ha reducido a boletines oficiales.

En las últimas semanas el semanario La Pared, de Culiacán, cerró tras varias amenazas e intento de control de la información. “Esto sólo puede estar pasando porque hay impunidad: mientras no se aclare cada una de las muertes de periodistas esto va a seguir pasando”, dijo un corresponsal en Culiacán que omitió su nombre.

En los últimos 17 años han sido asesinados 103 periodistas y según la organización Artículo 19, el 99% de los casos sigue impune.

“La fractura del Cártel de Sinaloa (entre el recién capturado Dámaso López Nuño, Los Chapitos y su tío) y la lucha de poder nos ha dejado a nosotros en medio frente a grupos que ya no les importa calentar o no la plaza”, detalló el corresponsal.

Entre los compañeros reporteros siempre decíamos que si tocaban a Javier la libertad de prensa aquí estaba perdida”.

Para Julio César Beltrán, quien trabajó con Valdéz Cárdenas durante ocho años en Río 12, lo que perdió el periodismo fue a un hombre aliado de las víctimas y de poner nombre al dolor que cada día se ensaña más con México.

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