De deportados a maestros de inglés para la Secretaría Educación Pública
Al menos 860 ex migrantes repatriados de Estados Unidos se preparan para incorporarse oficialmente
MÉXICO – El lobbie del Cámara Nacional de Comercio es un festín de conversaciones en las que sobresalen dobleús, erres suavizadas, eses que suenan a shshshsh y risas y risas optimistas porque los hombres y mujeres que protagonizan esos diálogos en inglés son los próximos profesores de México del idioma universal, su lengua.
Son una veintena de ex migrantes repatriados de Estados Unidos que se preparan para incorporarse oficialmente a la Secretaría de Educación Pública (SEP), una punta de lanza que tiene como blanco llevar al país a ser totalmente bilingüe en los próximos 20 años, según anunció el pasado 21 de marzo el presidente Enrique Peña.
“Lo primero es que nos reconozcan los conocimientos del idioma: los retornados lo aprendieron desde niños en las escuelas de Estados Unidos, lo hablan, lo escriben y lo quieren enseñar”, observó Fátima Valdés, cofundadora de New Comienzos, una organización que apoya a los repatriados a buscar empleo y empezar de cero en su país.
“El doctor (Salvador) Jara, subsecretario de Educación Superior, cree que por ahora al menos 860 retornados podrán ser parte de la base académica de inglés en todo el país y, específicamente en la Ciudad de México, ya se contemplan 126 plazas”.
Cada mes regresan a México alrededor de 13,000 mexicanos deportados de Estados Unidos que buscan una oportunidad laboral y, en el caso de quienes cuentan con el nivel necesario (se deberá acreditar el nivel por la Universidad de Cambridge) y la vocación de enseñanza tienen una puerta abierta en la educación pública.
Natali Villanueva tiene ese perfil. Lo sabe porque desde el primer momento que puso un pie en Ecatepec procedente de Chicago, donde los empleadores de sus padres habían descubierto que no tenían documentos y ellos prefirieron regresar antes de que los echaran y crearan un mal antecedente migratorio.
“Primero di clases en una preparatoria particular y luego en una primaria pública. Un amigo que es profesor me enseñó como hacerlo y las escuelas se interesaron en que lo hiciera pero me pagaban muy poquito porque dejaban a voluntad de los padres la cuota y algunos sí mandaban a los niños pero no querían pagar”, recuerda con una amplia sonrisa frente a la oportunidad que ahora tiene de incorporarse a la docencia de manera oficial.
Anteriormente, cuando las autoridades educativas no había visto el potencial de los repatriados, los requisitos para dar clases de inglés en la SEP (y sólo en unas cuantas escuelas) eran muy rígidos: sólo egresados de escuelas normales y otras públicas y privadas mexicanas con reconocimiento de validez oficial.
Sin embargo, relajaron los requisitos cuando se dieron cuenta que no tenían docentes suficientes y que hay talento entre los deportados , según explicó Jara a New Comienzos. Por eso ahora pedirán sólo el reconocimiento de Cambridge a los deportados para la convocatoria al curso 2018 y 2019 que se abrirá en los próximos meses.
“Es muy estimulante para nosotros que nos consideren para abrir las puertas del mundo a los niños mexicanos que se podrán comunicar en el lenguaje universal”, dice Ricardo Varona, de 32 años, a quien deportaron de Tennessee cuando algunos compañeros de trabajado estadounidenses quisieron robarle y el se defendió con técnicas aprendidas en el tiempo que estuvo en el Army.
“Fue muy injusto pero ya estoy aquí, en Tultilán (Estado de México) donde vendí perfumes para sobrevivir y luego conocí a mi esposa y tengo dos niños que, (por supuesto), serán bilingües”.
Para Samuel Calixto Ortiz, de 36 años, quien regresó a México harto del racismo en North Carolina, el dar clases de inglés es un reto personal que es también el reflejo del país. “En los últimos años descubrí en el call center donde trabajo como supervisor que tengo capacidad de liderazgo y quiero guiar a los niños: es una gran oportunidad que voy a tomar”.