Cuidado con esos enemigos ocultos en el trabajo
Muchas veces las rivalidades pueden impulsarnos a ser mejores, pero en otras ocasiones se vuelven tóxicas
¿Tienes enemigos en el trabajo? Muchos de nosotros sí. Pero aunque nos resulta muy fácil nombrar a nuestros colegas favoritos, es más difícil saber quiénes son los que, de forma poco evidente, intentan fastidiarnos.
En muchos casos, puede que ni siquiera nos demos cuenta de que tenemos un rival. Y cuando se trata de lidiar con nuestros oponentes, solemos cometer varios errores, según estudios recientes.
La competencia desleal nos genera estrés y afecta nuestra productividad laboral y motivación. Pero, ¿cómo puedes saber si tienes un contrincante en el trabajo y qué puedes hacer si el antagonismo crece?
Enfrentando una rivalidad unilateral
Las rivalidades existen porque necesitamos dividirnos los recursos en el trabajo. Esto puede traducirse en una competencia por un ascenso laboral o por un aumento de sueldo.
Sin directrices claras sobre cómo avanzar, la competencia puede convertirse en una rivalidad más seria. Los trabajadores que son naturalmente más competitivos son especialmente propensos a este tipo de comportamientos.
Muchas veces, no nos damos cuenta de cuáles de nuestros colegas se sienten amenazados por nuestra manera de actuar, dice Hillary Anger Elfenbein, profesora de comportamiento organizacional en la Universidad de Washington, en San Luis, EEUU.
Elfenbein es una de las tres autoras de un estudio de 2017 sobre rivalidad laboral que examinó datos de empleados de ventas en concesionarios de automóviles y estudiantes universitarios que trabajaban en proyectos grupales.
La mayoría de quienes participaron en el experimento pudieron predecir si les caían bien o mal a los demás, pero no quién competía contra ellos. Y eso se debe a que las rivalidades muchas veces “no son recíprocas“, dice Elfenbein.
En otras palabras, es fácil decir si tienes un amigo en el trabajo: si eres simpático con alguien y esa persona responde de la misma manera, puedes estar seguro de que tienes una buena relación.
Pero para preservar la armonía social, muchas personas suelen esconder la rivalidad.
En su investigación, Elfenbein descubrió que la gente tiende a competir con quienes más sobresalen. Normalmente, esa competencia es unilateral y suele ocurrir entre un empleado y un jefe, y no entre homólogos.
En la mayoría de los casos, el jefe es el que no sabe.
Más que competencia
Mientras que la mayoría de la competencia laboral es amistosa, “una rivalidad ocurre cuando se convierte en algo personal”, explica Elfenbein.
Es fácil que se generen rivalidades. Con plazos ajustados, alta presión y pocas conversaciones cara a cara, a menudo sacamos conclusiones apresuradas y se crean malentendidos.
Esto puede provocar una gran cantidad de competencia y convertirse en una rivalidad seria más adelante, dice Tom Diamante, psicólogo en Corporate Counseling Associates, una consultora con base en Nueva York, EEUU.
Para detectar a nuestros rivales, Diamante dice que debemos prestar atención cuando alguien siempre se opone a nuestras ideas, nos trata injustamente o no escucha nuestros puntos de vista.
Normalmente, estas señales pueden ayudarte a crear un plan para evitar una rivalidad potencial antes de que la situación empeore.
Reducir la sensación de competencia desde el principio puede ayudarte a sentir mejor y a tener menos estrés a largo plazo. Pero, una vez que comienza una rivalidad más personal, puede complicarte la vida en el trabajo.
“El impacto psicológico se traduce en ansiedad, preocupación e inseguridad”, añade Diamante.
Navegando entre políticas laborales
Eliminar las rivalidades no es tarea sencilla. Algunas empresas incluso alientan situaciones en las que puedan ocurrir rivalidades para crear un entorno más productivo y estresante, dice Elfenbein.
Esto ocurre mucho en organizaciones comerciales o en la industria financiera, agrega.
Al mismo tiempo, la gente que de por sí es competitiva tiende más a tener rivales y a sentir rivalidad hacia sus compañeros, dice Elfenbein.
“Siempre que exista competencia a largo plazo, puede haber rivalidades”, asegura. A veces, las emociones negativas pueden llevar al éxito a los empleados competitivos. Pero la situación contraria también ocurre.
Los jefes que tratan a sus subordinados con equidad pueden ayudar a reducir la necesidad de competencia entre sus empleados.
“La clave es actuar con justicia y transparencia. De esa manera, se centrarán menos en lo que hace la otra persona y más en sus propios logros”, dice Elfenbein. Pero entonces, ¿deberías llegar al trabajo cada día con una paranoia constante sobre cuál de tus colegas es tu rival?
Por supuesto que no. Incluso si eso ocurriera, la mayoría de las rivalidades no duran para siempre y suelen desaparecer a medida que tu carrera profesional avanza.
Algunos de ellos pueden incluso llegar a convertirse en tus aliados en ciertas situaciones, como cuando hay una promoción o un cambio de departamento, dice Maryanne Peabody, cofundadora de una firma de desarrollo de liderazgo en Boston, EEUU.
Pero cuando no se actúa de manera profesional, la relación puede romperse sin remedio.
“Hay que mantener la perspectiva de que las rivalidades son condicionales y no convertirlas en algo muy emocional“, dice Peabody.
Sacándole partido a la rivalidad
La competencia constante puede ser molesta, pero mantener un ojo puesto en tus rivales puede resultarte muy útil.
La mayoría de la gente elige de manera inconsciente a los rivales exitosos en el trabajo, a diferencia de sus aliados, que tal vez no estén haciendo el tipo de trabajo que despierta envidias.
Nos comparamos con quienes son mejores que nosotros en el trabajo, dice Mark Murphy, autor de Truth at Work: The Science of Delivering Tough Messages (“La verdad en el trabajo: la ciencia de comunicar mensajes difíciles”).
Pero que no te avergüence reconocer tus propias debilidades. Muchos consideran la rivalidad algo negativo y son reacios a admitir sus propias percepciones sobre la competencia hacia sus colegas, y eso se termina convirtiendo en algo personal.
“Es una palabra tan fuerte que la sociedad nos condiciona para estar menos dispuestos a decir: ‘Tengo un rival'”, dice Murphy.
Pero, a largo plazo, es mejor retirarse de la competencia. Sentimos una presión añadida y tomamos peores decisiones para hacer frente a las rivalidades, dice Murphy.
“Cuanto más nos centramos en un rival en particular, más nos adentramos en un círculo vicioso”.
– Alina Dizik