Lila Downs, la voz de las mujeres inconformes

La cantante mexicana le "grita al mundo" sus sentimientos y frustraciones con su nuevo disco

El nuevo trabajo de Lila Downs, "Salón, lágrimas y deseo", sigue la línea reivindicativa y femenina de sus anteriores álbumes.

El nuevo trabajo de Lila Downs, "Salón, lágrimas y deseo", sigue la línea reivindicativa y femenina de sus anteriores álbumes. Crédito: Cortesía Lila Downs

Al igual que millones de personas en todo el planeta, Lila Dows no oculta su desencanto con la situación actual que vive el mundo y, más concretamente, Estados Unidos, pero la cantante mexicana prefiere mostrar su rabia y su tristeza a través de un medio mucho más poderoso que las palabras: su música.

“Salón, lágrimas y deseo” es el título del nuevo trabajo de la artista oaxaqueña que, a sus 48 años, se siente más reivindicativa que nunca: “Este disco es mi forma de gritar al mundo que debemos unirnos para acabar con todo el odio que impregna la realidad política actual y que, esperemos, llegue a su fin en el futuro”.

¿Qué mensaje quieres transmitir con el título del disco?

Para mí, “Salón, lágrimas y deseo” son tres palabras que reflejan a la perfección mi sentir actual como ser humano y como mujer, desde la tristeza que me genera la realidad política de Estados Unidos y de México hasta el amor profundo que conservo por la cultura de mi país de origen. Todo este “caos” de emociones está presente en el título del disco, en el que, además, quise incluir la palabra “deseo” para expresar mi esperanza en el futuro.

Lila Downs actuará el 29 de junio en “BRIC Celebrate Brooklyn!”, un festival de música que se celebra cada verano en Prospect Park.

¿Has seguido la línea reivindicativa de tus trabajos anteriores en este álbum?

Curiosamente, cuando varias personas de mi círculo de amigos escucharon el disco por primera vez, todo ellos se sorprendieron de que las canciones no tuvieran el matiz guerrero que siempre ha caracterizado a mi música, pero lo cierto es que, para mí, “Salón, lágrimas y deseo” es uno de mis trabajos más profundos y críticos con el mundo. El anterior disco, “Balas y chocolate”, era muy explícito y trataba varios temas que en ese momento podían verse en las noticias; sin embargo, la esencia del nuevo álbum es la denuncia social a través de los boleros clásicos, que son melodías muy profundas.

¿Alguna vez has recibido amenazas por ser “demasiado explícita” en tus canciones?

Demasiadas veces, y lo peor es que no solo he temido por mi vida, sino que también he sentido miedo por el bienestar de mi familia y por el de gente que conozco de cerca. Sin embargo, todos somos conscientes de que, cuando nos atrevemos a criticar el sistema patriarcal mexicano, tarde o temprano habrá consecuencias: el comediante Héctor Suárez, por ejemplo, fue amenazado de muerte hace un par de meses por hacer una sátira del gobierno de Enrique Peña Nieto, y cientos de periodistas son asesinados cada año en dicho país sin que sus crímenes sean investigados. Parece mentira que estemos viviendo en 2017…

¿Crees que la música es uno de los medios más efectivos de protesta hoy en día?

Para mí, el arte habla mucho más fuerte que la legislación porque penetra por los poros del ser humano y entra directamente en nuestros corazones. ¡Es imposible no sentir nada cuando uno escucha una canción! Yo, por ejemplo, descubrí el poder reivindicativo de la música gracias las letras de Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa o Violeta Parra, quienes me quitaron el paño que tenía sobre los ojos y me hicieron ver las cosas de un modo más “consciente”.

¿Vuelves a destacar el valor de la mujer en este disco?

Desde luego; de hecho, el título del álbum es un adelanto de los toques femeninos que acompañan a cada canción. A lo largo de mi vida siempre he defendido la igualdad entre los hombres y la mujeres y, por ello, el disco está escrito como si fuera una carta de condiciones o un contrato entre ambos géneros. Eso sí, pese a que varias canciones tienen un mensaje feminista muy potente, “Salón, lágrimas y deseo” es también un tributo al amor, que es el arma más poderosa a la hora de luchar contra injusticias como la violencia de género o los crímenes racistas en Estados Unidos. En este sentido, muchas mujeres se han dado cuenta de que la unión hace la fuerza y han recurrido a la música para huir del silencio y criticar ciertos aspectos de la sociedad con los que no están de acuerdo.

¿Crees que sigue habiendo cierto machismo en la música?

Los jóvenes de hoy en día, quitando algunas excepciones, tienen una mentalidad mucho más abierta y con menos prejuicios que la de generaciones anteriores, así que estoy convencida de que ha habido un cambio en este sentido. Sin embargo, pese a que el ámbito de la música suele ser bastante respetuoso e igualitario, géneros como el jazz continúan siendo predominantemente masculinos y las mujeres tienen que luchar mucho para ser tomadas en cuenta.

¿Hay alguna canción del disco que sea especial para ti?

“Envidia” es una de mis preferidas porque la compuse pensando en todos los individuos racistas que viven en Estados Unidos y que no entienden el valor de la cultura latina en dicho país. La canción ha tenido una recepción excelente entre el público y eso es algo que me encanta porque ahora es el momento de sentirnos orgullosos de nuestras raíces y de nuestro color de piel. Al fin y al cabo, si no nos queremos a nosotros mismos, ¿quién lo va a hacer?

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