Análisis: secretismo de la Casa Blanca no beneficia a la democracia

El afán por controlar el mensaje puede rendir beneficios inmediatos para la Administración pero perjudica al proceso democrático a largo plazo

WASHINGTON.- La Casa Blanca afirmó este martes que tiene un “tremendo respeto” por la Primera Enmienda, que consagra la libertad de expresión en EEUU, y que la Administración Trump ha sido mucho más accesible que ninguna otra.

Durante la contienda de 2016, el presidente Donald Trump prometió transparencia como parte de su campaña para “vaciar el pantano” en Washington, pero, según sus críticos, el secretismo en las operaciones del gobierno y el escaso acceso a fuentes de la Administración están a la orden del día.

Según observadores, ese secretismo se manifiesta a través de menos ruedas de prensa en cámara o entrevistas o con el presidente, elaboración de políticas sin consultas públicas, y diálogo a puerta cerrada o a solas con grupos partidarios de la Administración.

Los periodistas se han quejado de la práctica de disminuir las ruedas de prensa en cámara con el portavoz, Sean Spicer, o de prohibir el uso de sonido de los encuentros fuera de cámara. La Casa Blanca, de hecho, no tenía previsto hacer rueda de prensa hoy, pero cambió de planes ante las quejas de la prensa.

Además, Trump insiste en usar Twitter para evitar el filtro y escrutinio de la prensa, se niega a divulgar sus declaraciones de impuestos, y no confirma sus visitas de fin de semana a sus canchas de golf.

Pese a las presiones, la Casa Blanca tampoco comparte con la prensa los archivos de quienes visitan la mansión presidencial, como era la costumbre antes.

Preguntado sobre la estrategia de comunicaciones de la Casa Blanca, Spicer dijo hoy que la intención siempre ha sido hacer lo posible por comunicar el mensaje de la Administración.

“Tenemos un tremendo respeto por la Primera Enmienda – su capacidad (de los periodistas) de realizar su trabajo, y de solicitar ideas, y vamos a trabajar con ustedes… estamos acá muy temprano en la mañana y muy tarde en la noche, disponibles para todas sus preguntas, ya sea por correo electrónico o en persona”, afirmó Spicer.

Como parte de esa “apertura”, ahora la Casa Blanca ofrece a periodistas fuera de Washington hacer preguntas mediante Skype, y ha concedido “muchas más oportunidades” de entablar un diálogo con Trump, dijo.

“Hemos visto muchos datos que sugieren que, si ves el número de disponibilidades y entrevistas que ha tenido el presidente, es muy significativo en comparación con otras administraciones”, argumentó Spicer, al asegurar que la Casa Blanca ha hecho “un buen trabajo” en cuanto a transparencia y disponibilidad del personal.

Pero Trump no ha ofrecido entrevistas individuales o una mesa redonda con medios de comunicación en español, pese a numerosas solicitudes, incluyendo de este diario.

Trump tuvo un almuerzo con varias cadenas de televisión, incluyendo Univisión y Telemundo, primero en febrero con motivo de su primer discurso ante el Congreso, y otro a mediados del mes pasado, en vísperas de su primer viaje al exterior. Pero ambos fueron “off the record”, es decir, sin derecho a difusión pública.

“Los medios de prensa tienen la responsabilidad de presentar una representación justa y precisa de nuestras comunidades. El amplio gama de asuntos en el  país afecta el diario vivir de la gente, y no hay manera de reflejar las noticias sin que (los hispanos) tengamos voz en la mesa de diálogo”, dijo a este diario Brandon Benavides, presidente de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ).

Para los expertos, las autoridades deben evitar la tentación del secretismo o el afán por controlar el mensaje porque cualquier beneficio inmediato para la Administración puede traer graves consecuencias para la democracia a largo plazo.

Los demócratas, en particular, y algunos republicanos, se han quejado de que las agencias federales no entregan documentos o comparten información sobre un amplio gama de asuntos, incluyendo la injerencia de Rusia en las elecciones de 2016, y las conversaciones de Trump con el despedido exjefe del FBI, James Comey.

Es que el Departamento de Justicia, por ejemplo, ordenó el mes pasado que las agencias federales se nieguen a entregar información oficial a menos que la solicitud provenga de los principales líderes de los comités legislativos.

Los legisladores también se han quejado de que varias agencias han realizado sus consultas a puerta cerrada y sin el aporte de individuos o grupos afectados por legislaciones bajo discusión, como es el caso con el debate en el Senado en torno al futuro de “Obamacare”.

Pero Spicer culpó a los demócratas del aislamiento, y señaló que el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, dejó en claro que su partido no colaboraría con esfuerzos para anular la reforma sanitaria de 2010, una pieza clave del legado del presidente Barack Obama.

“Ellos (los demócratas) optaron por no ser parte del proceso”, insistió Spicer en una rueda de prensa de apenas media hora.

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