Por qué el concepto de desigualdad puede no ayudarnos a resolver el problema de… la desigualdad

La gente no suele trabajar, crear o esforzarse sin motivación para hacerlo

Los que tienen y los que no. El 99%. La brecha de ingresos. El abismo entre ricos y pobres nunca ha importado tanto. Se estima que el 1% de los más ricos del mundo poseen el 50% de la riqueza del planeta.

Resolver este nivel de desigualdad es a menudo considerado como un gran desafío para el mundo. Pero, ¿es esta la forma correcta de verlo?

Algunos investigadores sostienen que la disparidad de ingresos en sí puede no ser el principal problema.

La cuestión, dicen, no es la brecha entre ricos y pobres, sino la existencia de injusticia.

Algunas personas son tratadas preferentemente y otras injustamente, y el reconocimiento de que tanto la pobreza como la injusticia están relacionadas puede ser el desafío más relevante en el siglo XXI.

Si bien muchas personas ya ven la desigualdad como algo injusto, hacer la distinción mucho más clara es importante: para mejorar la sociedad en que vivimos, algunos investigadores están argumentando que tenemos que estar todos de acuerdo en lo que realmente es la desigualdad.

Sólo entonces podemos dirigir los recursos a donde importan.

¿Qué es lo que nos preocupa de la desigualdad?: ¿el hecho de que algunas personas son ricas y otras pobres?

¿Que no todo el mundo tiene iguales oportunidades o algo más?

Diferencia desde pequeños

Un equipo de investigadores de la Universidad de Yale (EE.UU.) sostiene que los seres humanos -incluso los niños pequeños y bebés- prefieren vivir en un mundo en el que existe la desigualdad, según un artículo publicado en abril en la revista Nature Human Behavior.

¿Por qué? Porque en una situación donde todos son iguales, los estudios sugieren que muchos se enojan o amargan si las personas que trabajan duro no son recompensadas, o si los vagos son excesivamente recompensados.

Por ejemplo, en un estudio, un grupo de niños de seis a ocho años tenía la tarea de repartir gomas de borrar como recompensa para dos que limpiaban una habitación.

Los investigadores encontraron que si le decían al grupo de niños que los dos hicieron un buen trabajo, y después repartía al grupo un número impar de gomas de borrar, los niños tomaron la decisión unánime de deshechar la goma adicional en vez de dársela a uno de los dos como premio adicional.

Billetes
 Cuando los investigadores les dijeron a los niños que uno de los pequeños trabajó más duro que el otro, el grupo concedió el premio adicional a este.”Argumentamos que es incorrecta la percepción pública de que la mayoría está en contra de la desigualdad en la riqueza, y que en cambio, lo que realmente preocupa es la injusticia“, dice Christina Starmans, psicóloga de Yale, que trabajó en la investigación.

“En los Estados Unidos de hoy, y en gran parte del mundo, estos dos temas están confundidos, porque hay tanta desigualdad que se asume que debe ser injusto. Pero esto ha llevado a un enfoque incorrecto de que la propia desigualdad en la riqueza es el problema que necesita abordarse, más que el tema más central de la justicia”.

Igualdad + injusticia = riesgo de colapso

Mark Sheskin, coautor con Starman de la investigación lo resume así: “La gente prefiere una desigualdad justa a una igualdad injusta”.

El motivo es que tratar de crear un mundo sin disparidad de riqueza está en desacuerdo con la percepción de la gente de la justicia y eso podría conducir a la inestabilidad.

Una sociedad donde no exista pobreza parece algo utópica, pero si esa sociedad es igualitaria pero injusta, entonces corre el riesgo de colapsar, argumenta Nicholas Bloom, profesor de economía de la Universidad de Stanford (EE.UU.).

“La gente no suele trabajar, crear o esforzarse sin motivación para hacerlo”, dice Bloom.

“Si soy pintor, dentista o constructor, ¿por qué trabajaría 50 horas a la semana si todo lo que me dan es gratis? De mi propia experiencia manejando a la gente, creo los humanos realmente piensan que es irrazonable que la gente que remolonea sea recompensada”.

“Cuando se manejan grandes equipos de personas, no hay nada que enfurezca más a la gente que los individuos perezosos que obtienen las mismas recompensas y promociones que quienes trabajan más duro”.

La definición “correcta”

Pero ¿cómo podemos ponernos de acuerdo sobre una definición de desigualdad?

Es importante recordar que, al descubrir formas de combatir la desigualdad, hay tres ideas separadas (pero relacionadas).

En primer lugar, la idea de que las personas deben tener igualdad de oportunidades en la sociedad, independientemente de su raza, sexualidad, género y así sucesivamente.

¿Igualdad de oportunidades, distribución justa o igualdad de resultados?

La segunda idea es la distribución justa, que dice que los beneficios o recompensas deben distribuirse de manera justa en función del mérito.

La idea final es la noción de la igualdad de resultados o que las personas tengan resultados iguales sin importar las circunstancias.

Cada una de estas ideas representa un tipo diferente de desigualdad que se manifiesta en la vida cotidiana y que contribuye a la tendencia global de lo que muchas personas consideran como “desigualdad económica”.

Entonces, ¿cuál de estos tipos de desigualdad debe ser abordado? ¿Qué conduce a una sociedad potencialmente mejor?

Luchando contra el verdadero problema

Muchos de los investigadores y economistas que entrevistamos están de acuerdo: se presta demasiada atención al hecho de que el 1% y los superricos existen.

En cambio, argumentan que necesitamos concentrarnos más en ayudar a los menos afortunados, quienes por falta de equidad son incapaces de mejorar su situación.

Un hombre baja las escaleras de una favela en Brasil
La obligación moral debe estar en la eliminación de la pobreza, dice Harry G. Frankfurt. Getty Images

En su libro “Sobre la desigualdad”, Harry G. Frankfurt, profesor emérito de filosofía en la Universidad de Princeton 8EE.UU.), argumenta que la obligación moral debe estar en la eliminación de la pobreza, no en lograr la igualdad, y tratar de asegurarse de que todos tienen los medios para llevar una buena vida.

“Creo que es probable que la gente responda con mayor simpatía al sufrimiento provocado por la pobreza que a los daños necesariamente impuestos a aquellos que son menos ricos que otros”, dice Frankfurt.

“Esto podría apoyar una legislación apropiada para aliviar las desventajas de la pobreza”.

Sin embargo, al comprender las diferentes definiciones de desigualdad, como la desigualdad de oportunidades, se pone de relieve más claramente que no todas las personas tienen las mismas oportunidades de éxito, incluso si realizan un arduo trabajo.

Dependiendo de tu punto de vista político, la manera de abordar la desigualdad podría ser diferente: tal vez la izquierda podría favorecer un sistema de salud para todos, mientras que la derecha podría respaldar la creación de empleos para trabajadores de bajo nivel salarial.

Cualquiera que sea el plan de acción político, sin embargo, los expertos dicen que la solución está en afrontar el hecho de que la pobreza y la injusticia existen.

Porque esa debería ser la verdadera obligación moral, dicen estos investigadores: sentir empatía hacia nuestros semejantes.

“Será beneficioso modificar el debate y la investigación, alejarla de la desigualdad misma”, dice Starmans.

“Y enfocarla en temas como la injusticia y la pobreza, que son el núcleo de lo que nos preocupa”.

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