5 sustancias que no creerías que se utilizaban para aliviar el dolor

Éter, esponjas y corteza de sauce fueron algunos de los calmantes del dolor que se usaban cuando no había todas esas píldoras que tomamos hoy en día. ¿Qué alivio ofrecían? Aquí te lo contamos

Tener a tu disposición una pastilla para calmar el dolor es algo bastante moderno.

Sin embargo, el dolor ha sido parte de la existencia humana a lo largo de toda nuestra historia.

¿Qué hacían las generaciones anteriores para lograr un poco de alivio? Estos son algunos de los extraños y sorprendentes métodos que se usaron en siglos pasados.

1. Éter

El compuesto conocido como éter, o éter etílico, fue descubierto siglos antes de que se conociera su efectividad como anestésico.

Sus usos medicinales eran mayoritariamente para tratar infecciones pulmonares y la enfermedad del escorbuto, aunque también se usaba como droga recreativa.

Fue precisamente esta utilización la que llevó a su descubrimiento como analgésico. Lo que se hacía era empapar toallas con el líquido y ponérselas en la cara.

En una de esas sesiones, sin embargo, un médico llamado Crawford Long se dio cuenta de que sus amigos dejaban de sufrir dolores aunque tuvieran herida o golpes.

Así que empezó a explorar las posibilidades del éter para utilizarlo durante intervenciones médicas.

Aunque es relativamente seguro, puede causar náuseas y vómitos, por lo que dejó de usarse.

También resultó ser inflamable.

Por todo esto se reemplazó por el cloroformo que, además, tiene la ventaja de que funciona mucho más rápido.

Se utilizó en Estados Unidos y Europa desde 1842 hasta principios del siglo XX.

2. Corteza de sauce

Al principio, la corteza de sauce se masticaba para tratar la fiebre y la inflamación.

Ahora está disponible comercialmente en cápsulas, en polvo o en estado puro, y se cree que funciona en caso de dolores de cabeza, inflamación, el dolor que causa la artritis ósea y el dolor en la zona baja de la espalda.

Su ingrediente activo es el mismo que el de la aspirina, cuyo principio químico es el ácido acetilsalicílico, y fue formulado a partir de la salicina que contiene la corteza de sauce.

La salicina funciona al combinarse con otros compuestos que contiene la corteza: los flavonoides y los polifenoles.

Algunos estudios sugieren que esta mezcla puede ser igual de efectiva que la aspirina para aliviar el dolor y la inflamación, y con dosis mucho más pequeñas.

Sus efectos secundarios suelen ser suaves y se cree que su efecto negativo sobre el sistema gastrointestinal es menor que el del ibuprofeno, por ejemplo.

Aunque también está documentada la posibilidad de que cause el Síndrome de Reye, que puede provocar daños cerebrales y al hígado, al igual que la aspirina.

La corteza de sauce fue utilizada en Mesopotamia a partir del año 4.000 a.C. y en China y Europa a partir del 400 a.C.

3. Esponja soporífera

La esponja soporífica fue la predecesora de los actuales anestésicos. Lo que se hacía era mojar una esponja marina en una mezcla de extractos de plantas y luego secarla al sol.

Luego, la esponja se mojaba en agua caliente y se ponía bajo la nariz del paciente cuando iba a ser operado.

Para despertarlo tras la operación, la esponja se mojaba en vinagre caliente.

La receta original decía que había que usar opio, mandrágora, cicuta y beleño negro en agua. Luego la esponja se mojaba con esto.

Aunque a lo largo de los siglos se fueron añadiendo otros ingredientes para intentar aumentar el efecto sedante y enmascarar el olor, esos cuatro ingredientes primigenios se mantuvieron.

Existen informes de médicos escritos a lo largo de los siglos sobre sus resultados y hoy en día sabemos que los cuatro ingredientes tenían esos efectos sedantes o paralizantes, por lo que se cree que sí eran efectivos.

Pero con el tiempo fueron perdiendo popularidad. La esponja soporífera se usó en Europa entre el siglo XI y el siglo XVII.

4. Enema con humo de tabaco

A finales del siglo 1700, se pensaba que para resucitar a personas que se habían ahogado había que hacer que entraran en calor y estimular su respiración.

Así que se adaptó un método de los nativos americanos para tratar el estreñimiento en caballos: humo de tabaco insuflado en el recto.

Al principio se usaba una pipa de fumar, hasta que los riesgos de la inhalación de plomo llevaron a la creación de un equipo de aparatos consistentes en una pipa larga y una serie de fuelles.

Pronto se instalaron a lo largo de la orilla del río Támesis, en Inglaterra. Se pensaba que el humo de tabaco secaba el cuerpo internamente y proporcionaba estimulación.

El procedimiento también se empezó a utilizar para aliviar el dolor en el intestino y en el abdomen, además de para tratar dolores de cabeza.

Obviamente, hoy sabemos que esto no funciona. Y además, el humo del tabaco contiene carcinógenos.

5. Pez eléctrico

En el Antiguo Egipto, un método para curar el dolor de articulaciones o los dolores de cabeza era usar la estimulación nerviosa que proporcionaba el pez eléctrico.

Se hacía de la siguiente manera: o se ponía la parte del cuerpo que causaba dolor en un cuenco con una raya torpedo o un pez gato eléctrico, o se aplicaba directamente el pez a la frente del paciente.

Aunque no se sabe qué efectividad tenía este método, tiene cierta similitud con un método actual conocido como electroestimulación percutánea.

Este método se utiliza a veces durante los partos, y emplea electrodos sobre la piel que emiten pequeños impulsos eléctricos.

Se cree que causa que las fibras nerviosas que no están experimentando dolor bloqueen las señales que envían las otras, o también puede ser que provoque que el cuerpo libere endorfinas que alivian el dolor.

Hay controversia sobre su eficacia como método para tratar algunos tipos de dolor.

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