La estatua de Colón genera discordia en Nueva York

El monumento a Cristóbal Colón en Central Park apareció con las manos "ensangrentadas" con pintura roja

Parece que la Argentina no es el único lugar en donde generó discordia un monumento a Cristóbal Colón. En Nueva York , una estatua del navegante que se erige en el emblemático Central Park amaneció anteayer con las manos ensangrentadas y varios letreros, en medio de un debate que surgió en la ciudad sobre su posible retiro.

“El odio no va a tolerarse”, escribieron con pintura blanca en la base de la estatua, ubicada en unos de los laterales del Central Park. Además, el autor del hecho, todavía desconocido, también dejó un mensaje que puede ser tomado como una amenaza: “Something is coming” (“Algo está por pasar”).

Las pintadas fueron descubiertas a primera hora de la mañana por un empleado de la agencia encargada de supervisar el mantenimiento del parque neoyorquino, y la policía abrió una investigación al respecto, detalló el diario New York Post.

En Nueva York se puso en marcha una revisión de los posibles “símbolos de odio” ubicados en espacios públicos de la ciudad, luego de los incidentes registrados en Charlottesville (Virginia) y el debate generado en todo el país sobre los monumentos confederados.

La semana pasada, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, dijo a los integrantes de la comisión que evaluará qué monumentos podrían ser eliminados de propiedades públicas de la ciudad por ser “símbolos de odio”.

Los norteamericanos debaten desde el mes pasado si deben ser retiradas las esculturas dedicadas a los contendientes confederados en la Guerra Civil estadounidense (1861-1865), por encarnar la defensa de la esclavitud y del racismo.

Entre los partidarios de retirar la estatua de Colón se destaca la presidente del Concejo Municipal, Melissa Mark-Viverito, que considera que la figura del almirante es “controvertida” para muchos caribeños. El concejal demócrata Jumaane Williams también dijo que apoya el retiro de la estatua.

El monumento a Colón fue un regalo, en 1892, de inmigrantes ítalo-americanos. Figuras de esa comunidad han salido rápidamente en su defensa, como sucedió en Buenos Aires cuando en 2013, la entonces presidenta Cristina Kirchner anunció que reemplazaría la escultura de Cristóbal Colón que estaba frente a la Casa Rosada por una de Juana Azurduy, el cual se inauguró en junio de 2015. El monumento a Colón no se ha reconstruido aun.

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