Dos exempleados de Google quieren acabar con las bodegas de Nueva York

La comunidad hispana de la ciudad, muy involucrada en estos negocios, se siente 'atacada' por la nueva empresa

La nueva empresa supone una amenaza directa para los pequeños establecimientos de Nueva York.

La nueva empresa supone una amenaza directa para los pequeños establecimientos de Nueva York. Crédito: Google

¡Atención! La bodega de su calle, ese establecimiento que visita prácticamente a diario y que le ha resuelto tantos problemas a lo largo de los años, podría estar en peligro.

Dos antiguos trabajadores de Google, Paul McDonald y Ashwath Rajan, anunciaron el miércoles el nacimiento de su nueva empresa, ‘Bodega‘, una ‘startup‘ que, de tener éxito, acabaría con los pequeños negocios que se encuentran en cada rincón de la ciudad.

Por lo pronto, la elección del nombre comercial y del logo (la silueta de un gato) no ha sido bien recibida por la comunidad hispana de Nueva York, ya que muchos latinos son dueños o trabajan en estos establecimientos.

¡Es un sacrilegio! ¿Cómo se atreven a usar la palabra ‘bodega’ para enriquecerse? Mi abuelo debe de estar revolviéndose en su tumba”, afirmó al Post Frank García, director de la Coalición de las Cámaras de Comercio Hispanas del estado y nieto del que fue director de la Asociación de Bodegueros entre 1950 y 1960.

La innovadora compañía se dedicará a la producción e instalación de máquinas expendedoras de productos no perecederos en lugares públicos como gimnasios, vestíbulos o bibliotecas. La principal novedad de este sistema es que las máquinas, de forma cuadrada y con un cristal transparente, podrán ser desbloqueadas con los celulares, por lo que los usuarios no tendrán que preocuparse por tener dinero en efectivo.

“En un futuro las bodegas no serán necesarias porque nuestras máquinas estarán presentes en todos los barrios y los neoyorquinos podrán encontrar una cada 100 metros”, explicó McDonald, quien, junto a su socio, pretende instalar más de 1,000 máquinas antes de diciembre de 2018.

Los residentes de la ciudad, sin embargo, no han recibido la llegada de la nueva empresa con los brazos abiertos, ya que muchos creen que las bodegas se han convertido en “el alma y la esencia de los vecindarios” y que, por tanto, son insustituibles.

“La gente va a estos lugares después del trabajo para hablar sobre cualquier cosa: béisbol, política, música… Si las bodegas dejan de existir, todo eso desaparecerá”, afirmó Franklin Reyes, dependiente hispano de Manuel’s Grocery, local situado entre Broadway y la calle 152, desde 1989.

Por su parte, el Departamento de Pequeños Negocios de la Ciudad también se ha solidarizado con los trabajadores de los tradicionales locales en las redes sociales.

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