El bloqueo marítimo contra Puerto Rico

Borinquen sufre hoy por ser azotada por cuatro desastrosos acontecimientos. El huracán Irma debilitó sus residentes con apagones y daños a sus carreteras. La crisis fiscal donde los capitalistas de Wall Street lograron cortes de austeridad que dejó su infraestructura desnuda de mantenimiento aumentando en sí la incapacidad de generar electricidad para la isla. El huracán María, la madre de todos huracanes, que descoloró la isla de la verde luz de sus montes al fangoso marrón de sus ríos abastecidos. Y ahora el bloqueo marítimo e insensible del presidente Trump.

Puerto Rico necesita bastante para recuperar, pero inmediatamente necesita ayuda que solo puede llegar de la capital estadounidense, cuna del poder colonial que este país ejerce sobre la isla.
Como reclaman nuestros boricuas en el Congreso, la isla tiene que recibir miles de millones de dólares en auxilio financiero para recuperarse. El presidente ha decidido esperar hasta medianos de octubre para divulgar su pedido al Congreso ya que su horario no le permite visitar Puerto Rico hasta el 2 de octubre. Esto es una sentencia de muerte.

La isla necesita el renuncio del requisito de proveer fondos locales antes de recibir fondos federales de emergencia. Parece que la Casa Blanca accede en esa pedida de los congresistas boricuas.

La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) tiene una fecha límite para recibir reclamaciones de las víctimas de eventos catastróficos – 60 días. Esto es absurdo en una isla donde tal vez, 10% de la población tiene electricidad y menos tienen acceso al internet. Esta fecha de vencimiento tiene que ser extendida bajo las circunstancias frágiles en que se encuentra Puerto Rico. En la administración de Obama la fecha se extendió para los residentes de Nueva York y Nueva Jersey para el huracán Sandy.

Y finalmente Puerto Rico necesita aprovecharse de los comestibles, agua, y equipo que ha enviado la diáspora puertorriqueña y los países del mundo que se han solidarizado con esta crisis humanitaria. Pero no pueden porque, en efectivo, la isla está bloqueada por una ley de los 1920s que impide el comercio libre entre Puerto Rico y el mundo. La ley de cabotaje, “Jones Act”, requiere que cada embarcación que entra o sale de los puertos de la isla tienen que ser dirigido por una tripulación americana bajo la bandera americana. En vez de acceder al pedido de renunciar a este requisito por un año el magnánimo presidente Trump dijo contundentemente que no. Y esto después que lo permitió para Texas durante el huracán Harvey.

Vale explorar porqué Puerto Rico ha sido tratado diferentemente comparado a Texas y Florida durante los huracanes recientes. Nadie puede adivinar qué es lo que piensa el maníaco presidente que tenemos en este país. Pero una encuesta nacional este mes revela que solamente una mitad de americanos saben que los puertorriqueños son ciudadanos americanos. Es decir, lo que pasa en Puerto Rico pasa en el extranjero. Desde ahí podríamos desenmarañar el problema en Washington.

-Juan Cartagena es el presidente de LatinoJustice PRLDEF

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