Atacante de Nueva York no es árabe: el crecimiento del terrorismo en Asia Central

Uzbekistán es una nación que perteneció a la Unión Soviética

Sayfullo Saipov es originario de Uzbekistán.

Sayfullo Saipov es originario de Uzbekistán. Crédito: Editorial

La primera descripción de Sayfullo Saipov, el sospechoso del ataque terrorista en Bajo Manhattan, fue la de un hombre de Medio Oriente, “árabe”, como si los grupos terroristas y sus integrantes se ubicaran solamente en esa zona del mundo.

Sin embargo, quien terminara con la vida de ocho personas y dejara 12 heridos es originario de Uzbekistán, una pequeña nación que perteneció a la Unión Soviética y se encuentra en Asia Central, donde el crecimiento de los grupos terroristas están preocupando, debido a que tienen acceso a naciones asiáticas y europeas con mayor facilidad.

De hecho, Uzbekistán se encuentra entre China y Rusia, dos poderosas naciones que luchan contra el terrorismo, sobre todo la segunda.

La confusión se dio principalmente por las frase en árabe que gritó Saipov: “¡Dios es grandioso!”, que es parte del entrenamiento que el Estado Islámico da a sus soldados, aunado a que la mayoría de los islamistas rezan en árabe.

Saipov llegó a EEUU en 2010 y vivía en Nueva Jersey, incluso fue conductor de Uber, empresa que reconoció que el atacante realizó todas sus pruebas.

El Wall Street Journal publicó que Uzbekistán tiene una historia de militancia islamista, centrada principalmente en el Movimiento Islámico de Uzbekistán, “que se ha fragmentado desde su fundación a finales de la década de 1990, con ramificaciones resultantes que se alían con los talibanes, Al Qaeda y el Estado Islámico”.

Un informe de 2015 del International Crisis Group advirtió que un alto número de asiáticos viajaría a Medio Oriente para apoyar o luchar por el Estado Islámico, “impulsados por la marginación política y las sombrías perspectivas económicas que caracterizan a su región postsoviética”, señala el diario.

El informe estimó que entre 2,000 a 4,000 personas de Asia Central se habían unido al grupo extremista musulmán sunita.

Los uzbekos representan “un riesgo adicional” en el mundo y han sido vinculados a ataques terroristas en Suecia y Rusia.

En Estados Unidos hay personas de esa nación a quienes se vigila, lo que incluso llevó a fiscales federales en Nueva York de acusar a varios que vivían en Brooklyn por conspirar para unirse o ayudar al Estado Islámico.

En sus archivos, el Departamento de Justicia señala que esa nación de Oriente Central “permite la existencia de musulmanes, judíos y cristianos”, especifica un reporte de Freedom House publicado en la web del DOJ. “El estado ejerce un control estricto sobre el culto islámico”, deteniendo a aquellas personas que sean descubiertas por impulsar “organizaciones religiosas prohibidas”.

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