¿Será 2018 el año del juicio político contra Trump?
Las investigaciones sobre Rusia previsiblemente dominarán el espacio político en 2018
WASHINGTON? Sólo el círculo íntimo del fiscal especial, Robert Mueller, conoce a ciencia cierta el rumbo actual de las investigaciones sobre la injerencia de Rusia en las elecciones de 2016 y, aunque la mayoría de progresistas espera que haya juicio político contra el presidente Donald Trump, esa idea es, por ahora, muy remota.
Las investigaciones de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), lideradas por Mueller desde mayo pasado, se suman a otras que realizan varios comités del Congreso, para determinar si la campaña presidencial de Trump colaboró de forma directa o indirecta con Rusia para alterar los resultados y ayudarle a ganar.
Mueller también investiga si hubo obstrucción de justicia, luego que Trump despidiera de forma súbita en mayo pasado al director del FBI, James Comey, molesto por las investigaciones sobre Rusia.
“A mi juicio, fui despedido por la investigación de Rusia, fui despedido para de alguna manera cambiar, o intentar cambiar, la forma en que se estaba realizando la investigación”, afirmó Comey, bajo juramento en una audiencia ante el Senado en junio pasado.
Una de las revelaciones de las investigaciones es que el FBI advirtió a las campañas presidenciales de Trump, y de su rival demócrata, Hillary Clinton, de que Rusia intentaría espiar o infiltrar sus operaciones. Sin embargo, al parecer, la campaña de Trump no reportó al FBI que individuos o entidades vinculadas con el gobierno de Moscú habían ofrecido entregarle material dañino sobre Clinton.
Trump insiste en que las investigaciones son una “cacería de brujas” alentada por las “falsas noticias” y por demócratas frustrados por su derrota en las urnas en 2016, y asegura que “no hubo colusión” con Moscú.
Por ahora, sólo cuatro asesores de su campaña presidencial han enfrentado cargos formales, aunque Mueller continúa su serie de entrevistas.
El pasado 1 de diciembre, el exasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Mike Flynn, se declaró culpable de mentir al FBI sobre sus contactos en diciembre pasado, en plena transición presidencial, con el embajador de Rusia, Sergei Kislyak, y está colaborando con la agencia.
Otro miembro de la campaña presidencial, George Papadopoulos, también se declaró culpable de mentir al FBI sobre sus esfuerzos por conectar a la campaña con autoridades de Rusia, con la venia de funcionarios de alto rango.
Los demócratas, que se han dado a la tarea de atacar las políticas de Trump, esperan recuperar el control de una o ambas cámaras del Congreso en 2018, lo que aumentaría sus probabilidades de iniciar un juicio político contra el mandatario.
A principios de diciembre, el legislador demócrata por Texas, Al Green, presentó una medida con varios artículos para iniciar un juicio político contra Trump, pero ésta fue bloqueada por los republicanos.
Mientras, el legislador demócrata de Nueva York, Jerrold Nadler, que ha atacado los esfuerzos de Trump y sus aliados en el Congreso por desacreditar a Mueller, se convirtió en el demócrata de mayor rango en el Comité Judicial de la Cámara de Representantes, reemplazando en el cargo al congresista John Conyers.
Si los demócratas recuperan el control de la Cámara Baja en 2018, para lo que necesitarán una ganancia neta de 24 escaños, ese comité tendría protagonismo en un eventual juicio político.
En el Senado, el vicepresidente del Comité de Inteligencia, el demócrata Mark Warner, dijo el pasado 21 de diciembre en un evento patrocinado por “Axios”, que confía en que las investigaciones despejarán dudas sobre el papel de Rusia en los comicios de 2016.
Su comité anticipa más reuniones con miembros del círculo de asesores cercanos de Trump, incluyendo su yerno, Jared Kushner, y su hijo, Donald Jr., y pedirá más información de Facebook sobre los anuncios políticos en su plataforma en 2016, que aparentemente tuvieron conexiones rusas.
Pese a especulaciones a lo largo de 2017, Trump y miembros de su Administración han dicho que no hay planes para despedir a Mueller. Eso arrastraría consecuencias políticas, porque un despido de Mueller no necesariamente exonera al mandatario, sino que levantaría sospechas de que tiene algo que ocultar, según observadores.
Otra posibilidad, aún más remota que la de un juicio político para destituirlo, es que las autoridades invoquen la Enmienda 25 para remover a Trump de su cargo.
Esa enmienda, ratificada por los estados en 1967 tras el asesinato del presidente John F. Kennedy cuatro años antes, explica la línea de sucesión presidencial, en caso de que el presidente o vicepresidente de turno no puedan concluir su mandato debido a muerte, renuncia, o discapacidad física o mental.