¿Por qué EEUU no celebra grandes desfiles militares y ahora Trump los quiere?

¿Qué mensaje enviaría Donald Trump al mundo con un gran desfile militar en Washington?

Una inusual imagen de tanques recorriendo las calles del centro de Washington planteada por Donald Trump generó un intenso debate este miércoles en Estados Unidos.

Partidarios y detractores discutieron sobre esta idea del presidente estadounidense, quien solicitó al Pentágono organizar un gran desfile militar en Washington.

El diario The Washington Post, que fue el primero en dar una noticia que más tarde confirmó la Casa Blanca, publicó que Trump hizo esta petición tras quedar impresionado por el desfile del Día de la Bastilla durante su visita a Francia el año pasado.

Sin embargo, la iniciativa fue duramente criticada por miembros del partido demócrata, que consideran que supondrá un gasto absurdo de dinero y que proyectará un símbolo equivocado al resto del mundo.

También el el republicano William Cohen, ex secretario de Defensa, le dijo a la BBC que la propuesta de Trump es “innecesaria” y consideró hay mejores maneras de honrar a los militares.

El secretario de Defensa estadounidense, Jim Mattis
Jim Mattis, confirmó la intención de Donald Trump de organizar un gran desfile militar en el país. EFE

¿Por qué ahora?

Los desfiles militares a gran escala son vistos por muchos como una herencia de épocas pasadas o de la Guerra Fría, pero lo cierto es que siguen siendo comunes en varios lugares.

Los de Corea del Norte, organizados al milímetro, son probablemente de los más conocidos. También son habituales en Rusia o China.

Países como Australia o España incluyen exhibiciones militares como parte de la celebración de sus días nacionales. En Reino Unido, se organizan con motivo del cumpleaños de la Reina.

Lo cierto es que las exhibiciones militares también existen en Estados Unidos, donde se utilizan para conmemorar periódicamente grandes esfuerzos militares hechos en el pasado como en el caso del Memorial Day en honor de los soldados caídos en combate a finales de año.

Sin embargo, los desfiles de gran envergadura como el que ahora planea el presidente Trump son bastante inusuales en el país y su organización se redujo históricamente a momentos en que finalizaron grandes conflictos bélicos.

El último de ellos, por ejemplo, fue llevado a cabo en 1991. Entonces, el presidente George Bush decidió celebrar el final de la Guerra del Golfo con un gran evento en Washington.

La situación actual, sin embargo, no parece tener nada que ver con estos escenarios. Y ello es lo que ha despertado algunas de las críticas más duras a la iniciativa.

Desfile militar en EE.UU. en 1991.
La última vez que Estados Unidos celebró un gran desfile militar fue en 1991, tras la guerra del Golfo. AFP

“El objetivo de estos grandes desfiles en Estados Unidos ha sido siempre, casi sin excepción, el de conmemorar y agradecer el esfuerzo de las tropas tras una guerra que acaba de terminar”, le dijo a BBC Mundo el director ejecutivo del Instituto de Historia Internacional de la Universidad de Boston, Cathal Nolan.

“Pero no estamos en esas circunstancias. Hay guerras y conflictos significativos en numerosos lugares. No es un momento en que el país tenga que celebrar una victoria”, destacó.

“Debo decir que este llamado a realizar un desfile está saliendo más bien de la nada”.

¿Cuál es el objetivo?

El secretario de Defensa, Jim Mattis, dijo que el Pentágono estaba perfilando una serie de planes potenciales para el desfile y que serían enviados a la Casa Blanca para su aprobación.

En declaraciones a la prensa, Mattis dijo que el objetivo de Trump con este proyecto es el de “demostrar su afecto y respeto por los militares”.

Pero el profesor Nolan, experto en historia militar, considera que la celebración de estos grandes desfiles en el mundo suele tener dos objetivos claros.

“Lo vemos en países que intentan intimidar a otros mostrando su fortaleza militar, o bien que intentan impresionar a su propia población nacional ante cualquier intento de rebelión en el país”, opinó.

Para el asesor sénior del programa de seguridad internacional del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, Mark Cancian, el objetivo del plan de Trump es la de mostrar al mundo -y especialmente a sus enemigos- la fortaleza del ejército estadounidense.

Y si tal y como dijo Mattis la idea es mostrar su apoyo a los militares, Cancian opina que “desde luego un desfile no es la mejor manera”.

El profesor Nolan coincide en que intentar respaldar públicamente al ejército mediante “un desfile en el que el presidente estará en un escenario como la persona más destacada y adoptando un rol de victoria” no es apropiado.

“Es alguien que no ha visitado muchas tropas estadounidenses en grandes conflictos en el extranjero. Tras un año de gobierno, no ha estado en Irak, no ha estado en Afganistán… y eso es realmente vergonzoso”, criticó.

¿Cómo reaccionarán en el exterior?

Otra de las grandes preguntas es cómo podría ser interpretada esta iniciativa de Trump en el exterior, especialmente entre países no aliados de Estados Unidos como Corea del Norte que, precisamente, celebrará su gran desfile este jueves.

“No sé qué armamento se incluiría en el desfile, pero si por ejemplo hubiera mísiles balísticos y yo fuera norcoreano, lo vería claramente como una señal de amenaza”, dijo Nolan.

De cualquier modo, descarta que la exhibición pudiera convertirse un factor decisivo en la escalada de tensiones entre ambos países.

“Está logrando tanta atención porque sería el primero de su estilo, pero no es más que un desfile”, opinó Cancian.

Sin embargo, Nolan cree que algunos países críticos con Washington verían confirmada su visión de que Estados Unidos es “una sociedad y un imperio militarizados”.

Por el otro lado, considera que los aliados podrían sentirse “decepcionados” ante la idea de que Estados Unidos esté desviando la atención a otros asuntos mientras no resuelve los problemas reales.

¿Es un gasto justificable?

Otra de las críticas a la idea de Trump es el alto coste que podría suponer organizar un evento de estas características y trasladar a Washington todos los equipos militares.

El de 1991 necesitó de un presupuesto de hasta US$10 millones.

Militares retirados dijeron este miércoles que el dinero sería preferible invertido en mejorar las condiciones de veteranos retirados.

Cancian, que fue militar en el pasado y presenció aquel último desfile tras la guerra del Golfo, considera sin embargo que organizar uno en la actualidad volvería a atraer a un gran número de personas que “también quieren ver a dónde va parte de sus impuestos” destinados a gasto militar.

En su opinión, de hecho, la mayor inversión es el tiempo y trabajo previo de las tropas que participarían en un evento de un solo día.

“Es un derroche de energía y atención para las tropas, que tienen cosas más importantes que hacer”, dijo Nolan.

La alcaldía de Washington ya mostró su absoluto desacuerdo con la idea de acoger este desfile, incluso aunque el gobierno federal corra con todos los gatos.

“Lamentablemente, el desfile gigante de tanques está cancelado. Permanentemente“, publicó en Twitter.

Sin embargo, las autoridades municipales de la ciudad tienen poco poder de oponerse al evento si, finalmente, el Pentágono y las fuerzas federales deciden llevarlo a cabo.


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