Tambalea posible acuerdo de “Dreamers por muro” en el Senado
Las negociaciones en el Senado avanzan a trompicones y con un fin impredecible
WASHINGTON? Líderes del Senado trabajaban este miércoles entre bambalinas en torno a un acuerdo bipartidista que legalice a 1,8 millones de Dreamers a cambio de la construcción del muro y una mayor vigilancia fronteriza, pero el pacto podría desmoronarse por objeciones del presidente Donald Trump, que insiste en su propio plan.
El Senado dio el pistoletazo el lunes pasado para avanzar hacia el debate migratorio, y desde ayer los senadores de ambos partidos han estado negociando y presentando diversas propuestas.
La votación de las enmiendas en liza comenzará mañana, y el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, ha dicho que quiere concluir el debate esta misma semana.
Una fuente legislativa demócrata, que pidió el anonimato, dijo a este diario que el panorama en el Capitolio es uno de “completo caos”, con un final impredecible.
Para que un proyecto de ley llegue a buen puerto, éste requerirá un mínimo de 60 votos en el Senado, y al menos 218 en la Cámara de Representantes.
Las medidas que salgan de ambas cámaras del Congreso tendrán que ser sometidas a un proceso de reconciliación bicameral hasta lograr un solo texto que sea enviado al Despacho Oval.
Mosaico de enmiendas
Por ahora, las negociaciones y eventual votación en el pleno del Senado giran en torno a un puñado de enmiendas, algunas con apoyo bipartidista que también se ciñen sólo a la protección de los Dreamers y la seguridad fronteriza.
La lista la encabeza una medida bipartidista, finalizada hoy por 20 senadores demócratas y republicanos del llamado “Caucus de Sentido Común” (“Common Sense Caucus”), que se centra en la legalización de 1,8 millones de Dreamers y una estrategia de $25,000 millones para la vigilancia fronteriza por una década.
Esa iniciativa, titulada “Immigration Security and Opportunity Act”, sin embargo, autoriza sólo una partida de $2,500 millones para el muro en el año fiscal en curso, deja en pie la “lotería de visas”, y reforma el sistema de visas de reunificación familiar, pero no las reduce drásticamente como exige la Casa Blanca.
Esa medida tampoco permitiría que los “DACAmentados” que eventualmente se legalicen puedan patrocinar a sus padres.
La senadora republicana por Maine, Susan Collins, una integrante del grupo, precisó que falta recabar apoyo de más miembros de su bancada.
Hosted another meeting of the Common Sense Coalition in my office this morning. We’re making real progress on a bipartisan agreement that would protect Dreamers & strengthen border security.
— Sen. Susan Collins (@SenatorCollins) February 14, 2018
Una segunda medida patrocinada por los senadores John McCain, republicano de Arizona, y Chris Coons, demócrata por Delaware, legaliza a 1,8 millones de Dreamers pero no entrega de inmediato los fondos para un muro fronterizo, y deja en pie la ley que obligaría a sus padres a regresar a sus países y esperar 10 años antes de poder regresar con visa a EEUU.
La medida de los senadores Dick Durbin y Lindsey Graham, mientras tanto, es bastante similar a la del “Caucus de Sentido Común”, salvo que legaliza a más de dos millones de jóvenes indocumentados.
Otra medida es la que defienden los senadores Michael Bennet y Cory Gardner, demócrata y republicano de Colorado, respectivamente, similar a una que ya había rechazado Trump el mes pasado.
Esta también autoriza $25,000 millones para el reforzamiento de la frontera en una década, la contratación de más jueces y fiscales migratorios, y la legalización de los Dreamers con una vía de 12 años para su eventual ciudadanía, y deja en pie las visas de reunificación familiar.
Del lado republicano, una presentada por el senador de Iowa, Chuck Grassley, es la que refleja fielmente los deseos de la Casa Blanca, porque permite la construcción de su prometido muro fronterizo, un mayor combate a la inmigración indocumentada y una drástica reducción en la inmigración legal.
El senador republicano por Pensilvania, Pat Toomey, presentó una enmienda que aumenta el combate a las “ciudades santuario”, como Filadelfia o San Francisco (California), al suprimir el desembolso de ciertos fondos policiales federales para entidades que no colaboren con tareas de Inmigración. Esa enmienda generó el rotundo rechazo del líder de la minoría demócrata en el Senado Chuck Schumer.
Grassley o nada
Mientras, funcionarios de la Casa Blanca dejaron en claro durante una conferencia telefónica que su postura respecto a un acuerdo sobre DACA es inamovible: Trump no firmará una ley que no contenga los cuatro pilares de su plan migratorio.
En la actualidad, la medida liderada por Grassley es la que refleja fielmente los deseos de la Casa Blanca, porque permite la construcción de su prometido muro fronterizo, un mayor combate a la inmigración indocumentada y una drástica reducción en la inmigración legal.
En declaraciones a este diario, la portavoz hispana de la Casa Blanca, Helen Aguirre Ferré, dijo que “la Casa Blanca está enfocada en una legislación que pueda convertirse en ley, como el proyecto de ley de Grassley, que incluye los cuatro pilares de la reforma migratoria del presidente Trump”.
“El presidente ha hecho muchas concesiones en este proceso, la pregunta que hace la Casa Blanca es: ¿Qué concesiones han hecho los demócratas?”, subrayó Aguirre-Ferré, al insistir en que la medida de Grassley “pone de primero a los trabajadores estadounidenses” y protege a los beneficiarios de DACA .
La funcionaria omite que para los demócratas ceder sobre el muro fronterizo supone una enorme concesión, tomando en cuenta que habían prometido no hacer trueques de “muro por Dreamers”. Activistas del movimiento de los Dreamers han amenazado con movilizar el voto latino este año en contra de demócratas y republicanos moderados que les den la espalda.
Las elecciones del próximo 6 de noviembre definirán la reconfiguración de la totalidad de los 435 escaños en la Cámara Baja y 34 del Senado, además de una treintena de gobernaciones, y centenares de puestos locales y estatales.
La Casa Blanca ya dijo que se opone a la propuesta McCain-Coons, porque considera que ésta incrementaría la inmigración ilegal, promovería la “inmigración en cadena”, mantendría la práctica de soltar a inmigrantes indocumentados previamente detenidos, y ofrecería una vía a la ciudadanía para extranjeros criminales ya condenados.
Así las cosas, las negociaciones en el Senado avanzan a trompicones y con un fin impredecible. Mientras, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, mantiene su postura de que sólo someterá a voto una medida que pueda lograr la firma de Trump.
Las presiones de los Dreamers
Líderes del movimiento de los Dreamers, y activistas pro-inmigrantes en todo el país, continúan su campaña de presión para que el debate migratorio no incluya “píldoras venenosas”, es decir medidas nocivas que puedan descarrilar las ya frágiles negociaciones.
Frank Sharry, director ejecutivo de “America´s Voice”, se quejó de que, por motivaciones políticas, los republicanos están promoviendo medidas ajenas al asunto de DACA que no conseguirán 60 votos.
“Es muy obvio que los republicanos van a satanizar a los inmigrantes… para aumentar el apoyo de su base”, dijo Sharry, al vaticinar que la política del miedo no surtirá efecto en las urnas porque la mayoría de la opinión pública apoya una solución para los Dreamers.
En ese sentido, Marshall Fitz, del grupo “Emerson Collective”, dijo que Trump “fabricó la crisis” al desmantelar DACA en septiembre pasado, y está claro que los Dreamers se han convertido en pieza de negociación para su partido.
Por su parte, Ali Noorani, director ejecutivo del Foro Nacional de Inmigración, advirtió de que el rechazo de Trump a encontrar un “término medio” en las negociaciones en curso es “contraproducente” y aleja la posibilidad de lograr una “victoria histórica” en el Senado.