Declaran culpable al “carnicero de Brooklyn” por muerte de niño en un elevador
Su familia responsabilizó al Estado por no haberlo recluido a pesar de sus múltiples desórdenes mentales
Daniel St. Hubert, conocido como “Brooklyn Ripper” (“el carnicero de Brooklyn”), fue declarado culpable el martes en el juicio que se le seguía por matar con un cuchillo a un niño y herir a otra menor dentro del ascensor de un edificio de vivienda pública, en 2014.
St. Hubert (31) enfrenta ahora una condena de 50 años a cadena perpetua por el homicidio en segundo grado de Prince Joshua Avitto (6) y el intento de asesinato también a cuchillo de Mikayla Capers, una niña que hoy tiene 11 años y se convirtió en la testigo clave del juicio en el Tribunal Supremo de NYS en Brooklyn.
The New York Times describió al acusado como un hombre con problemas y un historial de crímenes y enfermedades mentales.
La razón del ataque a los niños con un cuchillo de ocho pulgadas sigue siendo un misterio, pues St. Hubert no rindió testimonio como parte de su representación.
Según Capers, ella y Avitto estaban jugando en el patio de Boulevard Houses en East New York, Brooklyn, y decidieron subir a casa para buscar unos helados, un domingo de verano, el 1 de junio de 2014. Al subir al ascensor, St. Hubert entró detrás de ellos y le dijo a los niños que se callaran. Como no lo hicieron, sacó el cuchillo y comenzó a apuñalarlos.
Después de que el atacante escapó, la policía lanzó una cacería de cuatro días usando un boceto extraído de relatos de testigos. Docenas de potenciales sospechosos fueron interrogados. Los investigadores comenzaron a rastrear a St. Hubert y lo arrestaron después de que una muestra de ADN en el cuchillo que había dejado, coincidiera con una base de datos de antecedentes penales del estado.
Debido a que no había imágenes de vigilancia de los apuñalamientos, el caso dio lugar a pedidos para instalar cámaras de seguridad en los ascensores de los proyectos de vivienda pública de la ciudad.
En una entrevista con NY1 News, la familia del hoy convicto ofreció disculpas a las víctimas, pero responsabilizó al Estado por no haber recluido a St. Hubert a pesar de los múltiples desórdenes mentales que le habían sido diagnosticados.