Asilos para ancianos, un lugar a donde cuesta mucho ir en NYC

La mayoría de los hispanos mayores no se ven a ellos mismo o a sus familiares cercanos pasando sus años dorados en un 'nursing home'

En todo Nueva York se requerirán 800,000 auxiliares domiciliarios en los próximos 10 años. /Archivo

En todo Nueva York se requerirán 800,000 auxiliares domiciliarios en los próximos 10 años. /Archivo Crédito: Mariela Lombard | El Diario

Cualquiera que sea el nombre que se le dé: ancianato, asilo para ancianos, hogar de cuidados para la tercera edad, residencia para envejecientes o “nursing home” (en inglés), estos lugares se encuentran en el último lugar de la lista de prioridades y opciones de las familias latinas cuando se trata de planear el cuidado de sus viejitos.

Estudios y sondeos han demostrado que, principalmente por razones culturales, existe mucho estigma y rechazo social por parte de los hispanos en torno a la idea de llevar a sus ancianos a estos lugares de cuidado a largo plazo. Para muchos esto sigue siendo un tema tabú que no quieren discutir porque temen ser juzgados.

Mucho menos les pasa por la cabeza el verse a ellos mismo en este tipo de instituciones cuando lleguen a una avanzada edad en la que ya no puedan cuidarse por sí mismos.

“Hay un gran estigma con los latinos y los ‘nursing homes’ porque piensan que es malo poner a un familiar allí. Creen que es como si lo están abandonando y muchos se sienten culpables, pero yo siempre les explico que uno debe buscar lo mejor para un familiar de avanzada edad y que si no pueden cuidarlo de una manera adecuada, entonces deben llevarlo a esos sitios”, indica la enfermera Alicia Schwartz, RN, coordinadora de salud de la organización ‘Visiting Nurse Services of NY CHOISES’.

“Ese es el caso típico de muchas personas mayores con Alzheimer, cuyo cuidado se hace muy difícil para los familiares”, agrega Schwartz, quien tiene más 13 años trabajando con envejecientes, la mayoría de ellos de origen hispano.

Una encuesta realizada en agosto de 2017 reveló que los hispanos en Estados Unidos confían poco en los hogares de cuidado para ancianos y creen que estas instituciones no podrían satisfacer sus necesidades.

El sondeo, llevado a cabo por The Associated PressNORC Center for Public Affairs Research (Centro NORC para la Investigación de Asuntos Públicos), demostró que menos de dos de cada 10 hispanos mayores de 40 años dijo estar muy confiado en que las residencias de reposo para la tercera edad y otras instalaciones similares pueden acomodarse a sus necesidades lingüísticas y culturales.

Según explican expertos en el tema, otros factores determinantes a la hora de buscar ayuda externa para el cuidado de las personas mayores, y que mantienen a los hispanos alejados de los asilos, son las costumbres, el arraigo en el lazo familiar, la crianza y la forma como muchos fueron educados dentro sus hogares.

“Basado en mi experiencia y mi trabajo interactuando con las familias hispanas, te puedo asegurar que muchos latinos dicen que: ‘yo le prometí a mi mamá, a mi papá, mi esposo o mi esposa, que nunca haría eso; llevarlos a un nursing home'”, asegura  Carolina Hoyos, directora del Centro de Recursos para Cuidadores (Caregiver Resource Center) del Departamento de Envejecientes de la Ciudad de Nueva York (DFTA).

Investigaciones han demostrado que las tasas de admisiones de latinos en asilos para ancianos se mantienen muy bajas cuando se comparan con otros grupos étnicos. Datos del Gobierno Federal estiman que los hispanos representaban sólo el 5.5% de todos los resientes en hogares para envejecientes en EEUU durante el 2016 a pesar que constituyen el 8% del total de la población de 65 años o más en el país.

Las mismas estadísticas indican que los latinos son el segmento poblacional con la esperanza de vida más larga en todo el país. Se estima que en promedio los hispanos vivirán hasta los 82 años comparado con los 78.7 de los blancos no hispanos y 75 de los afroamericanos.  Por su parte, las mujeres hispanas tienen una esperanza de vida de 84.3 años.

“Muchas nursing homes tienen trabajadores sociales que hablan con las familias sobre la presión de la culpa que sienten”, explica Scott C. Amrhein, presidente de Continuing Care Leadership Coalition. “Independientemente de la herencia cultural es muy normal sentir reservas sobre la decisión de dejar a un ser querido en un hogar pero en la mayoría de las ocasiones, cuando se hace bien y la familia se mantiene involucrada, es un alivio para todos, para quien necesita ese cuidado extremo y para quien lo dispensaba en casa. Finalmente la relación se centra en el cariño y no la necesidad de estar cuidando de una persona continuamente”, explica Amrhein.

La salud es la prioridad…

Tal como explica Hoyos, usualmente, cuando los latinos inician la conversación sobre los asilos, es porque su familiar ya ha desarrollado cierta condición médica que, por más que quieran, no les hace posible mantenerlo en la casa, especialmente si viven en espacios muy pequeños.

“Algunos necesitan una cama de hospital, una máquina de oxigeno o de alimentación especial, y quizás no sea seguro mantenerlo en casa debido al tipo de cuidados médicos que necesitan. Además también hay que tomar en cuenta cuestiones prácticas y de logística, como el transferirlos de la cama a la silla de rueda, por ejemplo”, indica Hoyos.

“Por lo general, toman la decisión de llevarlos a un asilo cuando la persona está evidentemente deteriorada y no se le puede proveer cuidado en la casa porque su salud está en riesgo. Allí es cuando los latinos se abren más a dar ese paso, pero no es su primera opción o preferencia”, insiste la experta.

Entre los hispanos de la tercera edad las condiciones de salud crónicas más comunes, y que más impactan su vida diaria, destacan la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares y la demencia, incluyendo el Alzheimer.

Por lo general, este tipo de afecciones médicas requieren cuidados los siete días de la semana y las 24 horas, y muchos latinos no tienen dinero suficiente para contratar a una enfermera a domicilio, o no pueden convertirse ellos mismo en “cuidadores a tiempo completo” debido a que tienen que trabajar.

Algunos ancianos necesitan cuidados médicos especiales, como camas de hospital o máquinas de oxigeno, por lo que es difícil mantenerlos en el hogar.

….Pero cómo pagarlo importa

A estas nursing homes se puede llegar por dos razones. La primera es porque es el lugar donde una persona puede recuperarse y rehabilitarse tras una enfermedad o procedimiento quirúrgico que le haya tenido más de tres días en el hospital. Es el caso de las personas que tienen cirugía ortopédica o han tenido un infarto, por ejemplo, y necesitan cuidados además de una cierta rutina de ejercicios. Es una estancia temporal y el Medicare cubre este costo.

La segunda razón es para que personas que tienen problemas de salud cognitivos estén en un ambiente en el que reciba cuidados 24 horas por parte de personal especializado. La estancia de quienes entran en esta área del asilo es normalmente de largo plazo.

Hay zonas específicas para estos dos tipos de personas que requieren el servicio de estos asilos, con diferentes profesionales y actividades diarias.

Cuando se entra en el nursing home a largo plazo el Medicare ya no cubre los servicios que se pagan bien con el seguro de Long Term Care (que no resulta barato), con fondos propios y sobre todo con Medicaid.

La cuestión es que los costos son muy elevados y más allá de las dudas culturales y morales sobre si esta es la mejor solución para un anciano, el hecho de que cada noche el costo en la ciudad de Nueva York pueda ser de una media de $405 según las últimas cifras del Departamento de Salud del Estado. Esto significa que ha de presupuestarse unos $148,000 anuales para cubrir este servicio. En otros lugares del Estado la diferencia con las cifras de la ciudad son mínimas (ver mapa).

El caso es que aunque muchas personas usan su dinero ahorrado para pagar por la nursing home, muchos de ellos sobreviven a ese presupuesto ahorrado. Al terminar con la cuenta a cero, el Medicaid se hace cargo de la cuenta.

Lo que se recomienda es que se consulte con un abogado, que los hay especializados en estas cuestiones, sobre la estrategia a seguir. Y algo muy importante, la casa que tenga un paciente en propiedad no tiene que perderse porque haya que pagar un nursing home y hay formas de cualificar sin que los esposos tengan que renunciar a sus ingresos para poder pagar el servicio.

Antes de llevarlos al asilo

Si bien son muchos los motivos que pueden llevar a una persona o familia a llevar a un anciano a un asilo, lo cierto es que no se trata de una decisión fácil de tomar. Pero una vez que se haya dado ese paso, se deben tener en cuenta algunos factores muy importantes y vitales para el bienestar del envejeciente.

Lo primordial es escuchar y tomar en cuenta la opinión de sus propios padres o abuelos antes de que sean trasladados a un asilo. Siempre y cuando estén capacitados mentalmente para tener una discusión de ese tipo, debe consultar con ellos primero, porque al final de cuentas se trata de su propio destino y de su futuro. Que no se sientan que los están abandonando.

También es muy importante que se investigue y se asegure que la institución a la cual se llevará al envejeciente –sea para cuidados diarios o para una estancia permanente–, tenga  licencia y certificación correspondiente y que esté regulada por las autoridades de salud estatales y federales. Con esto se podrían reducir el riesgo de maltratos por parte de cuidadores abusivos o negligentes.

De igual forma, los familiares se deben asegurar que en el asilo se ofrezca atención médica de calidad y especializada para personas de la tercera edad, incluyendo psiquiatras y terapistas, así como servicios de rehabilitación, nutrición, actividades físicas y recreación. Con esto no sólo se busca  garantizar que el anciano permanezca saludable físicamente sino también trate de mantener sus capacidades mentales.

A todo esto se le suman cosas básicas como el percatarse que el asilo sea un sitio agradable y bonito y que cuente con instalaciones seguras, limpias e higiénicas.

Una de las cuestiones principales en este sentido es la preparación del propio interesado en cuestiones que tienen que ver con las decisiones sobre el tratamiento a recibir si esto es posible teniendo en cuenta que su salud mental no comprometa su juicio.

La enfermedad y la posibilidad de fallecer es un tema de conversación complejo pero con la actual evolución de la medicina es conveniente saber hasta dónde se quiere llegar en un tratamiento o un mantenimiento artificial. Son decisiones que normalmente se dejan a la familia y no tiene por qué ser así. Se puede decidir antes, con la ayuda o las opiniones de la familia, qué tipos de tratamientos se quiere recibir. Las llamadas Advance Directives o instrucciones anticipadas, son disposiciones sobre opciones aceptados por el adulto que se interna en estos nursing homes.

En cualquier caso, una vez que las personas se quedan en estos hogares es importante que la familia se mantenga involucrada en sus opciones de salud además de la compañía que hagan a su ser querido.

Si tiene alguna queja

Si usted tiene quejas relacionadas un hogar de cuidado de ancianos, puede comunicarse a la línea directa de quejas que opera el Departamento de Salud del Estado de Nueva York NYSDOH. Allí puede hablar de forma gratuita,  las 24 horas del día y los siete días de la semana, con profesionales clínicos que brindan información específica sobre las inquietudes de quienes llaman. Los inspectores del NYSDOH luego investigan el problema y toman una determinación sobre si se han violado las regulaciones estatales o federales. Si tiene alguna pregunta o comentario puede enciarlos a: nhintake@health.ny.gov.

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