Editorial: Una solución a medias

La nueva orden ejecutiva de Trump sobre las familias separadas en la frontera es una farsa

El presidente Trump enfrenta críticas por su política contra niños.

El presidente Trump enfrenta críticas por su política contra niños. Crédito: EFE/ Jim Lo Scalzo

El sentido de humanidad no regresó a la Casa Blanca. Al presidente Donald Trump le salió ‘el tiro por la culata’ en la apuesta de obtener su muro fronterizo, entre otras propuestas, dividiendo a las familias indocumentadas.

Fracasó la estrategia de causar una crisis humanitaria y de culpar a los demócratas de ella para exigirle al Congreso a buscar una solución, que incluya todas aquellas medidas draconianas que no son aceptadas por si solas.

Trump quiso hacer lo mismo con los beneficiarios de DACA a principio de año. Un juez detuvo la extorsión que ponía al borde de la deportación a cientos de miles de personas traídas como menores de edad por sus padres indocumentados.

Ahora quiso repetir la misma estrategia. Utilizar a los menores de edad, sin importar si son bebés o adolescentes, traídos por sus padres indocumentados para obtener su paquete migratorio.

El sufrimiento causado por la división familiar fue demasiado incluso para los aliados legislativos del Presidente, ya sea por la ofensa moral de destruir familias o por el daño político que reflejan las encuestas.

La firma de una orden ejecutiva continúa la farsa.

Ahora el Presidente salva a las familias que el Departamento de Justicia y de Seguridad Interna están dividiendo. No es necesaria una orden ejecutiva. Basta que Trump cambie la política de la misma manera que la autorizó en primer lugar.

La estrategia es mostrar que Trump actúa ante la emergencia para que luego el Congreso apruebe las leyes que finalmente pongan fin a la separación familiar. La meta es la misma que desde el primer momento. Esto seguramente no cambia las pocas perspectivas de éxito para los proyectos por falta del respaldo. El tema de inmigración divide a los republicanos.

Ojalá que la acción de Trump termine con la división familiar. Hay que ver el detalle de la orden firmada para poder evaluarla.

No deja de sorprender la ceguera política de la administración para creer que la crisis infantil en la frontera era uno de esos aspectos sobre inmigración que ayudan a Trump y a los republicanos. La base fiel al Presidente se mantuvo con él. El resto, desde republicanos moderados a independientes, no soportaron esta barbaridad.

La sistemática deshumanización de los inmigrantes por parte del Presidente y su entorno es responsable de una crueldad desconectada de toda realidad.

Cuando se califica de “animales” a las personas, cuando se dice que “infestan” como si fueran insectos, cuando se dice que los padres son “criminales” que se esconden detrás de los menores, cuando se dice que son invasores, se hace lícito tratarlos de esta manera.

El rechazo colectivo a la brutalidad de dividir las familias es una buena noticia. La mala es que el maltrato a los inmigrantes no cesará.

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