Trump dice estar dispuesto a provocar cierre del gobierno por seguridad fronteriza

Los republicanos que controlan ambas cámaras del Congreso se muestran renuentes a aceptar esa presión

WASHINGTON — El presidente Donald Trump afirmó este lunes que está dispuesto a provocar un cierre del gobierno federal a finales de septiembre próximo para conseguir su muro fronterizo, en el marco de una arriesgada estrategia política a 99 días de los comicios legislativos.

Durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, el mandatario estadounidense amenazó con un cierre parcial del gobierno para presionar al Congreso a que incluya fondos para el muro y más medidas policiales contra los inmigrantes indocumentados.

“Desde luego estaría dispuesto a cerrarlo para conseguirlo”,  afirmó Trump, al referirse a negociaciones para su plan migratorio.

“Si no conseguimos seguridad fronteriza después de muchos muchos años de hablar en EEUU, no tendría problema haciendo un cierre”, subrayó Trump, aunque dejó entrever que aceptaría menos de los $25,000 millones que requiere el muro fronterizo.

“No tengo una línea roja, como el presidente (Barack) Obama. Solo quiero seguridad fronteriza”, enfatizó Trump, repitiendo su queja de que las leyes migratorias de EEUU son “lo peor” y el “hazmerreir” del mundo.

Trump siempre ha criticado la política migratoria de Barack Obama, pero éste no estableció una “línea roja” sobre inmigración sino sobre Siria.

El plan migratorio de Trump,  que ya fue rechazado por el Senado en febrero pasado, incluye $25,000 millones para construir el muro fronterizo que prometió en la contienda de 2016; fondos para contratar a más agentes fronterizos,  la anulación de la “lotería de visas”, y la detención indefinida de los migrantes.

Trump también quiere un sistema de visas legales con base al “mérito” de los solicitantes, lo que de pasó reduciría las visas por lazos familiares.

En marzo pasado, el Senado aprobó fondos para la seguridad fronteriza por $1,600 millones, pero estaban limitados a la reparación o modernización de vallas ya establecidas previamente en varios tramos de la frontera sur.

La semana pasada, el Comité de Asignaciones de la Cámara Baja aprobó una medida con $5,000 millones para el muro fronterizo. Cualquier paquete final tendrá que ser negociado por legisladores en ambas cámaras.

En junio pasado, la Cámara de Representantes también rechazó una medida conservadora, respaldada por Trump, para combatir la inmigración ilegal.

Trump volvió a atacar a los demócratas por su presunta tibieza respecto a la seguridad fronteriza y el combate contra la inmigración ilegal, tal como lo hizo ayer en Twitter.

Jerarquía republicana no apoya cierre del gobierno

El Congreso debe aprobar nuevos fondos para las operaciones del gobierno antes de que éstos se agoten el próximo 30 de septiembre, y ambos partidos negocian entre bambalinas para mantener abiertas las puertas del gobierno.

Un posible cierre del gobierno –que afectaría principalmente operaciones no relacionadas con la seguridad nacional- sería, en todo caso, una arriesgada estrategia política a puertas de los comicios legislativos del próximo 6 de noviembre, cuando ambos partidos se disputarán el control del Congreso.

De hecho, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, afirmó en viernes pasado que “no habrá” un cierre del  gobierno federal y que los fondos para el muro “probablemente” tendrán que esperar hasta después de los comicios de noviembre.

Sus declaraciones confirman que el tema de inmigración,  especialmente a la luz de la controversia por la separación de familias en la frontera sur, es un asunto particularmente volátil para los republicanos.

El legislador demócrata por Texas, Beto O’Rourke, quien disputará el escaño que ocupa el senador republicano, Ted Cruz, ridiculizó hoy la amenaza de Trump, al destacar un descenso en los arrestos de inmigrantes indocumentados “desde 1971” y que la nación afronta una deuda de $21 billones y otros asuntos más urgentes.

Mientras, los demócratas han emprendido una fuerte campaña política para generar una “ola azul” que les permita recuperar el Congreso, echando mano de asuntos como la separación de familias y los recortes tributarios inclinados hacia los ricos y las corporaciones.

La rueda de prensa con Conte también generó titulares cuando Trump dijo que estaría abierto a la posibilidad de reunirse “sin precondiciones” con el presidente iraní, Hassan Rouhani, y que Estados Unidos mantendrán en pie las sanciones contra Rusia.

Desde que llegó al poder, Trump ha revertido buena parte de las políticas y regulaciones adoptadas por su antecesor, Barack Obama, y ordenó la anulación del acuerdo nuclear con Irán, a la vez que mantiene la presión para que Rouhani cese su apoyo de grupos extremistas en el Medio Oriente.

Trump destacó los beneficios de su política exterior respecto a sus recientes reunionse con el líder norcoreano, Kim Jong-Un, y con el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

Sin embargo, al concluir la rueda de prensa, Trump no respondió a las preguntas que le gritaron varios periodistas sobre si estaría dispuesto a reunirse con el fiscal especial, Robert Mueller, quien investiga la injerencia de Rusia en los comicios presidenciales de 2016.

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