La propina de la discordia

Tenemos varias motivaciones diferentes a nivel individual para dar propinas, como querer fomentar un mejor servicio en la próxima visita, o recompensar o complacer a quien la recibe u obtener aprobación social.

Tenemos varias motivaciones diferentes a nivel individual para dar propinas, como querer fomentar un mejor servicio en la próxima visita, o recompensar o complacer a quien la recibe u obtener aprobación social.  Crédito: (ALAMY)

El salario de propinas tiene a los empresarios en un lado pero no a todos los trabajadores en el contrario.

En sectores como el de las manicuristas y el lavado de carros hay cierta unidad entre los empleados pero en los restaurantes no todos los que cobran este tipo de salario están en contra. El argumento es que si disminuyen las propinas pueden verse perjudicados porque en muchos locales este dinero permite que el salario por hora sea elevado para parte del personal de servicio sin que la empresa tenga más gastos por ello.

Andrew Rigie, director ejecutivo del NYC Hospitality Alliance, la asociación que representa a buena parte de los restaurantes, bares y clubes de la ciudad, asegura que las encuestas que han hecho muestran que muchos de los empleados que ganan salarios de propinas ganan una media de $25 la hora.

Subir el sueldo no solo cuesta más dinero a los empleadores sino más gastos en compensaciones una vez que se cuenta con los impuestos a pagar en un negocio en el que los márgenes de beneficios son bajos, está subiendo el precio de la comida pero hay  dificultades para subir el precio del menú. A muchos meseros no les molesta recibir ese salario siempre y cuando el clima acompañe y la gente salga a comer y cenar fuera.

Pero un mesero puede atender muchas mesas en cada turno, la propina es prácticamente una tarifa — el porcentaje se especifica en la carta cuando el grupo es de más de seis personas o en el ticket de caja que da la cuenta hecha– lo que garantiza un pago por hora mucho mayor que el de una manicurista que dedica 45 minutos a una pedicura y quizá hora y media a una manicura y pedicura a un mismo cliente que va a dejar de propina lo que quiera.

En ocho horas de trabajo una manicurista pueden tener seis o siete clientes y no varias decenas como un mesero. Y como decía una de ellas en una de las vistas celebradas en Hostos University hace unos meses, “cuanto más bajo es el precio del servicio, menos propina dejan las clientas”.

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